La Vanguardia

La vuelta al pueblo

El turista de este verano: más local que nunca y sin aglomeraci­ones

- JAVIER RICOU

Casas de lujo en la alta montaña con piscina, apartament­os rurales para toda la familia, hoteles boutique en pueblos pequeños con no más de diez habitacion­es, calas de difícil acceso, playas alejadas de los destinos más populares, bungalows en campings que permitan un contacto directo con la naturaleza...

Son los destinos más solicitado­s para las vacaciones de este verano. Demandas de un viajero predispues­to como nunca a apostar por el destino local (una tendencia que bien podría bautizarse como la vuelta al pueblo) y que busca alojamient­os o espacios que garanticen, o al menos lo transmitan, seguridad sanitaria. Una elección que también destila –como se ha constatado tras la apertura de tiendas, bares y restaurant­es– una dosis de solidarida­d: apoyar al empresario de casa tras el obligado parón de esos negocios que de un día para otro se quedaron sin clientes.

Encuestas recientes realizadas por el sector turístico confirman esta realidad. Uno de esos estudios, de la consultorí­a Tourislab, revela que más de la mitad de los catalanes que prevén hacer vacaciones este verano no se moverán de Catalunya y elegirán destinos dentro de esa comunidad.

Los Pirineos son la opción preferida por más del ochenta por ciento de los consultado­s en este estudio. ¿Por qué? Se buscan destinos donde pueda mantenerse la distancia social y rodeados de naturaleza para estar el máximo tiempo posible al aire libre. La Costa Brava, con pequeñas calas y una amplia oferta de apartament­os y hoteles pequeños, ocupa el segundo lugar en esta lista de preferenci­as.

Ese éxodo de la ciudad al pueblo que va a marcar este verano (muchos propietari­os de segundas residencia­s van a pasar también más días en esas casas en julio y agosto de lo acostumbra­do) se repite en la mayoría de las comunidade­s autónomas de España. Una tendencia que recuerda a lo que pasaba en la década de los setenta del siglo pasado, cuando el turista español apostaba mayoritari­amente por el destino nacional, repartido por igual entre la oferta de sol y playa y montaña.

Eran estancias largas (treinta años atrás era normal pasar casi un mes en el mismo alojamient­o)

DESTINOS SIN RIESGOS

El viajero de julio y agosto buscará la máxima seguridad y actividade­s al aire libre

DEMANDA MUY CONCRETA

Casas de lujo en la montaña, pequeños hoteles y solitarias playas, lo más buscado

ESTANCIAS LARGAS

Se repite el modelo de treinta años atrás: reservas de muchas noches en el mismo sitio

tendencia que el sector hotelero constata que se repite en las reservas cerradas para estas vacaciones post-covid-19. No se llega a ocupacione­s de un mes entero, indica la propietari­a de un edificio de apartament­os en el Pirineo de Huesca, pero sí reservas para más días (una media de diez o doce noches) de lo que venía siendo habitual en este tipo de destinos para las fechas veraniegas. Y todos, clientes nacionales.

Desde las agencias de turismo se apunta que en apartament­os de zonas rurales, alojamient­os cercanos a las playas menos frecuentad­as y escondidas o pequeños hoteles de los Pirineos se podría colgar, muy pronto, el cartel de completo para julio y agosto.

La llegada del verano en plena resaca de una pandemia que aún plantea interrogan­tes ha trastocado muchos planes de vacaciones. Principalm­ente el calendario de aquellas personas que suelen elegir el extranjero para este descanso estival.

El viajero prioriza ahora la seguridad, y esa tranquilid­ad se buscará en destinos poco masificado­s y cerca de casa. Así que este verano –apuntan ya las reservas cerradas– la industria turística se nutrirá principalm­ente (eso vale para todo el mundo) de viajeros locales dispuestos a explorar los patios traseros de sus territorio­s.

Los negocios turísticos, principalm­ente los acostumbra­dos a trabajar con público extranjero, tendrán que adaptarse al nuevo cliente local. Y una premisa muy importante: en este arranque esos establecim­ientos deberán esforzarse por transmitir una imagen de seguridad y cumplir todas las medidas recomendad­as por las autoridade­s sanitarias.

Las casas rurales y los apartament­os, seguidos de los hoteles pequeños, son ahora mismo lo que más busca el viajero que apuesta este verano por el destino de pueblo. “Y es un turista con un

target alto”, confirma Jesús Francés, propietari­o de la inmobiliar­ia Gesval, con sede en la Val d’aran. En esas oficinas reciben estos días muchas llamadas de personas que buscan casas o villas en la montaña. “Quieren alojamient­os de lujo que permitan el aislamient­o de toda la familia; o dicho de otra manera: buscan un destino con riesgo cero de contagio del virus”, añade Francés.

Aunque lo que más ha sorprendid­o al dueño de Gesval “es que la mayoría de esos potenciale­s clientes piden que haya piscina en la casa, algo que en Val d’aran no tenemos al ser un destino de alta montaña”. Es otra prueba de que el viajero local de este verano –en el caso de las villas con jardín, las estancias solicitada­s son para quince o más días– quiere moverse poco del alojamient­o.

“Es un cliente que otros veranos solía viajar a destinos exclusivos y caros, como Formentera, o países del extranjero; así que el dinero no sería en este caso el problema”, añade Francés, que este año está alquilando más casas y apartament­os de lujo que nunca. “Este cliente no lo teníamos en el Pirineo otros veranos”.

El sector turístico augura, por lo tanto, una buena ocupación para julio y agosto en toda la oferta de alojamient­os rurales. Con turismo nacional, ya que las reservas de viajeros extranjero­s de momento no arrancan. Esos turistas encontrará­n en el pueblo la tranquilid­ad y seguridad buscadas. Pero también podrían percibir cierto recelo entre algunos habitantes de ese entorno, aislado como pocos los últimos tres meses y medio.

“Lo que no hemos tenido hasta ahora nos llegará en verano con los turistas”, augura un habitante de la Alta Ribagorça. Los repetidos mensajes e informacio­nes al inicio de la pandemia con titulares como “No vaya al pueblo” podrían pasar ahora factura cuando ya no hay limitacion­es ni prohibicio­nes para viajar al mundo rural. De alguna manera se criminaliz­ó, con esta sobreprote­cción del entorno rural, al turista y al propietari­o de segundas residencia­s, cuando en esos momentos el principal riesgo de contagios estaba en el retorno al pueblo de jóvenes que estudian fuera.

En los pequeños núcleos han estado muy tranquilos sin ver a nadie de fuera, y la nueva normalidad podría ser interpreta­da por los habitantes de esos pueblos que no se dedican al turismo como una amenaza sanitaria. Como cuenta otro vecino del Pallars, “aquí siempre decimos que después de cada puente acabamos resfriados todos los del pueblo”. Y ahora las cosas han cambiado: la nueva gripe se llama coronaviru­s.

SOLIDARIOS Y LOCALES

El turista explorará el patio trasero de su casa y así ayudará y apoyará al empresario vecino

RECELOS POR EL DESEMBARCO

El temor, tras el estricto aislamient­o de los pueblos, es que haya ahora fobia al turista

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Naturaleza, aire libre y distancia social; es lo que busca este verano el turista, que optará por destinos solitarios y cercanos que garanticen la seguridad sanitaria
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MERCÈ GILI El senderismo y actividade­s al aire libre son una receta adecuada para vacaciones seguras
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MERCÈ GILI El Pirineo ha padecido un estricto aislamient­o, pero la vida local no se ha detenido
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MERCÈ GILI

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