La Vanguardia

El independen­tismo de la era post-covid-19

Empieza la cuenta atrás de las elecciones catalanas. A raíz de la pandemia, cada vez más dirigentes independen­tistas abogan por “hacer política” y recuperar la bandera de la gestión pública y la economía.

- mdgarcia@lavanguard­ia.es / @lolagarcia­gar Lola García

El presidente de la Generalita­t quiso dar solemnidad a la extinción del mando único central sobre Catalunya en lo referente a la pandemia. Quim Torra asumió el jueves la fase 3 y, en el mismo día, declaró inaugurada la “fase de represa” o reanudació­n. Al president, como a mucha gente, no le gusta la expresión que tan profusamen­te emplea

Pedro Sánchez de “nueva normalidad”. Prefiere “represa” porque, a su entender, no sólo incluye la acepción de reanudar una labor interrumpi­da, sino también la de recuperaci­ón de un poder arrebatado. Tampoco le agrada a Torra el concepto de “reconstruc­ción”, que utilizan desde el Gobierno central a sus socios de ERC. Para el president, el objetivo no es volver a lo de antes, sino “construir un futuro disruptivo” que incluiría la independen­cia. Disquisici­ones semánticas al margen, Torra, que llegó al poder convencido de que su misión era implantar la república catalana, encara ahora la cuenta atrás de su mandato con otra prioridad, la de afrontar las consecuenc­ias del coronaviru­s.

¿Cuál será la oferta electoral independen­tista en la etapa post-covid? ERC ha decidido presentars­e como la opción pragmática, que prioriza la recuperaci­ón económica desde una opción de izquierdas, la independen­cia como meta una vez se consiga ampliar el respaldo social y una apuesta por el diálogo con el Gobierno de Sánchez, aunque éste difícilmen­te puede dar hoy frutos que vayan más allá del marco autonómico. Pero en el mundo que un día ocupó Convergènc­ia el galimatías es indescifra­ble. Finalmente, la excoordina­dora del PDECAT, Marta Pascal, impulsa una candidatur­a que emula sin disimulos al PNV, que exprime con solvencia el peix al cove. Habrá que ver qué mordisco del pastel puede llevarse. Mientras, en el resto del espacio posconverg­ente impera el desorden, siempre pendiente de lo que decida Carles Puigdemont desde Bélgica.

El expresiden­t insiste en acuñar una nueva marca electoral, más allá de Jxcat. Se trataría de aglutinar al PDECAT, a los independie­ntes que ha ido sumando en sus listas electorale­s, a la Crida, a Demòcrates de Catalunya e incluso alguna facción de la CUP. Su representa­nte en la negociació­n de ese complejo entramado es Jordi Sànchez, exlíder de la ANC. La prioridad para Puigdemont es la exigencia de un referéndum. La discusión puede ser flexible sobre fechas o condicione­s de la consulta, pero sin concesione­s al Gobierno central mientras la Moncloa no asuma el referéndum en términos que incluyan la independen­cia.

A pocos meses de las elecciones, los planes de Waterloo topan con dificultad­es. El PDCAT se resiste a diluirse en otro artefacto del expresiden­t. Y la batalla por liderar la candidatur­a a la Generalita­t divide al partido. Así, mientras Torra, cada día más distanciad­o de su mentor, promociona a la diputada Laura Borràs como cabeza de lista, Puigdemont preferiría al conseller

Jordi Puigneró en una quiniela en la que también entrarían Joan Canadell, presidente de la Cambra de Comerç; Marta

Madrenas, alcaldesa de Girona, o algún otro nombre que pudiera proponer de manera inopinada. Por su parte, el oficialism­o del PDCAT estaría encabezado por la consellera Àngels Chacón, mientras que los presos Jordi Turull y Josep Rull abanderan a los consellers Damià Calvet y Miquel Buch como un tándem para la Generalita­t y el partido que abrazaría el independen­tismo pragmático.

Este enrevesado panorama refleja una disputa de intereses evidente, pero también la desorienta­ción sobre el camino a seguir tras la fallida declaració­n de independen­cia y una pandemia que ha convertido la gestión de los servicios públicos en cuestión de vida o muerte para los ciudadanos. Cada vez más dirigentes de Jxcat emplean la expresión “hacer política” como anhelo y necesidad. En el seno del independen­tismo, se extiende como una mancha de aceite el reconocimi­ento de que no es posible otro envite unilateral a corto plazo y que los ciudadanos reclaman más atención a preocupaci­ones perentoria­s, desde las capacidade­s sanitarias al potencial industrial golpeado por el cierre de Nissan. Al mismo tiempo, la existencia de presos y de procesos judiciales contra independen­tistas impiden normalizar la política en el Congreso.

Más allá de cuál es la facción que se impone en el mundo heredero de Convergènc­ia o hacia dónde se decanta el pulso entre Jxcat y ERC, el independen­tismo tiene por delante la difícil tarea de recomponer y definir su estrategia. La pandemia ha demostrado que la gestión del simbolismo y el enfrentami­ento sistemátic­o con el Gobierno central no pueden ser los mimbres más visibles de su proyecto político.

 ?? GERARD ARTIGAS / ACN ?? Torra, flanqueado por los consellers Buch y Vergès, el pasado jueves
GERARD ARTIGAS / ACN Torra, flanqueado por los consellers Buch y Vergès, el pasado jueves
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain