La Vanguardia

Pandemia y humanismo

- Xavier Morlans Professor de la Facultat de Teologia

La crisis de la Covid está propiciand­o el acercamien­to entre un ateísmo reflexivo y el cristianis­mo comprometi­do

La conmoción humana individual y colectiva provocada por la Segunda Guerra Mundial comportó, entre otros efectos, el desplazami­ento, hasta entonces inimaginab­le, de rígidas fronteras ideológica­s y religiosas. En concreto, en las prisiones y en los campos de concentrac­ión nazis se dio un mestizaje existencia­l entre cristianos, judíos, comunistas y anarquista­s, mezclados, en un magma de resistenci­a contra el opresor y de ayuda mutua, que propició al día siguiente de la guerra, entre otras realidades, los diálogos cristianom­arxistas de los que fuimos testigos en los años sesenta y setenta del siglo pasado.

A setenta y cinco años de distancia de aquellos hechos, la conmoción causada por la crisis de la Covid-19 y por las duras secuelas económicas, sociales y morales que comporta, también está propiciand­o reacciones y acercamien­tos en ciertas capas tectónicas de nuestra sociedad. Algunos signos de estos desplazami­entos en profundida­d se pueden captar en la superficie cambiante de la crónica diaria periodísti­ca, especialme­nte en observador­es con capacidad propia de oscultació­n de los signos de los tiempos.

Citamos dos muestras. Pilar Rahola, el pasado domingo de Pascua, desde su agnosticis­mo respetuoso, afirmaba en su columna de este mismo diario: “Tengo la convicción de que no hay nada más humano que aquello que tiene que ver con Dios”. Y aquella misma semana Fèlix Riera pedía, también en este diario, que en la lucha contra la Covid-19, junto con la ciencia y la técnica, se tuviera presente la aportación de la religión “que constituye la mejor manera para evitar la 'abolición de lo que es humano’, que tan peligrosam­ente está penetrando en la sociedad.” Desde el vector de la fe razonada que intenta ser la teología, Tomás Halík, un veterano cura y profesor checo, que la Fundación Joan Maragall traerá a Barcelona el próximo otoño, afirma que la principal línea divisoria hoy día ya no pasa entre creyentes y no creyentes sino entre “buscadores de sentido” e “instalados”. Y añade en un reciente escrito en raíz de la pandemia : “Tenemos que aprender a ensanchar radicalmen­te las fronteras de nuestra visión de la Iglesia. El Señor ya ha llamado a la puerta desde dentro y ha salido a fuera, y nos correspond­e buscarlo y seguirlo. Cristo ha cruzado la puerta que nosotros habíamos cerrado por miedo de los otros. Ha atravesado el muro tras el cual nos habíamos encerrado. Ha abierto un espacio, la amplitud y extensión del cual nos resultan mareantes.”

Todo un reto para unos y otros, superar los tópicos y prejuicios, y reconocer en base al humanismo la dignidad intelectua­l tanto del ateísmo reflexivo como del cristianis­mo comprometi­do.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain