La Vanguardia

¿Y si damos las gracias?

- Jordi Basté

Debí de caer de pequeño en la marmita de la empatía o quizás me marcó (o traumatizó) mi película navideña de referencia a inicios de los ochenta, Muchas

gracias, Mr. Scrooge, protagoniz­ada por Albert Finney. El filme finalizaba con el avaro y estúpido personaje de Dickens cantando feliz por las calles de Londres acompañado de vecinos que bailaban: “I’ll simply have to say thank you very, very, very much!”, repitiendo tres veces “muchas gracias”.

Hoy en día dar las gracias está pasado de moda para un sector de la sociedad, que lo interpreta como un signo de debilidad. A mí, contrariam­ente, me parece de dignidad. Geopolític­amente este virus arrasará con gobiernos de todo el planeta, pero las presuntas malas gestiones no deben tapar que los políticos son, hasta que alguien demuestre lo contrario, seres humanos mal pagados por el volumen de responsabi­lidad que les exigimos. Es fácil y gratuito lapidarlos a partir de nuestra tendencia política y cuesta, por impopular, agradecerl­es los servicios prestados.

Estos históricos e insoportab­les meses está siendo admirable la capacidad de multiplica­ción de gente como el ministro Salvador Illa, transforma­do en la nueva carta de ajuste de las television­es; o la consellera Alba Vergès, que tuvo que abandonar a sus hijos, confinados en la zona de Òdena al principio de la pandemia; el doctor Fernando Simón, que debe aguantar las embestidas incluso judiciales de la impertinen­te e insolidari­a oposición; el doctor Joan Guix, que lideró en Catalunya la cantata más desagradab­le a todos los médicos y científico­s (“nos dijisteis que era como una gripe”), e incluso Pedro Sánchez, que jamás pudo imaginar, cuando se presentó a secretario general del PSOE, ni que sería presidente ni que, por supuesto, debería ejecutar decisiones de best seller de ciencia ficción con sus fases, sus franjas horarias, sus mascarilla­s o sus virus. O Quim Torra, que ha gestionado la pandemia notablemen­te en comparació­n con su insulso mandato con una situación médica en casa que ningún ciudadano soportaría en la suya siendo presidente de la Generalita­t. O todos los alcaldes representa­dos por Ada Colau o Martínez Almeida, Barcelona y Madrid. Todos ellos han liderado lo imposible: la gestión de una crisis terrible sin libro de instruccio­nes y la de la crítica, en algunos casos tiránica, de la oposición y de parte de la ciudadanía. Y en ninguno del peor de mis sueños (y ahora sufro muchas pesadillas) querría estar en su lugar. Por esto, y aunque algunos de ellos políticame­nte nos parezcan unos incapaces... muchas, muchas, muchas gracias por soportar todo esto.

Hoy en día dar las gracias está pasado de moda para un sector de la sociedad

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain