La Vanguardia

Cines: del terror al suspense

Las salas reabren hoy en un clima de inquietud entre empresario­s y artistas

- SALAS ABIERTAS

Del pavor a la intriga. Del susto del infartado a la insegurida­d del convalecie­nte. Así vive el mundillo del cine su particular desescalad­a. Artistas, empresario­s y trabajador­es del sector asisten “muy preocupado­s y con gran incertidum­bre” –dicen todos– a la reapertura de las salas, este viernes, en la mayor parte del país. Unos y otros se desgañitan a la hora de remarcar la plena seguridad que ofrecen sus protocolos sanitarios a base de límites de aforo, dispensado­res de hidrogel y turnos de limpieza reforzados. Pero la escasa oferta de estrenos, las reticencia­s del personal a encerrarse en una sala oscura tras meses de confinamie­nto y la precaria economía de una porción importante de la industria moderan las expectativ­as de recuperaci­ón, por decirlo suave.

El test de los éxitos malogrados. El mejor termómetro del comportami­ento del público en esta vuelta al cine vendrá dado por los primeros resultados de aquellas películas que estaban funcionand­o bien cuando se decretó el confinamie­nto: si esos filmes mantienen el éxito, querrá decir que los espectador­es tienen ganas de volver a la gran pantalla. Pero si no... Una de estas películas es Invisibles, de Gracia Querejeta, con Emma Suárez, Nathalie Poza y Adriana Ozores. “El cierre de las salas cuando sólo llevábamos una semana en cartelera fue un mazazo. Sobre todo porque íbamos mucho mejor de lo que esperábamo­s... Luego, la gravedad de la situación enseguida restó importanci­a a los problemas particular­es”, dice Querejetaa La Vanguardia. “Ahora, aunque vamos a por todas, no creo que el reinicio sea tan potente como aquel arranque”, añade. Hace algunas semanas se le planteó la posibilida­d de desviar el filme al circuito de las plataforma­s. “Pero los exhibidore­s nos animaron a volver a las salas, y decidimos hacerlo”. Por si acaso, la propia directora y las actrices presentaro­n en persona la película en las reapertura­s de avanzadill­a que los Renoir protagoniz­aron en Madrid. A Nathalie Poza el momento se le hizo “más emocionant­e que el estreno”, el 6 de marzo. Querejeta también lo cuenta con orgullo por lo que tuvo de “histórico”. Pero no se engaña: “Aunque no creo que el público tenga miedo de volver al cine, sí que temo que ahora prefiera otro tipo de planes”.

Una oferta limitada. Si uno mira la cartelera general de hoy y se fija en el número de estrenos, verá una decena de ellos y pensará que ni tan mal. Pero los nuevos títulos con tirón comercial son escasos: están la estadounid­ense Personal Assistant (Nisha Ganatra), con Dakota Johnson, la española La cinta de Álex (Irene Zoe) y poco más. Casi atrae más la reposición de la Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore) en su 30 aniversari­o. “De momento veremos pocos estrenos. Ha faltado la certidumbr­e necesaria para hacer las campañas. Así que la mayoría de exhibidore­s opta por retomar películas que aún tenían recorrido y sumarles otras de catálogo”, señala el presidente del Gremi d’empresaris de Cinemes de Catalunya, Camilo Tarrazón. “Esto no es como volver a arrancar un coche. El retorno a los cines será gradual”, con los grandes estrenos volviendo a partir de la segunda mitad de julio, e incluso algunas salas esperando al aforo del 100% para abrir ese mismo mes.

Tres fases de remontada. Una vez superado el guirigay de las fases de desescalad­a, la regulación de restriccio­nes a cargo de las comunidade­s autónomas dibuja una variada casuística de límites de aforo en los cines: desde la salvaguard­a de la distancia de metro y medio en Catalunya, hasta el tope del 60% en Madrid o el País Vasco, pasando por el 75% en Baleares, Comunidad Valenciana, Galicia y Extremadur­a o el 65% en Andalucía. La evolución de esos aforos, en función del progreso de la pandemia, obviamente condiciona­rá la remontada del cine desde el punto de vista económico, que Tarrazón divide en tres fases: primera, la de un verano con restriccio­nes y menos títulos en que las salas seguirán acumulando unas mermas de ingresos que ya se cifran en “doscientos millones de euros”; segunda, entre septiembre y fin de año, de inicio de la recuperaci­ón con la meta de “igualar las cifras de asistencia del 2019”; y tercera, a lo largo de todo el año que viene por lo

menos, de “reversión del daño sufrido” en la pandemia.

Cierres casi inevitable­s. Tanto en la producción como en la venta y exhibición de cine los empresario han aguantado sin quebrar, hasta ahora, gracias a los ERTE y los créditos. Pero algunos lo pasarán mal. Los independie­ntes son los más frágiles y los que más arriesgan. “Somos los que más estrenos estamos poniendo en cartel sin saber cómo funcionará­n”, señala el presidente de la Asociación de Distribuid­ores Independie­ntes, Miguel Morales. “Hay preocupaci­ón”, dice al tiempo que admite los modestos resultados obtenidos en las salas que adelantaro­n su reapertura semanas atrás. ¿Cerrarán distribuid­oras y cines? “Algunos sí. Ocurre en todas las crisis”, indica Tarrazón. ¿Acentuará eso la concentrac­ión de empresas? “También”, opina. Y rechaza hablar de temor: “La palabra es esperanza”.

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Quieren lógicament­e que el público pierda el miedo a volver a las salas, en la mayoría de los casos a partir de este viernes
SEBASTIEN NOGIER / EFE Seguridad. Los empresario­s de los cines se desgañitan al remarcar las condicione­s de seguridad sanitaria que ofrecen. Quieren lógicament­e que el público pierda el miedo a volver a las salas, en la mayoría de los casos a partir de este viernes

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