El Gobierno propone a Calviño para la presidencia del Eurogrupo
La vicepresidenta competirá con los ministros de Irlanda y Luxemburgo
El Gobierno formalizó ayer la candidatura de la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, a la presidencia del Eurogrupo, para sustituir al portugués Mário Centeno, que deja el Ministerio de Economía de su país y debe por tanto abandonar también este cargo. La candidatura de Calviño, que era un secreto a voces en los últimos días, es una oportunidad clave para España para ocupar un puesto muy relevante en un momento crítico: el Eurogrupo es un órgano informal que reúne a todos los ministros económicos de la zona euro, y habrá de consensuar la postura europea sobre el programa de recuperación de la crisis financiera, que ha abierto de nuevo la brecha entre los países del norte, que abogan por la austeridad, y los del sur, partidarios de un generoso apoyo del presupuesto comunitario, a los que se ha sumado esta vez Francia.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró ayer que sería un honor para España que Calviño pudiera presidir el Eurogrupo, una responsabilidad que nunca ha ejercido España y que tampoco ha desempeñado antes una mujer. La vicepresidenta competirá por el puesto con su homólogo de Irlanda, el conservador Paschal Donohoe, y con el ministro de Economía de Luxemburgo, el liberal Pierre Gramegna.
La candidatura de Calviño se ve reforzada por el apoyo que le han prestado los partidos de la oposición conservadora en el Congreso (PP, Ciudadanos y Vox). Su principal baza, sin embargo, es su experiencia en Bruselas, donde trabajó doce años en la Comisión Europea, cuatro de ellos como directora general de Presupuestos, un cargo que abandonó para incorporarse al gabinete de Pedro Sánchez. El hecho de ser mujer juega también a su favor, dada la escasa presencia femenina en puestos de relevancia en la UE y la creciente demanda de la opinión pública para avanzar hacia la paridad.
Calviño sería la primera mujer en presidir este organismo después de que lo hiciera el luxemburgués Jean-claude Juncker (2005-2013), el holandés Jeroen Dijsselbloem (20132018) y el portugués Mário Centeno (del 2018 hasta ahora). La ministra fue también candidata el año pasado para presidir el Fondo Monetario Internacional (FMI), un cargo para el que finalmente fue elegida otra mujer,
LA PRIMERA MUJER
Nunca un español ha ocupado este cargo ni tampoco una mujer, lo que la favorece
la búlgara Kristalina Georgieva.
La presidencia del Eurogrupo blindaría a Calviño al frente de la política económica del Gobierno, porque España perdería el puesto si ella dejara el cargo. Este elemento es clave para explicar el apoyo que ha obtenido su candidatura entra la oposición conservadora, que considera que Calviño representa la ortodoxia económica en el Gobierno de coalición, en el que ha frenado iniciativas muy relevantes abogadas por Unidas Podemos, como el control de alquileres, la derogación de la reforma laboral que el PSOE pactó con Bildu o, la más reciente, el impuesto a las grandes fortunas.
El principal reto que habrá de superar Calviño será previsiblemente la oposición de los países que están abanderando las políticas de austeridad, ya que desde el Eurogrupo las tesis expansivas de España y del bloque del sur tendrían más capacidad de influencia. Frente a los cuatro países conocidos como frugales –Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia–, en la negociación sobre el plan europeo de recuperación tras la pandemia se sitúan países como Italia, Francia o Portugal, que podrían apoyar la candidatura española.
Frente al claro posicionamiento de la ministra española, tanto el candidato irlandés como el luxemburgués se han presentado como “constructores de puentes” entre los socios, y podrán hacer valer la posición intermedia de sus países entre los dos bloques.
Calviño necesita el apoyo de al menos 10 de los 19 votos de los ministros del Eurogrupo para ser elegida presidenta, un cargo que ocuparía desde el 13 de julio, fecha de la salida de Centeno, durante dos años y medio. Si Calviño logra el cargo, España recuperaría peso en las instituciones comunitarias, después de que en el 2019 el socialista Josep Borrell fuese elegido como alto representante para la Política Exterior y en el 2018 el exministro del PP Luis de Guindos se hiciese con la vicepresidencia del Banco Central Europeo.
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