Wirecard solicita concurso bajo sospechas de fraude
La ‘fintech’ alemana es la primera cotizada del Dax en quebrar
Escándalo en el sector fintech alemán. La empresa Wirecard presentó ayer concurso de acreedores tras destaparse un agujero contable de 1.900 millones de euros provocado por un presunto fraude global. La deuda de la compañía –especializada en procesamiento de pagos, emisión de tarjetas y gestión de riesgos– asciende a los 3.500 millones de euros.
“El dinero se ha evaporado”, lamentaba ayer un banquero a la agencia Reuters. Del total de la deuda, Wirecard ha tomado prestados a 15 bancos alrededor de 1.750 millones, tiene 900 millones en bonos convertibles y 500 millones en deuda corporativa.
La suspensión de pagos de Wirecard también supone un descalabro para la bolsa alemana. Es la primera compañía que cotiza en el Dax que se declara en quiebra. Hace apenas dos años que había entrado a formar parte de este prestigioso índice, que agrupa los grandes valores del mercado alemán. Llegó a conseguir una capitalización de 28.000 millones y se posicionó como un referente dentro del sector fintech, compitiendo con Paypal y Western Union.
La situación se precipitó hace una semana, cuando la firma EY –su auditora desde hace más de una década– se negó a firmar las cuentas del 2019 por la imposibilidad de acreditar la existencia de los 1.900 millones, el 25% del balance total. “Hay claros indicios de que existe un fraude elaborado y sofisticado que implica a múltiples partes en todo el mundo”, dijo en un comunicado EY, una delas big four del sector de la consultoría y auditoría. En el 2019, el rotativo británico Financial Times ya había acusado a Wirecard
de irregularidades contables en Asia y de blanqueo de dinero.
La negativa de EY forzó la dimisión del consejero delegado, Markus Braun, quien el pasado viernes admitió la posible desaparición del dinero. El lunes fue arrestado por las autoridades, acusado de inflar las cuentas de la compañía, y al día siguiente fue puesto en libertad bajo una fianza de 5 millones de euros y la obligación de comparecer semanalmente ante la policía. El antiguo director de operaciones, Jan Marsalek, también está bajo sospecha y, según investigaciones de las autoridades, actualmente se halla en Filipinas.
En una semana, la empresa ha perdido el 90% de su valor en bolsa. Ayer, fue suspendida de su cotización durante unas horas poco después del fatal anuncio: “Presentamos concurso ante el tribunal de Munich debido a una inminente insolvencia y exceso de deuda. Estudiamos la posibilidad de solicitar concurso para nuestras filiales”, indicaba el comunicado, muy escueto. La oficina del fiscal de Munich ya investiga a Mark Braun por presunto fraude contable y manipulación del mercado. Ayer dijo que está estudiando atribuirle “todos los posibles delitos penales”.
El consejero delegado del think tank Armid, Volker Potthoff, opinaba en Reuters que el caso Wirecard “daña el mundo corporativo alemán y debería ser un aliciente para impulsar reformas”.
El máximo directivo, Mark Braun, en libertad bajo fianza, no puede acreditar la existencia de 1.900 millones