Máxima tensión ante el mitin de Trump
Contra viento y marea, el presidente Donald Trump celebró ayer en Tulsa (Oklahoma) su primer mitin desde el comienzo de la pandemia del coronavirus. Ni las advertencias de los expertos en salud sobre los riesgos de reunir en un espacio cerrado a miles de personas sin obligarles a usar mascarilla ni el fuerte repunte en los contagios de la última semana hicieron desistir al republicano . Simpatizantes de Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan) planeaban manifestarse anoche en las inmediaciones del estadio elegido para el acto, con capacidad para 19.000 personas. El ambiente era de máxima tensión en las horas previas, con grupos de personas increpándose entre sí. La comunidad afroamericana de Tulsa, escenario hace 99 años de un linchamiento masivo de negros, se habían declarado en contra de la visita de Trump, que creen que puede exacerbar las tensiones raciales. Poco antes del mitin, la campaña de Trump confirmó que seis de sus empleados que trabajaban en los preparativos del acto han contraído el virus. El presidente considera la mascarilla un “ataque personal” contra él y ha desincentivado su uso, aunque los participantes han renunciado por escrito a demandarle si se contagian. El mitin pretende corregir el desastroso rumbo que han tomado las encuestas los últimos meses.