Dura crítica de Cáritas a la crispación política en España a cuenta de la crisis
La cifra de atendidos en programas de acogida sube un 57% por la epidemia
La pandemia del coronavirus ha provocado una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes. Pero no ha golpeado a todos por igual. Como siempre, los más afectados son los más débiles, los que ya encontraban en una situación muy precaria.
Cáritas Española ha puesto cifras al drama. El incremento de las situaciones de necesidad que ha provocado esta crisis se ha traducido en que la cifra de atendidos a través de los programas de acogida y asistencia ha subido un 57%. Una de cada tres de esas personas demandantes de ayuda no habían acudido nunca antes, ni tampoco en el último año, a solicitarla.
Es una de las conclusiones del Informe 2020, de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada, que cuenta con el impulso de Cáritas) y que lleva por título Distancia social y derecho al cuidado. “La pandemia ha anulado en solo dos meses el efecto de la recuperación y hemos vuelto a las cifras del peor momento de la última crisis”, concluye este análisis.
Especialmente dura se muestra Cáritas con el ambiente político de crispación a cuenta de los estragos del virus y que, a su entender, se ha traslado a la ciudadanía. “La sociedad ha ido fracturándose y la clase política se revela incapaz de llegar a acuerdos y consensos entre bloques, más allá de medidos pactos puntuales, que es lo que demandaría una situación tan extraordinaria como esta. Los mandatarios y portavoces políticos están mostrando una irresponsable versión de doctor Jekyll y míster Hyde. Independientemente del bloque al que pertenezcan, ya sea en el gobierno central o en los autonómicos, desde el poder se solicita con vehemencia apoyo y consenso mientras que, desde la oposición, siendo los mismos que ocupan unos y otros sillones, se apuesta por la crispación y la crítica destructiva”, se señala.
Solo la acción de las administraciones puede impedir que la brecha de desigualdad, ya existente, sea más honda. Por ello, Cáritas pide una reforma fiscal para hacer frente a la enorme inversión pública que se está llevando a cabo y que será preciso sostener en los próximos años. “Mantener en el tiempo unas políticas de protección social que supondrán grandes inversiones en una economía en crisis no parece realista sin acometer reformas en nuestros mecanismos de financiación”, apuntan los responsables de esta entidad.
Dicha reforma fiscal debería ir encaminada al aumento de la recaudación, bien grabando a los que más tienen o eliminando deducciones pero, especialmente, haciendo que los ciudadanos que tanto apoyan los servicios públicos entiendan que esos servicios se alimentan de lo que se recaude a través de impuestos.
La organización eclesiástica se expresa claramente a favor del Ingreso Mínimo Vital, último instrumento para sobrevivir para los que apenas ya tienen nada. Y critica aquellos sectores de la sociedad “que puedan considerar este tipo de medidas no como derechos que garanticen la dignidad
La entidad eclesiástica reclama una reforma fiscal para hacer frente a la gran inversión pública
de las personas, sino como medidas que alimenten la inactividad y la pasividad”.
Cáritas, que en el informe Foessa del año anterior había hablado de un desapego de la solidaridad, cree que la crisis de la Covid ha supuesto el renacer de la solidaridad social. Las personas arriman el hombro cuando ven al prójimo pasarlo mal.
Pero, hay que ir más allá, señala, y abordar de una vez por todas el estado del bienestar y el sistema de cuidados. Así, otra de sus peticiones es que se revise el sistema de dependencias y, especialmente, el modelo de cuidados de los mayores tanto en las residencias como en los domicilios. Que se acabe con la brecha digital que impide a los niños más vulnerables proseguir de manera adecuada su educación (el 34% ha tenido grandes dificultades), que se trabaje en la conciliación (el 18% se ha visto obligado a dejar su trabajo al no poder dejar a sus niños en casa) y el apoyo a los más necesitados (9 de cada 10 personas han sufrido una reducción de sus ingresos alrededor de un 33% en estos meses).