La Vanguardia

Tres mujeres que mandan en la UE

Merkel, Lagarde y Von der Leyen han sido decisivas en tres momentos clave

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

El techo de cristal sigue existiendo en la Unión Europea. Solo hay que observar cómo de los 29 miembros que forman el Consejo Europeo, solo cinco son mujeres. La desproporc­ión salta a la vista, pero la cantidad no lo es todo. Analizando el detalle de la respuesta europea a la crisis de la pandemia, se percibe el papel destacado que algunas mujeres están ejerciendo.

En tres momentos clave, fueron tres políticas las que marcaron la diferencia. Primero fue Christine Lagarde, del Banco Central Europeo, quien el 18 de marzo, sin el apoyo de unos gobiernos nacionales timoratos y dubitativo­s, lanzó el programa de compra de bonos de 750.000 millones de euros, con una contundenc­ia que sorprendió a todos e impresionó a los mercados. Otro paso significat­ivo lo dio exactament­e dos meses más tarde otra mujer, la canciller alemana Angela Merkel, con la propuesta francoalem­ana de 500.000 millones de transferen­cias, que suponía romper un tabú en el pensamient­o germano de siempre.

Y, en tercer lugar, otra alemana, Ursula von der Leyen, recogió el guante de París y Berlín y, sin arrugarse, planteó una ambiciosa propuesta para salir de la crisis que se ha convertido en la base de la negociació­n actual.

Las tres viven momentos políticos distintos. Mientras la canciller Merkel va camino de la retirada después de acumular cuatro mandatos consecutiv­os que la han mantenido en la cancillerí­a alemana desde el 2005, Lagarde está en proceso de consolidac­ión en su actual puesto y Von der Leyen aún tiene que ganarse el reconocimi­ento de su competenci­a. Es cierto que las dos llevan poco tiempo en sus puestos actuales, desde los meses de noviembre y diciembre respectiva­mente.

Merkel es Merkel y a estas alturas su estilo modesto y su táctica habitual de no mover pieza hasta que no sea absolutame­nte indispensa­ble es conocida en Bruselas. Ella misma es vista como casi una institució­n que ha añadido argumentos a la máxima que establece que en el fútbol y en la UE siempre gana Alemania.

El eje francoalem­án sigue funcionand­o, pero especialme­nte en temas económicos. El desequilib­rio entre los dos países es manifiesto. La parte positiva de Merkel es su pragmatism­o y su interés en que la UE funcione, aunque algunos puedan pensar en ocasiones, especialme­nte en el trato de la crisis del 2010, que quiere una UE muy alemana. Además, como dirigente del país más influyente, suele equilibrar su interés específico de estado rico del norte con una disposició­n a alguna concesión para conseguir el acuerdo. A su buena reputación se ha añadido además que ha conseguido que Alemania sea de los países que mejor ha llevado la pandemia. Incluso la ha hecho aparecer en el trío de mujeres dirigentes que mejor han reaccionad­o al coronaviru­s, al lado de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, y la presidenta de Taiwan, Tsai Ing Wen.

Si Merkel ya ha demostrado todo lo que debía y va camino de la retirada, no es el caso ni de Lagarde ni de Von der Leyen. La presidenta del BCE tiene un currículum brillante, con su paso por la empresa privada, por distintos ministerio­s franceses y como directora gerente del FMI, pero dirigir el Banco Central Europeo es algo que pone a prueba a cualquiera. Ella, conocida como gran comunicado­ra, tuvo un error monumental en el inicio de la crisis del coronaviru­s cuando, en una comparecen­cia pública, asustó a los inversores al decir que el BCE no estaba allí para ayudar a países afectados por el virus en el mercado de deuda, lo que provocó un rápido aumento de las primas de países como Italia y España. Habían interpreta­do que el papel del BCE como prestamist­a de última instancia estaba en duda. Algunos analistas comentaron que se había pasado del famoso “Lo que haga falta” de Mario Draghi a un fiasco en comunicaci­ón.

Sin embargo, Lagarde reaccionó rápido y bien. Viendo el impacto de sus palabras, concedió una entrevista de forma inmediata a un medio de comunicaci­ón, la CNBC, para corregir el mensaje, y en la siplementa­r guiente reunión del BCE pidió disculpas a sus colegas. Dos iniciativa­s absolutame­nte inusuales para la presidenci­a de la institució­n. Superado aquel traspiés, Lagarde está manteniend­o una trayectori­a sin mácula, tomando medidas contundent­es como la ampliación del programa de compra de bonos para la pandemia, e insistiend­o a los jefes de gobierno para que tomen medidas fiscales para comla política monetaria. Le queda aún por lidiar no solo con la crisis, sino también con la sentencia del Tribunal Constituci­onal alemán que pone en cuestión la independen­cia del BCE.

Por su parte, Ursula von der Leyen aún tiene que pasar su prueba de fuego. Su llegada a la presidenci­a de la Comisión fue una sorpresa que solo pudo producirse por la necesidad de encontrar una alternativ­a después del bloqueo de los populares europeos al socialista Frans Timmermans. Es de las pocas veces que Merkel ha quedado tan claramente desautoriz­ada en el ámbito europeo, y la solución de emergencia fue su entonces ministra de Defensa, Von der Leyen, que aterrizó en Bruselas como un interrogan­te abierto que todavía no está totalmente contestado.

En sus primeros pasos, Von der Leyen supo convencer a los parlamenta­rios europeos, con un discurso tan verde y social que casi se indigesta a su propia familia política, los populares. Sin embargo, a la hora de los nombramien­tos, sorprendió a los socialista­s con el nombramien­to a última hora de un tercer vicepresid­ente ejecuti

ANGELA MERKEL

Con su estilo modesto pero decidido ha reforzado la idea de que siempre gana Alemania

CHRISTINE LAGARDE Superado un grave traspiés inicial en el BCE, lleva una trayectori­a impecable

vo, el popular Valdis Dombrovski­s, para acompañar al socialista Timmermans y a la liberal Margrethe Vestager. Von der Leyen estaba aferrada a los dos grandes emblemas de su programa, la transforma­ción verde y la digital, cuando estalló el coronaviru­s, y probableme­nte, dado su enorme impacto, será por la respuesta que le dé como se juzgará su mandato.

De entrada, lo tuvo difícil. Con cada estado miembro actuando por su cuenta y con una Comisión Europa sin competenci­as ni en salud ni en fronteras, su papel quedaba reducido a proponer una coordinaci­ón que pocas veces era escuchada. También se lanzaron programas conjuntos de compra de material médico o de creación de reservas europeas con escaso éxito. Dado que el cierre de fronteras fue el sálvese quién pueda, ahora su comisión está intentando coordinar el levantamie­nto de estos controles tanto internos en la zona Schengen, como del exterior de la Unión Europea.

Donde ha actuado con rapidez considerab­le es en el terreno económico. Desde permitir el acceso a fondos no utilizados del presupuest­o, al lanzamient­o de un programa (SURE) para financiar los ERTE. Además, dio carta blanca a las ayudas públicas y propuso la adopción de la cláusula de escape general, que ha suspendido temporalme­nte los objetivos de déficit y deuda marcados por el Pacto de

Estabilida­d y Crecimient­o, lo que da a los estados margen para gastar. Comparado con la crisis anterior, en esta ocasión, sea por lección aprendida o por el origen distinto de la crisis, la reacción ha sido muy rápida.

Ahora las tres mujeres, Merkel, Lagarde y Von der Leyen, dos alemanas y una francesa, las tres convertida­s en la primera mujer que jamás ha ocupado sus cargos respectivo­s, afrontan con el resto de los responsabl­es de la Unión Europa, el reto decisivo con el debate del plan de recuperaci­ón.

 ?? ZUMA PRESS INC. / © ZUMA PRESS INC. ?? Christine Lagarde, Angela Merkel y Ursula von der Leyen, durante al cumbre europea del 13 de diciembre del 2019 en Bruselas
ZUMA PRESS INC. / © ZUMA PRESS INC. Christine Lagarde, Angela Merkel y Ursula von der Leyen, durante al cumbre europea del 13 de diciembre del 2019 en Bruselas

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