Alemania confina a 640.000 personas para frenar el rebrote del matadero
Los 1.500 contagios fuerzan el primer cierre local desde la reapertura en mayo
El brote de coronavirus detectado en un matadero, con más de 1.500 empleados contagiados, ha obligado a Alemania a frenar la reapertura y volver a imponer medidas de confinamiento en dos circunscripciones del land de Renania del Norte-westfalia (oeste). Con 640.000 habitantes afectados, es el primer cierre local desde que en mayo se fueron relajando gradualmente las restricciones en todo el país.
El jefe del Gobierno regional, Armin Laschet, anunció por la mañana la reintroducción de restricciones en el distrito de Gütersloh, donde viven 362.000 personas. Unas horas más tarde, su ministro de Sanidad, Karl-josef Laumann, informó de que las medidas se ampliaban al vecino distrito de Warendorf, con 280.000 habitantes. En ambos se cerrarán bares, museos, galerías, cines, gimnasios y piscinas, mientras que los restaurantes sólo podrán servir comida para llevar. Quedan prohibidos pícnics y barbacoas, y podrán reunirse en público un máximo de dos personas si no viven juntas. Escuelas y guarderías también deben cerrar de nuevo.
Laschet, que en los últimos meses ha sido uno de los líderes regionales más beligerantes con las normas de confinamiento y presionó a la canciller, Angela Merkel, para su levantamiento, dijo ayer que era consciente de la “enorme carga” que supone la reintroducción de restricciones para la población y subrayó que, más allá del rebrote en la empresa cárnica Tönnies, con más de 1.500 infectados entre los empleados y algunos familiares, sólo se han detectado 24 contagios en Gütersloh de personas que no tienen relación con la planta.
Laschet es uno de los principales aspirantes a suceder a Merkel cuando expire su cuarto mandato el próximo año. La aparición de más brotes del virus en su estado, el más poblado de Alemania, podría perjudicar sus posibilidades.
Según Laschet, las “medidas preventivas” estarán vigentes una semana y podrían levantarse el 30 de junio, “tan pronto como tengamos controladas las infecciones”.
“Tenemos que continuar muy vigilantes”, advirtió Lothar Wieler, presidente del Instituto Robert
Koch. “El virus está en nuestro país y si le damos una oportunidad para expandirse, la va a aprovechar”.
La población local no tiene prohibido salir del distrito, aunque Laschet pidió que no lo haga. Los que sí están bajo cuarentena obligatoria son los 7.000 empleados de la planta cárnica afectada, la mayoría de los cuales son inmigrantes de Europa del Este. Las autoridades han levantado vallas metálicas alrededor de los bloques donde viven los trabajadores aislados y han desplegado tres unidades de policía. También se ha enviado a trabajadores sociales y se está repartiendo comida. Representantes consulares de Bulgaria, Polonia y Rumanía han visitado la zona. Laschet, que el martes criticó la falta de cooperación de la empresa Tönnies, subrayó ayer que es importante que los trabajadores sean tratados con humanidad.
No es el único rebrote en Alemania. En la ciudad de Gotinga (centro), las autoridades han puesto bajo cuarentena a los 700 vecinos de un bloque de pisos tras detectar un centenar de contagios y ha habido altercados con la policía. El sábado, varios vecinos que pretendían salir atacaron a los agentes con petardos, botellas y barras de metal.
“El virus está en nuestro país y si le damos una oportunidad para expandirse, la va a aprovechar”