¿Cuántas horas trabajaba un campesino de la edad media?
Trabajo duro, malas cosechas, hambruna, enfermedades, guerras… Ser campesino en la edad media no era precisamente un camino de rosas. Pero tampoco todo era malo. Tenían una ventaja: sus vacaciones eran mucho más largas que las actuales. En pleno antiguo régimen (entre los siglos XV y XVIII), en España el periodo vacacional sumaba alrededor de cinco meses al año, según explica la historiadora Juliet B. Schor en su libro The overworked American: The unexpected decline of leisure. El tiempo de asueto de los españoles era parecido al de los franceses, que tenían garantizados 52 domingos, 90 días de descanso y 38 festivos. Y el de ambos era superior al de los ingleses, que trabajaban dos terceras partes del año.
“Uno de los mitos más extendidos del capitalismo es que ha reducido el trabajo humano. Se compara, sin embargo, la semana de 40 horas con las de 70 u 80 que se hacían en el siglo XIX”, señala Schor. A partir de ese estándar se ha creado el imaginario de que los campesinos medievales trabajaban de sol a sol. “Estas imágenes son proyecciones hacia atrás de patrones de trabajo modernos. Y son falsos”, concluye con rotundidad la investigadora.
Antes del capitalismo, la mayoría de las personas no trabajaba muchas horas. “El ritmo de la vida era lento, pausado y el trabajo era relajado”, señala. Además, contaban con un buen número de pausas durante sus jornadas laborales. Durante los periodos de inactividad, que representaban una gran parte del año, no era habitual el cumplimiento de las horas regulares de trabajo, apunta Juliet Schor. Además, era muy inusual que los trabajadores serviles tuvieran que trabajar todo un día para un señor. Cuando se hablaba de un día se referían en realidad a medio día, y si un siervo trabajaba un día entero, se contaba como dos “días de trabajo”.
El calendario medieval estaba plagado de festivos. Los oficiales, es decir, de la Iglesia, incluían no solo “vacaciones” largas en Navidad, Pascua y en verano, sino también numerosos días de santos y descansos. A estas celebraciones hay que añadir que a menudo había semanas de asueto para marcar eventos importantes de la vida (bodas, bautizos…).
Una estimación del siglo XIII revela que familias campesinas enteras no dedicaban más de 150 días al año a sus tierras. Los registros señoriales de la Inglaterra del siglo XIV indican un año laboral extremadamente corto, de 175 días, para los trabajadores serviles. “Cuando el capitalismo aumentó los ingresos de los trabajadores, también les quitó su tiempo. De hecho, hay buenas razones para creer que las horas de trabajo a mediados del siglo XIX constituyen el esfuerzo laboral más prodigioso en toda la historia de la humanidad”, concluye la investigadora.