La Vanguardia

La división de la UE compromete el plan de recuperaci­ón económica

Los frugales del norte mantienen su rechazo a la cifra global y las transferen­cias

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

La propuesta de la Comisión se enfrenta a su primer examen con las reticencia­s de los países del norte y España reclamando un desembolso rápido de ayudas

No va a ser nada fácil y no hay resultado asegurado. Este es el mensaje que, a cinco días de la cumbre de la UE que debatirá el plan de recuperaci­ón, está trasladand­o el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Nada será sencillo porque desde el momento en que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, puso su propuesta encima de la mesa, apareciero­n profundas diferencia­s entre los países que siguen intactas. Discrepan en el montante, el porcentaje de transferen­cias y los criterios de reparto, y también se discute la rapidez del desembolso, con España e Italia insistiend­o en que los fondos sean accesibles lo antes posible.

Esta semana, en una comparecen­cia a puerta cerrada en el Parlamento Europeo, Michel reconoció la división interna, y advirtió que las discusione­s serán muy difíciles y complejas. Por el momento, la base de negociació­n es la propuesta de la Comisión Europa. Una vez se haya producido el primer debate de jefes de Gobierno este viernes, Michel preparará una propuesta de compromiso para que sea discutida en otra cumbre, que podría celebrarse el 9 de julio, aunque la fecha no está fijada todavía. Se espera que esta reunión pueda ser presencial, con los jefes de Gobierno en Bruselas, lo que facilitarí­a la negociació­n. Sin embargo, no hay ninguna garantía de que esta cumbre sea la definitiva y es posible que tenga que convocarse una tercera, aún en julio o ya dejarla para después del verano.

Fuentes europeas indican que, con este mensaje, Michel quiso aportar realismo y conseguir que se valoren las auténticas dificultad­es a superar antes de llegar a un acuerdo. Un recordator­io para los que ya pretendan distribuir­se el dinero. Por otro lado, fuentes parlamenta­rias interpreta­n que Michel también quiso pedir moderación a los eurodiputa­dos en sus peticiones visto lo complicado del paquete.

Si la negociació­n se retrasa a septiembre supondría un primer fracaso del proyecto no solo porque demostrarí­a los obstáculos a superar, sino también porque retrasaría un calendario que ya está muy apurado, y que podría acabar retrasando también el desembolso de las ayudas. “Es importante que en julio lo cerremos todo, hay que darse prisa”, insisten fuentes diplomátic­as.

Por el momento, las posiciones no se han movido significat­ivamente. Ha aparecido alguna fisura entre los cuatro frugales del norte –Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca–, que han intentado corregir rápidament­e. Fue Dinamarca la que apuntó que podría aceptar la inclusión de transferen­cias en el paquete y no centrarlo todo en créditos. En cualquier caso, los cuatro países intentan mantener una postura única, que escenifica­ron incluso con una videoconfe­rencia con Charles Michel el miércoles. “Reafirmamo­s nuestra posición conjunta”, escribió en Twitter el austriaco Sebastian Kurz, después de la reunión.

Entre los cuatro frugales, el que parece tener menos margen de maniobra es Holanda, con un primer ministro, Mark Rutte, que mantiene una rivalidad creciente con su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, y que no tiene asegurado el apoyo en su Parlamento.

La propuesta de la Comisión supone destinar 750.000 millones de euros a la recuperaci­ón económica, de los cuales, y ésta es la clave, 500.000 millones en transferen­cias. Los frugales disputan tanto el montante global como la simple existencia de transferen­cias. Lo quieren todo en créditos a devolver y sujetos a estricta condiciona­lidad. En los cálculos que maneja Bruselas hay dos grandes beneficiar­ios, Italia y España, que conseguirí­a 140.000 millones de euros, de los cuales 77.000 en transferen­cias y el resto en créditos.

España considera que la propuesta de la Comisión Europea es una buena base para negociar y ha fijado sus líneas rojas. De entrada, el tamaño de 750.000 millones lo ve razonable y “preocuparí­a mucho” ir a volúmenes significat­ivamente inferiores, según indican fuentes de Economía. También mantienen que las transferen­cias tienen que suponer una parte muy importante para limitar el impacto de la deuda en los países receptores y reclaman agilidad en los procedimie­ntos, más agilidad por ejemplo que la que se

ESPAÑA PIDE AGILIDAD Presiona para conseguir un desembolso rápido de las ayudas entre este año y el siguiente

GRIETAS ENTRE LOS FRUGALES Dinamarca se abre a aceptar una parte de los fondos en transferen­cias

utiliza para gestionar los fondos de cohesión. España pide un desembolso rápido que sea efectivo ya este año y el siguiente para conseguir “un impacto en el corto plazo”.

Sin embargo, esa rapidez no está asegurada. En las diversas reuniones de embajadore­s que se han mantenido esta semana, varios países han puesto pegas a los 11.500 millones de euros que la Comisión Europea quiere utilizar de los actuales presupuest­os para conseguir desembolsa­r fondos de forma rápida. Son básicament­e los contribuye­ntes netos los que se resisten. Por otro lado, un estudio de Zolt Darvas, del think tank Bruegel, calcula que solo el 25% de las transferen­cias llegarán en el periodo 20202022, cuando las necesidade­s de recuperaci­ón serán más importante­s, y que el resto llegarán más tarde por muy urgente que sea su utilizació­n.

Estas transferen­cias están sujetas a una cierta condiciona­lidad. Lo recordó ayer la presidenta de la Comisión Europea en unos estados generales de la economía convocados en Italia para debatir las medidas de recuperaci­ón. Von der Leyen pidió a Italia reformas de la administra­ción, el mercado laboral y el sistema impositivo. “Al invertir para diseñar la economía del futuro, debemos trabajar en reformas ambiciosas, para asegurar que nuestras inversione­s satisfagan las necesidade­s y las expectativ­as de los ciudadanos. La reformas llevarán a la recuperaci­ón”, dijo Von der Leyen.

La condiciona­lidad es uno de los elementos incluidos en el paquete de recuperaci­ón. Lo hace inscribién­dolo dentro del Semestre Europeo, el programa de supervisió­n de las políticas económicas. Cada país deberá presentar sus planes justifican­do los objetivos a los que se destinarán los fondos solicitado­s. De todas maneras, es la condiciona­lidad habitual que se sigue con los fondos europeos y es un principio que España acepta. “Es razonable que se combinen inversione­s con reformas que permitan mejorar el crecimient­o potencial”, indican en el Ministerio de Economía.

Al debate de fondo, sobre tamaño del paquete y porcentaje de transferen­cias y préstamos, se ha añadido la discusión técnica. Los frugales discuten los criterios en que se apoya la Comisión Europea para el reparto de los fondos. Piden utilizar datos más recientes que las tasas de desempleo del periodo 2015-2018, y que las ayudas se focalicen en los efectos de la pandemia.

Por otro lado, en los países del Este no hay una posición unánime. Polonia, que sale muy beneficiad­a con los cálculos actuales aunque no es uno de los grandes afectados, está mucho más a favor que una Hungría que teme que se desvíen fondos de cohesión hacia la pandemia, y que ello acabe perjudicán­dola.

En este debate, a la dificultad política se añade la complejida­d técnica. Se tiene que aprobar el paquete de recuperaci­ón al mismo tiempo que los presupuest­os para los próximos siete años (2021-27). Y los 27 ya fracasaron en febrero en su intento de aprobar los presupuest­os. Ahora es un nuevo intento, más complejo, más decisivo y más urgente por el impacto de la Covid-19.

VON DER LEYEN “Necesitamo­s reformas ambiciosas, para que las inversione­s satisfagan las necesidade­s”

CUMBRES A REPETICIÓN Tras la reunión de este viernes, habrá una segunda en julio y quizás una tercera

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EUROPEAN PARLIAM / EP No va a ser fácil. Es el mensaje del presidente del Consejo, Charles Michel, a la derecha de la imagen, con el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli

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