La sentencia que salvó al conseller
Francia rechazó en 1941 la extradición de Ventura Gassol solicitada por el gobierno franquista
En 1941, con Francia ocupada por los nazis, la administración franquista solicitó al Gobierno de Vichy la extradición de Ventura Gassol, que había sido conseller de Cultura de la Generalitat. Se le acusaba de haber instigado el asesinado del obispo de Barcelona Manuel Irurita y de apropiación de bienes. La justicia francesa, tal como explica un libro de Manuel Castellet y Rosa Anna Felip (La no extradició de Ventura Gassol, ed. Base), con documentación inédita, denegó la extradición al considerar que no estaban acreditados los delitos.
Mientras Manuel Castellet, ex presidente del Institut d’estudis Catalans, recopilaba información para su novela La mitra de l’exili ,y en concreto sobre la relación entre el cardenal Francesc Vidal i Barraquer y el político Ventura Gassol, halló la sentencia de la Cour d’appel de Aix-en-provence que rechazaba la petición de extradición del gobierno español. Y a partir de aquí empezó una investigación sobre las distintas tentativas para procesar y detener a Ventura Gassol, de quien se pedía la extradición, simultáneamente a la del también ex conseller Josep Tarradellas. Un año antes el gobierno francés ya había entregado a la justicia militar española a Lluís Companys, que sería fusilado en Montjuïc. E igual suerte siguió el dirigente sindicalista Joan Peiró.
Entre julio y octubre de 1936, Ventura Gassol (1893-1980), poeta y diputado de ERC, había desempeñado un importante papel como conseller de Cultura en la protección del patrimonio catalán, hizo aprobar decretos de confiscación de edificios religiosos para evitar su destrucción, trasladó fuera de Barcelona la obra de varios museos públicos y de colecciones privadas, y salvó numerosas vidas. Entre otros, ayudó a salir hacia el exilio al arzobispo de Tarragona Francesc Vidal i Barraquer y al abad de Montserrat Antoni Maria Marcet. Precisamente por todo ello fue objeto de persecución por parte de la FAI y los elementos más radicales que forzaron su exilio el 23 de octubre de 1936. Al poco de concluir la guerra civil, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas abrió una causa contra Ventura Gassol. Un informe de la Guardia Civil señalaba que obraba “siempre de una manera nefasta para la nación”. Desde el Ayuntamiento de Barcelona, otro informe firmado por el alcalde Miguel Mateu lo calificaba como “dirigente rojoseparatista” y “hombre cobarde y propagandista acérrimo contra el Glorioso Movimiento Nacional. Gran traidor a la Patria”. La Falange lo acusaba de “masón”. La Jefatura Superior de Policía fue más lejos y lo acusó de haber incitado por radio el 19 de julio de 1936 a la destrucción de bienes y al asesinato del obispo de Barcelona, Manuel Irurita. Y además recogía la “regocijante anécdota” de que al tener que huir precipitadamente de Catalunya, tras entrar en Francia cantó la primera estrofa de la canción L’emigrant. Y allí donde decía “d’enyorança es mor” habría dicho “renoi quina sort”.
Curiosamente el informe solicitado al vicario general de la diócesis, que firmaba el canónigo Joan Serra, se limitó a señalar que “por ser ignorado el domicilio” del acusado no había sido posible obtener informes y nada se decía en relación con el obispo Irurita. Otro detalles especial es que en un registro en la casa de la mujer de Ventura Gassol en Barcelona, donde vivía su suegra, se especifica que se hallaron 450 libros y un ejemplar de la enciclopedia Espasa.
Con ese bagaje, el Tribunal consideró probado que Ventura Gassol “se dirigió por radio, incitando a las masas contra las personas de orden entre ellas el obispo Dr. Irurita, que luego fue vilmente asesinado al triunfar momentáneamente la turba roja” y que una vez en Francia se lucró como agente de compras de material de guerra para el Gobierno. Y por todo ello fue condenado a la inhabilitación absoluta, el extrañamiento, las pérdida de todos sus bienes y de la nacionalidad.
Unos meses más tarde se inicia la llamada Causa General y se amplían las investigaciones. El director general de la Policía añade a su informe anterior un significativo párrafo: “Es en suma el elemento en el que se ha tratado de idealizar el separatismo catalán”. Se señala además que reside en Saint-raphael, en la Provenza. El 21 de enero de 1941 España pide a Francia la extradición de varios refugiados republicanos, entre ellos, y además de Ventura Gassol, de Josep Tarradellas y de Federica Monseny. Este mismo año Francia y España firman un acuerdo secreto de cooperación tras un encuentro de Franco con Pétain.
Los magistrados franceses rechazaron la implicación del exconseller en la muerte del obispo Irurita
España aceptará el retorno de refugiados que viven en el país vecino y Francia se compromete a la entrega de los presos solicitados. La embajada española cuenta con un agregado, el policía Pedro Urraca,cuyo trabajo es la localización de refugiados, y que en su haber tiene ya el haber detenido al presidente Lluís Companys.
A primeros de agosto de 1941 Ventura Gassol y Tarradellas son detenidos y permanecerán un mes en la cárcel de Aix-en-provence. La acusación principal es contra Ventura Gassol a quien se acusa de complicidad en el asesinato del obispo Irurita. La vista de la extradición se celebra el 15 de septiembre y previamente se producen presiones tanto a favor como en contra. Las intervenciones por escrito del arzobispo Vidal y Barraquer y del abad Marcet de Montserrat, así como la del Gobierno de México, ponen a Francia en una situación difícil. Pero los jueces no dudaron puesto que las dos acusaciones (complicidad en el asesinato y saqueo de dinero) no estaban probadas y emitieron un dictamen desfavorable a la extradición y ordenaron su puesta en libertad. También la de Tarradellas.
Ventura Gassol quedó libre y envió a su mujer y a sus dos hijos a México. Él sin embargo no obtuvo los permisos necesarios y no fue hasta el 20 de noviembre de 1942, cuando pudo pasar a Suiza. Se alejó de la política y no regresó a Catalunya hasta 1977.