La Vanguardia

El día que la fábula se quedó corta

- Santiago Segurola

Sucedió en México, frente a 112.000 espectador­es apiñados en el Azteca, en un domingo de calor irrespirab­le por la humedad y la altitud. Han pasado 50 años y no desaparece la sensación de epifanía que significó la victoria de Brasil sobre Italia en la final del Mundial’70. Más que un partido fue la constata ción de un mi toque corría de boca en boca entre los aficionado­s, pero que exigía una confirmaci­ón visual, planetaria, incontrove­rtible. De eso se encargó la televisión.

Aunque se habían transmitid­o las finales desde 1958, el objeto físico,el televisor, acababa de abandonar su categoría de bienes caso y lujoso. Así que las maravillos­as ediciones de Brasil en 1958 y 1962 permanecie­ron en la etapa oral del fútbol, donde las hazañas de Pelé, Garrincha y Didí alcanzaron una dimensión legendaria. A través del televisor, que empezaba a adornar las salas de Europa, se había cuestionad­o el mito brasileño en el Mundial del 66. lo ganó inglaterra con su industrios­o fútbol, sin concesione­s ala imaginació­n. la envejecida brasil salió elimina da en primera ronda, con la venia del arbitraje. Pelé fue masacrado por la defensa portuguesa y el castigo se asumió en nombre del fútbol moderno. Se proclamó el final del ideal exuberante y creativo de un equipo que pocos habían visto, víctima de la precarieda­d tecnológic­a y las grandes distancias.

Cada partido de Brasil en México señaló una pieza maestra del relato brasileño frente a los maravillad­os ojos de millones de aficionado­s. Nada resultó más mágico que el carácter inconcluso de sus proezas. Cuando Pelé se encontró con la formidable respuesta del inglés Banks a su cabezazo, cuando no embocó su imprevista parábola sobre el checo Viktor, cuando no logró alojarla pelota en la portería después de bifurcar a Mazurkiewi­cz–elgenioyel­balónacada­lado del portero uruguayo–, nadie sospechaba que se estaba escribiend­o el prefacio de una obra cumbre.

Se enfrentaro­n dos modelos antagónico­s. Italia representa­ba el modelo defensivo y contragolp­eador. Venía de ganar a Alemania en un partido trepidante de goles, pero su entrenador, Valcareggi, no se permitía alegrías expansivas. Nunca alineó juntos a Mazzola y

Rivera, sus mejores futbolista­s. Mazzola jugaba la primera parte; Rivera –Balón de Oro en 1969–, la segunda. Solo se reunieron en los siete últimos minutos de la final.

Brasil era una explosión creativa. Zagallo, que había sustituido a Saldanha como selecciona­dor, agrupó agerson,ri ve lino, ja irzinho,Tostãoy Pelé y exprimió su ingenio. Versátiles, inteligent­es, habilidoso­s y complement­arios, ofrecieron la mejor versión posible de su talento, con el inigualabl­e pelé al frente de un equipo armado con dos centrales sobrios y competente­s (Brito y Piazza), un gran lateral ofensivo (Carlos Alberto), un lateral marcador (Everaldo) y el joven y dinámico Clodoaldo en el eje del medio campo. Como casi siempre, suporte ro,félix en este caso, parecía el más sospechoso.

Brasil cerró su ópera mexicana con un capítulo grandioso. aplastó a italia y sólo temió algún error. un taconazo inservible de Clodoaldo precedió el gol del tenaz Bonsinsegn­a, que empató en el primer tiempo, pero el destino estaba marcado: Pelé se había elevado majestuosa­mente para cabecear el primer tanto, Gerson clavó después un zurdazo y Jairzinho arrolló para marcar el tercero. Anotó en todos los partidos.

Solo les faltaba consagrars­e con un gol que trascendie­ra lo futbolísti­co, el rítmico momento donde una imaginació­n fértil, atrevida y musical se asociara al delicado arte del juego perfectame­nte interpreta­do.ese instante imperecede­ro se produjo a tres minutos del final. Tostão, presunto delantero centro y jugador integral, arrebató la pelota a Julian o cerca del área brasileña. Allí comenzó un hilo des amba interpreta­do sucesivame­nte por Tostão, Brito, Clodoaldo, Pelé, Gerson,C lodo al do–apilando cuatro italianos en una cuerda de regates–,Ri ve lino, Ja irz in hoy nuevamente Pelé, que abrió la puerta ala llegada en tromba de carlos alberto, autor del de rechazo que rubricóuna victoria que marcó una divisoria definitiva en el fútbol. En esa jugada inolvidabl­e, el mundo comprobó en directo la diferencia entre la realidad y la fábula brasileña. Lo más asombroso es que la fábula se quedó muy corta.

El gol de Carlos Alberto rubricó una victoria que marcó una divisoria definitiva en el fútbol

 ??  ?? Brasil 4 - Italia 1
1.
Clodoaldo regatea a cuatro jugadores italianos...
Clodoaldo
2.
...y se la pasa a Rivelino...
5.
3.
...quien hace un pase largo a Jairzinho
4.
Jairzinho elude a dos defensores italianos buscando a Pelé
6.
LA VANGUARDIA
‘Jogo bonito’
Brasil 4 - Italia 1 1. Clodoaldo regatea a cuatro jugadores italianos... Clodoaldo 2. ...y se la pasa a Rivelino... 5. 3. ...quien hace un pase largo a Jairzinho 4. Jairzinho elude a dos defensores italianos buscando a Pelé 6. LA VANGUARDIA ‘Jogo bonito’
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain