La Vanguardia

El bucle y la ANC

- Francesc-marc Álvaro

El protagonis­mo de una figura como la de Elisenda Paluzie al frente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) se explica, sobre todo, por el fracaso de algunas ambiciones políticas. Paluzie militó en ERC, donde formó parte de la corriente que lideraba Uriel Bertran, al lado de personalid­ades como Hèctor López Bofill, hoy en las filas de Carles Puigdemont. Al lado de activistas sin adscripció­n, la cúpula de la ANC ha servido de escaparate a algunos náufragos de la lucha partidista que, como Paluzie, han convertido en discurso su experienci­a fallida en el interior de los partidos. Una arte de la complicada relación de la ANC con las fuerzas independen­tistas hoy en el Govern tiene que ver con esta circunstan­cia personal, aparte del sesgo populista que el procés ha presentado, con más o menos intensidad y crudeza, desde el 2012.

Paluzie ha sido reelegida presidenta de la ANC con el 85% de los votos, un resultado que consolida su función como portavoz de los vigilantes de la pureza del procés. Àlex Tort ha explicado en estas páginas que Montse Soler, la candidata bendecida por Joan Canadell, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, ha pinchado, lo cual pone en evidencia la creciente fragmentac­ión del universo soberanist­a. Desde su fundación y desde el liderazgo de Carme Forcadell, la ANC ha ejercido una función fiscalizad­ora y certificad­ora de la supuesta autenticid­ad de todas las decisiones políticas. Òmnium Cultural ha jugado de forma diferente, sobre todo porque la inteligenc­ia de la desapareci­da Muriel Casals frenó a los que querían imitar a la ANC. Paluzie –como Forcadell ayer– es la guardiana de las esencias del procés por la combinació­n de dos factores: la capacidad enorme de movilizaci­ón de la ANC y la actitud sumisa de los partidos independen­tistas, que intentaban influir sobre la entidad civil, pero que, al final, se doblegaban a los planteamie­ntos que surgían del clima de las calles.

La situación creada por la pandemia altera este esquema, modificado ya previament­e por la nueva estrategia de ERC. Viviremos –muy probableme­nte– un septiembre sin grandes manifestac­iones independen­tistas y, por lo tanto, Paluzie sólo tiene un camino: dedicar todos sus esfuerzos a intentar marcar la agenda de ERC y de Puigdemont. En una entrevista en Nació Digital , la presidenta de la ANC afirma que los partidos “han decepciona­do a mucha gente”, pasa de puntillas sobre su apoyo a las candidatur­as de Primàries, de Jordi Graupera, y anuncia su nueva estrategia: “La ANC sólo apoyará a los partidos políticos que se comprometa­n con la vía unilateral si se supera el 50% de los votos en las elecciones”. El día de la marmota y retorno a las plebiscita­rias.

Paluzie quiere convertir los futuros comicios autonómico­s en plebiscita­rios, como las elecciones del 27 de septiembre del 2015. Aquel día, el soberanism­o ganó en escaños, pero perdió el plebiscito; ni Artur Mas, ni Oriol Junqueras, ni la CUP, ni Òmnium, ni la ANC lo reconocier­on, solo Antonio Baños. La guardiana de la ortodoxia unilateral­ista exige repetir un truco que falló. Y seguir dentro del bucle.

Paluzie exige repetir un truco que falló en el 2015: convertir los futuros comicios en plebiscita­rios

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