La Vanguardia

¿Cómo se llamaba el perro que grabó un disco con dos grandes artistas?

- JOSEP PLAYÀ MASET

Por qué solo se lo pasan bien los humanos cuando van a exposicion­es para observar cuadros? ¿Qué pasa con los perros? También deberían tener su oportunida­d”. Esta reflexión la hizo el pintor Dieter Roth durante una animada velada en Londres, a mediados de los años 60, mientras se planteaban una exposición a tres bandas con Richard Hamilton y Marcel Broodthaer­s. La idea era hacer cuadros pequeños y colocarlos a la altura de los perros “para que puedan mearse si no les gustan”, según recordaba años después Hamilton. También tenían la intención de hacer una película y proyectarl­a casi a ras de suelo para que pudiesen verla bien los perros.

La muerte de Broodthaer­s no impidió que en el verano de 1976 Richard Hamilton (1922-2011), pionero del arte pop en Inglaterra, y Dieter Roth (1930-1998), el neodadaist­a alemán, llevaran a cabo el proyecto de hacer una exposición para perros en Cadaqués, con temas caninos y colgados a una altura apropiada para los animales. Hicieron 37 obras en colaboraci­ón, que iban acompañada­s de certificad­os para bípedos y perros, y las expusieron en la galería Cadaqués, impulsada y dirigida por el arquitecto Lanfranco Bombelli. La exposición y el libro catálogo (Collaborat­ions of Ch. Rotham) se trasladó luego a la Fundació Miró, la Whitechape­l de Londres y otras ciudades.

Estas collaborat­ions incluyeron una grabación para un doble vinilo de 45 rpm, titulado Canciones de Cadaqués. En la primera canción, Barks from Cadaqués, los dos artistas se alternaban los papeles de vocalista e instrument­alista. Y para la segunda, Hundeliede­r, contaron en la parte vocal de Chispas Luis, acompañado a la guitarra por Hamilton y Roth.

Chispas era el nombre del perro de Pauleta, la mujer que tenía las llaves de la casa de Hamilton en Cadaqués. Era un mastín que se hizo muy amigo de Hamilton y colaboró desinteres­adamente con sus ladridos a grabar la canción. De las 500 copias que se hicieron del disco, hay 60 numeradas y firmadas por los tres autores con sus huellas de pie (y las iniciales R.H., D.R. y CH.L.). Uno de estos discos forma parte hoy de los fondos del Macba.

El proyecto tuvo una cierta continuaci­ón al verano siguiente. Durante un viaje a Barcelona de Bombelli y Roth, ambos fueron al restaurant­e La Venta de Barcelona, a los pies del Tibidabo. Durante la comida, se oían a lo lejos los ladridos de unos perros. Indagaron y procedían de una perrera. Roth logró autorizaci­ón para pasar 24 horas junto a estos perros abandonado­s y de allí surgieron docenas de fotografía­s y dibujos para otra exposición en la misma galería Cadaqués y posteriorm­ente en otros museos y galerías europeas y de Estados Unidos. La muestra entorno a los perros se tituló Tibidabo.

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