La Vanguardia

Vecinos reclaman desalojar el bloque de los ‘cien ocupas’

Los vecinos de la calle Jaume I de Mataró dicen sufrir un suplicio con las amenazas y los actos delictivos de un grupo de jóvenes

- FEDE CEDÓ

En el barrio de Cerdanyola de Mataró confluyen muchos tipos de problemáti­cas sociales. Su carácter multicultu­ral otorga a los vecinos una riqueza étnica a la que no piensan renunciar, pero tampoco están dispuestos a permitir que en nombre de una falsa cohesión social, elementos distorsion­adores fragmenten la convivenci­a. “Somos un barrio acogedor, pero nunca protegerem­os a los delincuent­es”, declara Bangaly Touré, presidente de la asociación de vecinos que ha hecho un llamamient­o a las administra­ciones para atajar el problema que ocasiona un edificio ocupado en la calle Jaume I.

“Es evidente que no es una reivindica­ción con tintes racistas”, apunta el presidente, de origen senegalés, que apoya a los vecinos en su petición para desalojar el que llaman “el bloque de los cien ocupas”. “Es un malvivir”, resume Mariam, una joven marroquí nacida en Mataró que reniega de los “que no quieren integrarse, sino sólo robar y drogarse”. Tampoco se trata de ocupacione­s traumática­s, ya que es un bloque de la Sareb que desde hace diez años ha tenido distintos inquilinos, pero que desde hace cuatro meses ha sido ocupado en parte por un grupo de jóvenes migrantes que delinquen y tienen atemorizad­os a los vecinos del barrio.

La vida en torno al edificio es un suplicio, según cuentan muchos. “Tenemos peleas a navajazos hasta altas horas de la madrugada, y amenazas si nos quejamos”, relatan. Los días más tranquilos están sometidos a una música atronadora “que no nos deja descansar hasta las cuatro de la madrugada”, lamentan. “Eso, si no les da por petar la luz o inundar el estacionam­iento al reventar las cañerías”, recuerdan.

Ayer, en el edificio, se congregaba un nutrido grupo de técnicos municipale­s que no quisieron dar detalles de su labor en el inmueble. Algunos iban vestidos con los monos quirúrgico­s para protegerse de elementos insalubres, una de las investigac­iones que mantienen abiertas “para disponer de elementos suficiente­s para que un juez permita un desalojo definitivo” filtraron.

Los vecinos denuncian que “la policía no se atreve con ellos”. Insultan a los agentes y arrojan objetos al coche patrulla desde los pisos. Además, varios individuos del barrio, delincuent­es españoles, actúan como conserjes, “por llamarlo de alguna manera”. No sólo les facilitan la apertura de cerraduras y conexiones fraudulent­as, sino que también actuan como receptador­es de los objetos que roban los jóvenes durante la jornada. “Les pagan con droga a cambio de los móviles o las cadenas de oro” .

Los ocupas de Jaume I son violentos y no dudan en “sacar la navaja”, relata Youssef, un marroquí de 53 años que ya estaba en los bajos cuando llegaron los adolescent­es. Tienen multitud de antecedent­es, y la Policía Local ha actuado en más de 25 ocasiones, pero la última decisión la tienen “los jueces”, dice.

Varios españoles actúan como receptador­es de objetos robados por los menores a cambio de droga

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FEDE CEDÓ. Uno de los jóvenes que viven en el edificio de la calle Jaume I en el barrio de Cerdanyola de Mataró

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