La Vanguardia

Y Honorato se queda solo

- Víctor-m. Amela

Rosa Maria era tan portentosa actriz que le bastó pisar un plató de televisión para ungir al medio de un lustre que pocas veces alcanza.

Actriz vocacional de teatro, llevó sus tablas a la pequeña pantalla y la dominó a placer, por primera vez en 1970, en Hora once, precedente de Estudio 1 (TVE). Durante los años 70, protagoniz­aría en Tve-catalunya muchas obras del dramaturgo barcelonés Josep Maria Benet i Jornet.

Siguió Festa amb Rosa Maria Sardà (1979), escrito para ella por Terenci Moix, un show en el que Sardà era una diva que interpreta­ba una amplia panoplia de personajes femeninos. “Ahí Rosa María Sardà era una Rosa y mil Rosas”, ha dicho Schaaff, el realizador: “¡cómo nos divertía!”

Seguirían, en 1980, Les nits de la tieta Rosa (TVE), serie humorístic­a con actuacione­s musicales y público, dónde confirmó que a su talento dramático unía su seguridad para la comedia.

“La Sardà” empeñaba sus dotes en cada personaje.., incluido el de presentado­ra, que bordó desde Ahí te quiero ver (TVE, 1984-87), que le confirió una popularida­d masiva y fijó su leyenda de actriz total, de talento inagotable y versatilid­ad incomparab­le: hacía comedia, y bailaba y cantaba, y todo bien. Y, además, entrevista­ba con sutileza: abrió el género de la entrevista a la ironía y el sarcasmo camuflado con sonrisas, con una fluidez y eficacia nunca vistas. Se permitía unos acercamien­tos mordaces al entrevista­do que los periodista­s solemnes se vedaban.

Y fue en Ahí te quiero ver dónde la actriz creó un personaje ya inmortal, creación televisiva cumbre de la Sardà televisiva por su calado popular, caricatura psicopátic­a de la señorona enjoyada, de alto moño y bajos párpados, de mirada displicent­e y sibilante espasmo labial sobre la dentadura equina, que mira la tele junto a su pasmado esposo (Enric Pous), apocado hombrecill­o reducido al tembleque de la mano derecha. Compartien­do sofá, la señorona tiesa y gélida, sin mirar al anulado esposo, anunciaba: “Honorato, ¿encendemos la tele un rato?” Honorato encendía la tele, y sabías que debías protegerte las costillas, pues lo que seguía iba a partírtela­s de la risa.

Otra de las cimas televisual­es de Rosa Maria Sardà fue

En ‘Ahí te quiero ver’ hizo popularísi­ma su caricatura de una señora sádica con su esposo, Honorato

Una hora amb Vittorio Gassman (TV3, 1995), que ella dirigió y presentó: mientras esperaba la llegada del gran actor, interpreta­ba, entrevista­ba, recitaba, dialogaba con el público... con su humor único.

Y fue también Abuela de verano (TVE, 2011), después de haber sido la mejor maestra de ceremonias que nunca haya tenido la gala de los Premios Goya (1993, 1998 y 2001).

La tele se rindió al autoexigen­te magnetismo de la Sardà, actriz monumental, que ayer ordenó: “Honorato, apaga la tele un rato”. Y, sin esperar a que lo hiciera el pelele, la ha apagado ella misma, dejándole más solo de lo que ya estaba.

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RTVE El anulado Honorato, en el sofá junto a su psicopátic­a esposa
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