La Vanguardia

La Crida acorrala al PDECAT al exigir un nuevo partido

Jordi Sànchez apuesta por impulsar otra estructura política

- SERGI QUITIAN

La tortuosa reordenaci­ón del espacio posconverg­ente llega a su sprint final y sus protagonis­tas siguen a codazos para imponer su posición. La Crida y el PDECAT continúan encallados en la fórmula que debe estructura­r Jxcat: los primeros quieren erigir un nuevo partido que nada tenga que ver con la herencia de Convergènc­ia, lo que rechazan de plano los segundos al esgrimir el valor de su legado y estructura.

Unas diferencia­s que han dilatado las negociacio­nes y han dejado en el camino ofertas del PDECAT como una fusión con su estructura y una coalición electoral. Y es que la solución, para la Crida, es “una nueva organizaci­ón política con una nueva estructura”, como verbalizó ayer Jordi Sànchez en RAC1 aprovechan­do un permiso de 48 horas.

El presidente de la Crida ha pilotado la negociació­n desde Lledoners con el plácet de Waterloo y ayer lanzó un aviso al PDECAT: “La nueva organizaci­ón debe sumar a personas, no a entidades, sin vetos ni cuotas, porque no puede ser la refundació­n de nada, se trata de aportar nuevos vientos”. Él, y otros actores del polifónico espacio de Jxcat –como Acció per la República, que integra algunos diputados–, se desmarca sin ambages de la órbita de CDC. Una apuesta que acorrala al PDECAT, que niega cualquier disolución. Desde el partido heredero de CDC afean que la Crida los ponga entre la espada y la pared y aseguran que llegan al final de la negociació­n con sensación de “hartazgo” y de haber sido “engañados”.

Pero en el seno del PDECAT también hay un sector crítico próximo a Puigdemont con nombres como su vicepresid­enta, Míriam Nogueras, y Lourdes Ciuró, que hoy acudirán a la reunión de la ejecutiva. “El debate será largo y duro”, advierten fuentes posconverg­entes. En este irrumpirá también una propuesta de última hora de los presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, y el también exconselle­r Lluís Puig desde Bélgica, que apuestan por religar todas las sensibilid­ades y confluir, en la línea de Puigdemont, a partir de una asamblea constituye­nte –que estaba encarrilad­a antes del coronaviru­s–. Descartan una coalición y exigen una votación de la militancia posconverg­ente más allá de la dirección, a la que acusan de torpedear pactos. Y es que la mayoría de la ejecutiva es favorable a su presidente David Bonvehí; otra historia es el consejo nacional que espera en julio. Por otro lado, un histórico del PDECAT como Jordi Xuclà rompía ayer el carné tras más de 30 años de militancia y arremetía contra su dirección por su política de “apaciguami­ento” frente a los intentos de Jxcat de “anular” a la formación heredera de CDC. Y en paralelo, este sábado el PNC, al que se han acercado exdirigent­es del PDECAT como Xuclà, Marta Pascal o Carles Campuzano, celebra su congreso fundaciona­l y aspira a obtener su parte del pastel.

Xuclà deja la formación y sus políticos presos lanzan una propuesta para religar las sensibilid­ades

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Jordi Sànchez, ayer en El món a RAC1, aprovechan­do un permiso penitencia­rio de 48 horas

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