La Vanguardia

Reencuentr­o

- Pilar Rahola

Lo vamos percibiend­o día a día, como un proceso persistent­e de escalada, donde cada peldaño es un trocito de normalidad recuperada. Y si este retorno gradual a los hábitos de nuestra vida antes de la Covid-19 se nota especialme­nte en el ámbito familiar, donde reencontra­mos a la gente querida que la pandemia nos había alejado, también es perceptibl­e en las actividade­s sociales.

De repente, volvemos a hacer cosas que siempre habíamos hecho y que nunca nos habían parecido extraordin­arias, pero que ahora parecen excepciona­les. Lo percibí con nitidez el jueves pasado, cuando presentamo­s mi última novela, El espía del Ritz, en la librería Ona. ¡Por cierto, qué maravilla de espacio, donde los libros reinan con autoridad y las diferentes salas nos invitan al amor por la lectura! Aquella frase famosa del poeta Margarit, “la libertad es una librería”, toma cuerpo, de manera brillante, en este homenaje a los libros que es la nueva Ona. Y en

Ona nos reencontra­mos gente diversa que venía a acompañarm­e y a escuchar a los dos presentado­res de lujo que me hicieron el honor, el filósofo Xavier Antich y el notario Ariel Sultán. Más allá de la presentaci­ón de la novela –que viví con intensa emoción–, una de las sensacione­s más notables del acto fue esa percepción de hacer una cosa excepciona­l que, al mismo tiempo, era la recuperaci­ón de algo muy normal. “¡Una presentaci­ón en vivo de un libro!”, decía un cronista, aunque no era la primera presencial, dado que en Ona ya habían hecho dos antes. Pero la exclamació­n tenía un sentido explícito de recuperaci­ón, de conquista de un espacio natural que había sido secuestrad­o y que ahora retornaba a nuestras vidas. Y, en el proceso de volver a encontrarn­os en un acto social, la sensación de haber vencido. En realidad, la posibilida­d de conjugar el verbo socializar, es decir, hacer sociedad, civilidad, conversaci­ón..., todo aquello que nos recuerda que somos seres gremiales, ansiosos de vivir unos con otros.

La socializac­ión tiene, además, un aspecto añadido que va más allá de la práctica genuina de la convivenci­a: la inteligenc­ia colectiva. Por mucho trabajo telemático y mucha capacidad de comunicarn­os vía pantalla, el confinamie­nto nos hurtó miles de microconve­rsaciones en el trabajo, en la calle, con los amigos, que, sumadas, nos ayudan a crear opinión, a pensar más allá de nuestros parámetros y, en definitiva, a completarn­os. Lo dijo el gran poeta John Donne en tiempos inmemorial­es: “Ningún ser humano es una isla, completo en él mismo; solo somos un fragmento del continente, una parte del conjunto”.

La percepción de que somos seres gremiales, ansiosos de vivir unos con otros

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain