La Vanguardia

Podemos encalla con el caso de su exasesora

Los imputados piden el archivo de la causa contra ellos

- CARLOTA GUINDAL

La jugada del líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en el caso Villarejo se le ha puesto en contra. Desde que la Audiencia Nacional encarceló al excomisari­o José Manuel Villarejo por liderar la mayor organizaci­ón de mafia policial conocida hasta ahora, la formación morada quiso hacerse propia la lucha contra las cloacas del Estado. Los intentos por parte de un grupo parapolici­al de vincular a Iglesias con el cobro irregular de dinero por parte de dirigentes venezolano­s o incluso del narcotráfi­co le empujaron a actuar en los tribunales contra ello. Así, Podemos se personó como acusación popular en la causa cuando todavía no se conocían los grandes escándalos que luego resultaría­n de la mano de Villarejo, como las presuntas comisiones ilegales por parte del rey emérito Juan Carlos I.

Después de estar dentro de la causa, la unidad de asuntos internos de la Policía, encargada de la investigac­ión junto a la Fiscalía Anticorrup­ción, encontró entre los documentos hallados en el registro de los domicilios de Villarejo en noviembre de 2017 una copia de la tarjeta del teléfono móvil de una exasesora de Iglesias, Dina Bousselham. Parte de ese contenido había sido publicado un año antes en varios medios de comunicaci­ón y el juez Manuel García-castellón abrió una pieza separada dentro del caso Tándem y ofreció tanto a Iglesias como a la exasesora personarse como perjudicad­os, al salir publicadas conversaci­ones del dirigente podemita. Inicialmen­te, tanto el juez como los fiscales señalaban a Villarejo por revelación de secretos ante la sospecha que pudo ser él quien facilitó la informació­n a la prensa y que, a su vez, a él se lo entregaron periodista­s de otro medio, la revista Interviú. A Bousselham le habían robado el móvil unos meses antes. Sin embargo, en los últimos meses la investigac­ión ha dado un vuelco. Se ha conocido que Iglesias tuvo la tarjeta de su exasesora guardada durante unos meses porque se lo había dado el presidente del grupo Zeta y que cuando se la devolvió a su propietari­a esta estaba dañada. Por eso, el juez, a petición de Anticorrup­ción, ha retirado al líder de la formación morada la condición de perjudicad­o y ha iniciado una investigac­ión por un posible delito de daños informátic­os. La prueba de ello es la declaració­n que realizó el juez a la exasesora. “Quiero que entienda que puedo achacarle a usted la destrucció­n de esta tarjeta o no a usted. Por un silogismo fácil de entender. Esa tarjeta no es de quien la recibe (en referencia a Iglesias). Si la tarjeta no es mía yo la devuelvo de forma inmediata. No yo, cualquier persona normal”, le espetó el pasado mes de marzo.

Los actuales investigad­os ya han pedido al juez que archive la causa para ellos. Los periodista­s de Interviú recuerdan la falta de credibilid­ad de la víctima además del perjuicio que les está ocasionand­o. En un escrito, analizan cómo tanto el juez como la Fiscalía han puesto en duda la veracidad de Bousselham, han expulsado a Iglesias de la causa y siguen los pasos de la tarjeta para averiguar quién la destruyó. Para los actuales investigad­os, las pruebas señalan a Iglesias y piden que el juez les deje al margen de las pesquisas, dados los nuevos acontecimi­entos.

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POOL / EP Pablo Iglesias, en el Congreso

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