La fortaleza de las fantasías
Trump levanta un perímetro de seguridad sin precedentes en la Casa Blanca
Llegó a la presidencia con la promesa de levantar un muro para proteger de amenazas exteriores a los estadounidenses. El proyecto avanza, pero a duras penas y con un alto coste político, y a cinco meses de las elecciones Donald Trump se ha encontrado a sí mismo levantando otro muro, una valla metálica alrededor de la Casa Blanca para protegerse de los estadounidenses que se manifiestan contra el racismo.
El perímetro de seguridad actual no tiene precedentes. Comenzó el martes con una valla de más de dos metros de altura al norte de la residencia presidencial para cerrar al público el parque de Lafayette, epicentro de las protestas en la capital estadounidense. La verja está reforzada por bloques de hormigón en el interior. No se ha quedado allí. Durante los dos últimos días la barrera se ha ampliado para incluir todo el parque de la Elipse, al sur de la Casa Blanca, donde tradicionalmente se coloca el árbol de Navidad.
“No olvidemos que esa es la casa del pueblo”, reaccionó, indignada, la alcaldesa de Washington, la demócrata Muriel Bowser ante la visión de una Casa Blanca fortificada y aislada. La administración Trump asegura que es algo temporal, pensado solamente para dispersar a los manifestantes. Bowser, afroamericana, lo duda. Ayer por la mañana le devolvió el golpe con una pintada gigante con letras amarillas en el asfalto de la calle 16, que llega a la Casa Blanca: Black Lives Matter, las vidas de los negros importan, se lee.
“Esta semana ha habido una disputa sobre a quién pertenece la calle y la alcaldesa Bowser quería dejar absolutamente claro a quién pertenece la calle y homenajear a los manifestantes pacíficos de la noche del lunes”, dijo su jefe de gabinete. John Falcicchio. El rincón del parque donde el lunes la policía y la Guardia Nacional dispersaron a los manifestantes con gases, golpes y empujones se ha rebautizado como Black Lives Matter Plaza.
Son lugares altamente simbólicos para el país, que tiene en el racismo su pecado original. La misma Casa Blanca fue levantada por esclavos. Al menos una docena de presidentes se llevó consigo personas esclavizadas, como ahora se recomienda referirse a ellas, para enfatizar que la condición les fue impuesta. El parque de Lafayette fue, en su día, un mercado de esclavos donde estos se exhibían en jaulas.
Los guiños del ayuntamiento a los manifestantes no han sido bien recibidos por la sección local del movimiento Black Lives Matter, muy crítico con el historial de la policía local. Ocho de cada diez personas paradas y registradas aleatoriamente por sus agentes son negros, aunque estos no llegan al 50% de la población total. “Bowser es un fraude, esto es una distracción”. “Las vidas de los negros importan significa quitar fondos a la policía” y aumentar las partidas para la prevención de la violencia, lo contrario que hace el nuevo presupuesto, reclaman.
La siempre tensa relación entre el ayuntamiento de Washington y la actual Casa Blanca ha empeorado con el pulso por el control de las calles de la ciudad, excepcionalmente militarizada esta semana. El Distrito de Columbia, donde se encuentra Washington, no es un estado sino un territorio y el gobierno federal tiene un enorme margen en las decisiones sobre su seguridad.
La alcaldesa pidió ayer formalmente al presidente que retire de Washington “toda la excepcional presencia militar y de agencias del orden federales”. El despliegue actual “está inflamando a los manifestantes”, afirma la alcaldesa, que critica las “tácticas de guerra” utilizadas por helicópteros militares para dispersar manifestantes. Casi 4.500 efectivos de la Guardia Nacional, el cuerpo de reservistas del ejército, llamado por el Gobierno federal,
¿HOMENAJE O DISTRACCIÓN?
“Las vidas de los negros importan”, escribe la alcaldesa en letras gigantes en la calle 16
UNA HISTORIA TRAUMÁTICA
El parque de Lafayette, foco de las protestas, fue en su día un mercado de esclavos
que han trabajado en apoyo de los cuerpos de seguridad locales.
No ha llegado a haber militares en activo –hubo 1.300 soldados estacionados a las afueras de Wahington pero la reacción del Pentágono y algunos republicanos llevó a Trump a repensarse la amenaza de tomar el mando y enviar al ejército– pero sí agentes de una decena de agencias federales: el FBI, a la DEA (antinarcóticos), guardias de fronteras... Incluso equipos de crisis del departamento de prisiones, entrenados para responder a disturbios dentro de las cárceles.
Como en el resto del país, las manifestaciones de los últimos días han sido prácticamente en todo momento pacíficas. Activo durante tres noches en Washington, el ayuntamiento no ha vuelto a decretar el toque de queda desde el miércoles. Las escenas de violencia del domingo tras los choques entre manifestantes y policías no se han repetido, tampoco los saqueos.
En una carta difundida por el presidente, su antiguo abogado, John Dowd, responde al brutal Yo acuso lanzado contra él por el exsecretario de Defensa, el general James Mattis, con una llamativa descripción de los hechos del lunes en la que se refiere a los manifestantes como “terroristas”. “Los falsos manifestantes de Lafayette no eran pacíficos ni auténticos. Son terroristas que usan a estudiantes llenos de odio para quemar y destruir. Estaban abusando y faltando al respeto a la policía cuando esta se preparaba para el toque de queda”, sostiene, con el aplauso del presidente.
No es la única fantasía que circula dentro de los muros de la fortaleza blanca. En los últimos días, la secretaria de prensa, Kayleigh Mcenany, se ha amparado en tecnicismos para negar que se lanzara gases contra los manifestantes (eran irritantes, no lacrimógenos) ni balas de goma (fueron pelotazos de gas pimienta). Revigorizado por la reducción en 1,5 puntos de la cifra del paro, del 14,7% de abril al 13,3% de mayo coincidiendo con la reapertura de la economía, Trump compareció ayer en los jardines de la Casa Blanca para celebrar los datos. “¡Esto es mejor que una recuperación en forma de V!”, “¡Es como un cohete!”, aseguró, recuperando el tema que –antes de la pandemia y de que las protestas raciales le llevaran a enarbolar la bandera de la ley y el orden– debería haber sido la principal baza de su campaña: la buena situación económica.
LEVE MEJORA DEL PARO
El mandatario: “¡Esto es mejor que una recuperación en forma de V!”, “¡Es un cohete!”