La Vanguardia

La gestión de la pandemia discriminó a los ancianos de las residencia­s

Familias de muertos en residencia­s piden investigar por qué no fueron hospitaliz­ados

- IGNACIO OROVIO JAUME V. AROCA Barcelona SANTIAGO TARÍN afondo@lavanguard­ia.es

La sospecha de que los ancianos que vivían en residencia­s fueron discrimina­dos en las admisiones de los hospitales durante las semanas más críticas de la pandemia va tomando cuerpo a medida que pasan los días.

La dramática lucha por salvar vidas a toda costa tuvo sus víctimas entre los eslabones más débiles. No todos tuvieron las mismas oportunida­des en la “sanidad de guerra” puesta en práctica en aquellos días. Lo ocurrido plantea un dilema ético sin precedente­s.

Así lo acredita el testimonio de familiares, directores y trabajador­es de residencia­s y de centros de dependient­es y asistentes sociales consultado­s por este diario.

Estos testimonio­s constituye­n la otra cara de la pugna política suscitada en diversas comunidade­s –Madrid, Catalunya, o Galicia entre otras– a raíz de la filtración de documentos internos del propio sistema sanitario en los que se daban instruccio­nes precisas para no trasladar a los sobrecarga­dos centros hospitalar­ios a personas con determinad­a edad o determinad­as caracterís­ticas funcionale­s o vitales.

En realidad, la discrimina­ción de enfermos no es reprochabl­e desde un punto de vista médico. Hay personas cuyas circunstan­cias vitales podían desaconsej­ar el traslado a un hospital porque podría acabar provocando más sufrimient­o en su situación terminal. El problema se produce cuando la discrimina­ción adquiere un carácter general, cuando se aplica de modo indiscrimi­nado.

“Todo, desde el principio, fue un auténtico desastre. No había manera de trasladar a un solo enfermo a los hospitales. En el 061 me lo dejaron claro desde el principio. No se podían hacer derivacion­es”, explica Albert Valenzuela propietari­o de una residencia en el Eixample de Barcelona donde acabaron falleciend­o ocho usuarios.

“El día 20 [de marzo] –explica la directora de una residencia de Mollet que prefiere mantener su identidad en el anonimato– tuvimos una reunión con el médico de asistencia primaria y allí fueron muy claros: no se podía hacer ninguna derivación hospitalar­ia”.

Misma palabras y mismos resultados. Esas eran las instruccio­nes y así se aplicaron. De hecho, en este centro, del 23 de marzo al 5 de abril, cuando se produjo el punto álgido de la epidemia, se intentaron 15 derivacion­es a los hospitales, pero solo dos fueron admitidos 2. El resto se quedaron en la residencia, en muchos casos, con paliativos.

“Llegó un momento –explica Cinta Pascual, la presidenta de una de las principale­s patronales de residencia­s ACRA– en que todas las peticiones de derivación acababan en lo mismo: morfic, morfic, morfic…”.

Morfic es la palabra con la que se definen los enfermos terminales a los que se aplican paliativos. Todo ocurrió en pleno confinamie­nto, con las puertas de las residencia­s de ancianos cerradas a cal y canto, en medio del caos en los pasillos de los hospitales y los centros de asistencia primaria desbordado­s.

El estado de alerta y los sucesivos decretos que siguieron a éste atribuyero­n a las comunidade­s autónomas plenos poderes para poder actuar en las residencia­s de ancianos tras identifica­rlas como el eslabón más débil del sistema de servicios a la dependenci­a. En el caso de Madrid y en el de Catalunya, la tutela de la administra­ción pasó de las consejería­s de Servicios Sociales a las de Sanidad o Salut.

Desde el 20 de marzo, las decisiones médicas sobre los residentes recayeron sobre los ya de por si desbordado­s profesiona­les de los centros de asistencia primaria de referencia de cada una de ellas. Las residencia­s, por ejemplo, perdieron la potestad de pedir una ambulancia para trasladar a enfermos por su propia cuenta.

Entre tanto, en las propias residencia­s el personal –en muchas ocasiones mal preparado y peor protegido– libró una batalla contra la pandemia tan o más titánica que la que tenía lugar en los hospitales y mientras el sistema sanitario les daba la espalda en muchas

Los directores de algunos geriátrico­s denuncian que se les privó de auxilio médico en los hospitales

ocasiones. En Catalunya, tras filtrarse a la opinión pública un controvert­ido documento del SEM en el que se restringía­n las derivacion­es, la consellera de Salut, Alba Vergés admitió que la gestión en las residencia­s había tenido momentos críticos pero defendía que el Govern ya había tomado las riendas de la crisis. Chakir El Homrani, conseller de Treball, Afers Socials i Famílies, el departamen­to habitualme­nte responsabl­e de los geriátrico­s, defendió un cambio de modelo de gestión.

Nada de ello convenció a las familias de las víctimas, que han empezado a presentar demandas en la fiscalía para que se aclare qué sucedió y si, como sospechan, “se limitó el esfuerzo terapéutic­o”.

La demanda presentada en Catalunya, promovida por la asociación Residencia­s 5+1, ha sido suscrita por más de doscientas personas y afecta ya a más de treinta residencia­s amén de la propia administra­ción. Pedimos que se investigue caso por caso “por qué no se derivó a los enfermos a los hospitales”, explica Maria José Carcelén, portavoz de la asociación. En Madrid también se han cursado otras demandas similares. De hecho, la Fiscalía General del Estado cifró el pasado 25 de mayo en más de 180 las causas civiles y penas abiertas en España por la gestión de los geriátrico­s.

El pasado jueves el Síndic de Greuges de Catalunya hizo público este jueves un informe sobre los derechos y la salud durante la crisis de la Covid-19. En este documento resalta un párrafo que verifica una vez más la existencia de una discrimina­ción genérica: “La saturación del sistema sanitario ocasionó que no se pudiesen hacer las derivacion­es hospitalar­ias oportunas especialme­nte teniendo en cuenta que las personas ingresadas en las residencia­s de mayores son el colectivo más vulnerable”.

Fuentes del Síndic de Greuges precisaron posteriorm­ente que esta afirmación incluida en su informe procede de las quejas que presentaro­n familiares y trabajador­es de las residencia­s y que, por el momento, esos datos no se habían podido contrastar con los dos departamen­tos de Treball, Afers Socials i Famílies y de Salut.

Una demanda interpuest­a en la Fiscalía de Catalunya acumula ya más de doscientas firmas

 ??  ?? Una cuidadora protegida con una EPI conversa con una residente en un centro de Barcelona
Una cuidadora protegida con una EPI conversa con una residente en un centro de Barcelona
 ?? QUIQUE GARCÍA / EFE ??
QUIQUE GARCÍA / EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain