La Vanguardia

El PDECAT se vindica como Jxcat en pleno tira y afloja con Puigdemont

La pugna por el control de la marca aflora como elemento de presión en la negociació­n

- JOSEP GISBERT SERGI QUITIAN

En pleno tira y afloja con Carles Puigdemont sobre cómo tiene que materializ­arse la confluenci­a del PDECAT con la Crida Nacional per la República de acuerdo con el mandato surgido de la asamblea de julio del 2018, la dirección del partido heredero de CDC se reivindicó ayer como parte fundamenta­l e imprescind­ible de Jxcat. “Jxcat no se puede entender sin el PDECAT”, proclamó el portavoz de la formación, Marc Solsona, que reprochó que desde determinad­as instancias se plantee el debate “como si fuésemos cosas diferentes”, cuando la realidad es, a su juicio, que “Jxcat es también el PDECAT”.

Después de la tensión vivida en los últimos días, con manifiesto­s y contramani­fiestos de todas las partes en conflicto, y el riesgo de escisión creciente dentro del PDECAT, el mensaje lanzado ayer por la dirección no deja de ser un toque de atención sobre la paternidad de la marca. Jxcat fue primero el resultado de una coalición electoral entre CDC y el PDECAT y después es también un partido político registrado como tal por el propio PDECAT, y a esta realidad jurídica es a la que no piensa renunciar la formación y a la que se aferra en la negociació­n que mantiene con la Crida. “La experienci­a de Jxcat ya tiene dos años”, recordó el también alcalde de Mollerussa, que consideró llegado el momento de “confluir de manera definitiva” en un “proyecto político de larga duración”.

La dirección del PDECAT defiende, en este sentido, que la negociació­n con la Crida debe servir no para forjar “una alianza electoral para ganar las elecciones”, sino para crear “un proyecto que perdure en el tiempo y que tenga contenido de fondo además de la independen­cia”, de manera que “la gente que nos vota sepa muy bien a quién vota”. El modelo de sociedad que preconice el nuevo instrument­o político es, por ejemplo, uno de los aspectos que el PDECAT quiere que quede bien clarificad­o –especialme­nte en un contexto de crisis post-covid-19– más allá del componente de defensa de la independen­cia, y éste sería también uno de los elementos de fricción de la negociació­n con la Crida, que de momento no tiene fecha límite

El partido heredero de CDC se apoya en el legado territoria­l y sectorial para defender su continuida­d

mientras el presidente de la Generalita­t, Quim Torra, no anuncie la fecha de las elecciones. “El reto es fijar bien y sin prisas cómo nos organizamo­s y a quién nos dirigimos”, subrayó Solsona en declaracio­nes a Catalunya Ràdio.

Y es que, pese al pulso público entre la dirección y los críticos afines a Puigdemont, la cúpula del PDECAT todavía ve “margen para el acuerdo” siempre que se reconozca al partido. “Este proyecto político no se puede diluir y menos aún dejar de existir”, advierte un manifiesto de alcaldes y cuadros territoria­les próximos a David Bonvehí, Marc Castells, Ferran Bel y el propio Solsona, tras enfatizar su poso ideológico. Un ADN que apela a la herencia política construida por los gobiernos de CDC. Es un punto de partida que señalan que no se puede ignorar en la redefinici­ón de Jxcat, por lo que los líderes municipale­s afines a la dirección instan al resto de actores a sumar “desde la transversa­lidad” y “huyendo del pensamient­o único”. El PDECAT quiere mantener, en fin, voz propia.

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BERNAT VILARÓ / ACN Solsona y Castells, a su salida de la ejecutiva del pasado viernes

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