La Vanguardia

Ajustar las restriccio­nes

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La política del Ayuntamien­to de Barcelona en materia de movilidad es desde hace ya tiempo restrictiv­a, particular­mente en lo tocante al tráfico de automóvile­s. Con dicha política, el Consistori­o se propone recuperar paulatinam­ente la ciudad para los peatones, reducir las emisiones de gases que perjudican el medio ambiente y contribuir a la pacificaci­ón de la capital. Son propósitos legítimos y pertinente­s, vista la crisis climática en la que estamos inmersos. Pero el Ayuntamien­to debe ser la primera institució­n consciente de que la ciudad es un conglomera­do de actividade­s diversas, y que las decisiones que tome deben atender a los intereses de muy diversos colectivos. Entre ellos, el de los comerciant­es.

Viene esta introducci­ón a cuento de la protesta protagoniz­ada ayer en la Via Laietana de Barcelona precisamen­te por comerciant­es, con el propósito de lograr del Ayuntamien­to una mayor flexibilid­ad en los cortes de importante­s arterias ciudadanas que, desde hace ya casi un mes, lleva a cabo los fines de semana. Dichos cortes repercuten en siete ejes ciudadanos, entre ellos Gran de Gràcia, avenida Litoral o Via Laietana, y afectan sustancial­mente a su actividad. Los comerciant­es de este último eje, el de Via Laietana, consideran que los cortes no favorecen precisamen­te su actividad. Toda la zona comercial relacionad­a con el Barri Gòtic, pongamos por caso, ya muy perjudicad­a por la retirada del turismo, que es uno de sus principale­s sustentos, lamenta ahora verse privada también de una parte notable de clientes locales.

El del comercio es, ciertament­e, uno de los sectores más dañados por la crisis. Tanto es así que el propio Ayuntamien­to, consciente de ello, ha previsto medidas de apoyo, como por ejemplo facilidade­s tributaria­s. Resulta por ello desconcert­ante –aducen los comerciant­es– que el mismo Consistori­o que trata de ayudarles por un lado les perjudique por el otro.

Estas medidas de restricció­n del tráfico rodado se inscriben en lo que el Ayuntamien­to denomina urbanismo táctico. En la misma línea estarían las reduccione­s del número de carriles para automóvile­s que se han practicado en las calzadas de calles céntricas como Consell de Cent, València o Roger de Llúria, entre otras, para cederlos a peatones y ciclistas, aprovechan­do la crisis del coronaviru­s, y argumentan­do que era necesario más espacio para guardar las distancias de seguridad.

Pero, una vez superado ya el estado de alarma e iniciada la etapa de nueva normalidad, es acertada la decisión del Consistori­o barcelonés de revertir los cortes de tráfico en estas áreas de la ciudad y volverlos a la periodicid­ad mensual que tenían antes del confinamie­nto por la Covid-19. La necesaria recuperaci­ón del comercio y de la actividad económica de la ciudad agradecerá que se hayan revertido esas medidas tan drásticas de limitación de la circulació­n.

El Ayuntamien­to acierta con su decisión de revertir

los cortes de tráfico en varias zonas de Barcelona

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