“La normalidad oculta muchas anormalidades”
Ella es una de las voces más potentes del panorama literario vasco y su último libro una mirada noble sobre asuntos de género y formas de construir y transmitir la masculinidad. Con Aitaren etxea (ahora en castellano gracias a Destino, bajo el título La casa del padre) Karmele Jaio (Vitoriagasteiz, 1970) ha ganado el Premio de la 111 Akademia 2019 al mejor libro en euskera.
¿El género nos condiciona en lo público o en lo privado?
En todo. A la hora de elegir qué vamos a estudiar o a qué aspiramos en la vida, cómo nos enamoramos o tenemos sexo. El género tiene un peso excesivo en nuestras vidas. Y, a pesar de ello, y de que seguimos transmitiendo esos mandatos, no siempre somos capaces de verlo. La normalidad oculta muchas anormalidades.
¿La sociedad vasca es patriarcal o matriarcal?
Hay un mito sobre la sociedad matriarcal vasca, muy arraigado en la cultura popular, que no responde a la realidad. Hablan de su “importante papel” en el caserío… Pero ¿y el poder? El de nuestras abuelas era hacer “milagros” con el dinero que les daba el marido. El poder verdadero y la última palabra siempre la ha tenido el hombre. Como en todo el mundo.
¿Cómo marca a su generación la gestión del conflicto vasco?
Mucho. Hemos vivido nuestra juventud con el conflicto de fondo, siempre ahí, por eso aparece en el libro. Algunos lo han sufrido en primera persona, para el resto ha sido un condicionante. Hemos nacido con ello.
Da relevancia a “esas palabras de plomo, que aparecen solo cuando baja la marea”. ¿Qué solemos esconder?
Generalmente, lo más importante. Todos tenemos problemas, heridas…. si repasamos nuestra conversación de un día entero, esos grandes temas no aparecen. Hablamos de cosas más superficiales.
Estoy convencida de que hay más verdad en esos silencios que en las palabras pronunciadas.
¿Existe un aprendizaje cultural de la violencia?
Sí, que asocia sexo con violencia y con humillación. Lo cuenta muy bien Ana De Miguel. Los vídeos porno más vistos en España reproducen relaciones no consentidas, o sea, violaciones. Los chicos están aprendiendo que tienen derecho a acceder al cuerpo de las chicas y aprenden a excitarse desde el abuso de poder.
¿Qué han comentado los hombres que la leyeron?
Me ha ocurrido algo especial con ellos. Me han dicho que han visto reflejadas actitudes suyas que les cuesta reconocer o admitir, y eso les ha dolido pero me han dado las gracias.
¿Qué futuro tienen literaturas como la vasca o la catalana?
Las lenguas minorizadas lo tenemos más difícil. La nuestra resiste en constante amenaza y sin embargo la literatura vasca está en uno de sus mejores momentos.