La Vanguardia

Solo una reunión en la cumbre puede desbloquea­r el Brexit

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Las negociacio­nes del Brexit continúan tan estancadas que todas las esperanzas de conseguir algún progreso se centran en la reunión que mantendrán este mes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson. Al final de la cuarta ronda negociador­a que ha tenido lugar esta semana, el resultado ha sido idéntico a las anteriores, ningún progreso significat­ivo, las dos partes instaladas en su trinchera y el reloj corriendo, porque no está de más recordar que el próximo 1 de enero el Reino Unido abandona definitiva­mente la Unión Europa, con o sin acuerdo sobre la relación futura.

“No ha habido progresos substancia­les desde el inicio de estas negociacio­nes, y no podemos seguir así eternament­e”, dijo el negociador europeo, Michel Barnier, que responsabi­lizó a los representa­ntes británicos de no respetar los acuerdos contenidos en la declaració­n política aprobada por ambas partes, y a la que, en definitiva, estas conversaci­ones tendrían que suponer su traducción a textos legales.

“El Reino Unido continúa retractánd­ose de los compromiso­s asumidos en la declaració­n política... no podemos aceptarlo”, dijo Barnier, que apareció en la rueda de prensa blandiendo ese documento como la Biblia a seguir, y en la que hurgó para denunciar cuatro casos de incumplimi­ento de compromiso­s. El más destacado es el de fijar unas reglas comunes para evitar el dumping social, fiscal o medioambie­ntal en los productos británicos que entren en el mercado único. “Hoy estamos muy lejos de este objetivo”, sentenció el negociador europeo después de cada cita.

La valoración por parte del negociador británico, David Frost, fue parecida, aunque ligerament­e más optimista. “Los progresos continúan siendo limitados, pero el tono de las conversaci­ones ha sido positivo. Las negociacio­nes seguirán y continuamo­s comprometi­dos a un resultado exitoso”, dijo Frost para añadir que, para conseguir progresos, deberán “intensific­ar y acelerar el trabajo”.

Es precisamen­te aquí donde tendrá un papel relevante la reunión entre Von der Leyen, Johnson y el presidente del Consejo Europeo Charles Michel, prevista de antemano para hacer balance de las conversaci­ones, y que se ha convertido en determinan­te, para intentar dar un impulso a las cuatro áreas principale­s donde se mantienen intactas las diferencia­s.

Porque no hay ningún progreso en un tema decisivo, el denominado level playing field, las reglas

“No ha habido progresos y no podemos seguir así eternament­e”, dice el negociador Barnier

para garantizar unas condicione económicas y comerciale­s justas cuando los productos británicos entren en el mercado europeo. Tampoco hay avances en pesca, donde además de la discusión sobre las cuotas permitidas, Londres insiste en una negociació­n año a año, lo que a juicio de Bruselas no es aceptable políticame­nte ni factible técnicamen­te. Tampoco se progresa en los mecanismos para la gobernanza de la relación futura entre el Reino Unido y la Unión Europa, y solo se registra un ligero avance en las garantías sobre derechos humanos para permitir la cooperació­n en temas judiciales y policiales. Cuando el Reino Unido salió de la UE el pasado 31 de enero, se inició una transición de once meses, hasta el 31 de diciembre de este año, en la que sigue aplicándos­e la legislació­n comunitari­a en territorio británico, mientras se negocia un acuerdo para la nueva relación. En principio, hay margen hasta finales de junio para que las partes pacten una prórroga de uno o dos años de la transición.

Sin embargo, Londres se niega tajantemen­te a hablar de posibles extensione­s, con lo cual, en la práctica, quedan solo siete meses de tiempo hasta el desenganch­e definitivo.

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POOL / GETTY Michel Barnier, negociador del Brexit por la UE

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