La Vanguardia

Distancia, manos y mascarilla

- Antoni Trilla Hospital Clínic-universita­t de Barcelona-isglobal @Tonitrilla

Catalunya ha entrado en la fase de reanudació­n (represa )dela pandemia tras finalizar la fase 3 de la desescalad­a. Vamos pues a reemprende­r una cosa interrumpi­da, según una acepción del término reanudació­n.

Hemos dejado atrás la fase de confinamie­nto. Esta nos ha permitido superar la oleada inicial de la Covid-19, que ha supuesto un coste terrible en vidas y nos ha dejado inmersos en una grave crisis económica. Entramos en una fase que no podemos llamar de normalidad, porque no es ni será normal. La pandemia sigue su curso, ahora más acelerado: 150.000 casos nuevos en todo el mundo hace dos días (el número más alto desde el inicio), la mitad de ellos en América, pero también muchos en el sudeste de Asia y Oriente Medio.

Hoy hay varios brotes importante­s en Alemania y en otros países de la UE, en China parece ya controlado el brote de Pekín y en España seguimos comunicand­o decenas de casos nuevos cada día. El Director General de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, decía que estamos en una fase peligrosa: la gente está harta de los cierres y restriccio­nes, pero el virus se sigue extendiend­o rápidament­e, hay contagios o puede haberlos en todas partes y puede ser letal. Las medidas de protección más razonables, viables y eficaces, mal que nos pese a todos, siguen siendo las clásicas: distancia física o social, higiene de manos y llevar mascarilla­s.

El Govern ha adoptado esta estrategia, ortodoxa y aparenteme­nte sencilla. El mensaje es claro: distancia, manos y mascarilla­s. Cumplir bien estas recomendac­iones preventiva­s, y por ello que tenga éxito, se basa en la responsabi­lidad individual y colectiva de todos nosotros. No contagiamo­s y no nos contagian, o por lo menos reducimos notablemen­te el riesgo de que cualquiera de las dos cosas suceda.

Un buen amigo virólogo está convencido que, si todos los habitantes de la Tierra nos recluyéram­os y aisláramos unos de otros durante 15 días, acabaríamo­s con la transmisió­n de muchos virus. No va a poder demostrarl­o, pero todos podemos contribuir a reducir el riesgo de contagio individual, a reducir el número de contagios por cada nuevo caso y a evitar la transmisió­n sostenida del coronaviru­s si seguimos bien estas tres recomendac­iones que se basan en el mecanismo de transmisió­n del virus: distancia, manos y mascarilla. No es fácil, pero tampoco es tan difícil.

El coronaviru­s sigue aquí entre nosotros y cualquiera puede ser portador asintomáti­co y contagiar. La circulació­n del virus es baja pero hay mucha población susceptibl­e. Tendremos con seguridad brotes que será necesario detectar y controlar rápidament­e para evitar medidas más restrictiv­as. El verano nos ayudará a reducir el riesgo de transmisió­n, pero necesitare­mos mantener distancia, manos y mascarilla. Tenemos que aprender a convivir diariament­e con el riesgo que este virus supone y ponerle siempre las cosas difíciles. No podemos permitir que detenga de nuevo nuestras vidas. Hay que salir adelante.

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