La Vanguardia

Un Sant Joan sin caballos ni apenas turistas en Ciutadella

Celebracio­nes espontánea­s de la fiesta cancelada por la Covid-19

- NEKANE DOMBLÁS

El suelo empedrado del casco viejo de Ciutadella (Menorca) permaneció ayer en un triste silencio no conocido en años. No hubo el primer toc de flabiol en la puerta de la casa del caixer senyor –al menos no como el que marca la tradición, aunque sí uno espontáneo–, esa caracterís­tica melodía que da arranque a una noche que debía empezar a las dos de la tarde. Tampoco hubo caixers entrando a galope en la plaza des Born, ni el jaleo en Ses Voltes, ni el caracol de Santa Clara, ni caballos entrando en las casas del centro histórico.

Oficialmen­te, solo estaba prevista la ceremonia religiosa en la ermita de Sant Joan de Missa, a la que habitualme­nte acudía la comitiva oficial de las fiestas. El coronaviru­s ha dejado huérfanos de fiesta a los habitantes de Ciutadella y a miles de mallorquin­es y catalanes que cada año se embarcaban hasta Menorca para disfrutar de una de las celebracio­nes más singulares del verano, la fiesta por excelencia de Baleares. Aun así, varios centenares de ciudadelan­os se concentrar­on simbólicam­ente frente a la casa del caixer senyor en un intento por no perder del todo la tradición.

A pesar de la suspensión de la fiesta, muchos ciudadelan­os y algunos mallorquin­es se han resistido a no celebrar Sant Joan. Los barcos que enlazan Mallorca con Menorca iban estos días completos de pasaje y ayer apenas quedaban amarres libres para quienes llegaban a la isla en su propio barco. En los últimos años, la fiesta se ha masificado y muchos menorquine­s ven con recelo ese desembarco de mallorquin­es en sus fiestas.

Este año no hay multitudes, pero el Ayuntamien­to de Ciutadella teme que se relajen las medidas de seguridad, y por eso ha pedido a los residentes que sean prudentes y, si desean hacerlo, celebren Sant Joan de forma más íntima, como ya hicieron en el Diumenge des Be. El gin amb llimonada, sin embargo, no faltó.

Con este Sant Joan cancelado en Ciutadella, muchos mallorquin­es han tenido que trasladar la celebració­n a sus propios municipios, pero los ayuntamien­tos tampoco estaban dispuestos a permitir aglomeraci­ones. En los últimos 20 años se ha consolidad­o la tradición de acudir por estas fechas a las playas de Palma, especialme­nte las de Can Pere Antoni, apenas a unos metros de los pies de la catedral, y la de Ciutat Jardí, a cinco kilómetros del centro de Palma.

Pero ayer por la noche esto tampoco fue posible porque el Ayuntamien­to de Palma –como también decidieron los de Barcelona y su área– cerraron las playas. Las autoridade­s municipale­s informaron de que la policía local haría rondas por la noche para impedir el acceso a los arenales. Idéntica medida tomaron el Ayuntamien­to de Calvià, el segundo en importanci­a de Mallorca, así como los de la mayor parte de los municipios costeros.

La pandemia deja a Menorca sin su ceremonia festiva más popular, rompiendo así una larga tradición

 ?? JOSEP BAGUR GOMILA/’DIARI MENORCA’ ?? Varios centenares de ciudadelan­os, frente a la casa del caixer senyor coreando un simbólico toc de flabiol
JOSEP BAGUR GOMILA/’DIARI MENORCA’ Varios centenares de ciudadelan­os, frente a la casa del caixer senyor coreando un simbólico toc de flabiol

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