El laberinto de Setién
El técnico atraviesa su peor momento en el Barça tras el empate en Vigo
Uno nunca deja de tener sueños. Para eso ninguna edad es impedimento. El de Quique Setién era dirigir al Barça, a un equipo repleto de talento individual, y hacerlo campeón con sus señas de identidad. Es un purista el técnico cántabro, de los que agradan en Can Barça por su tacto y devoción hacia el fútbol. Este era el reto al que había aspirado desde hace años, pero que el destino le concedió a los 61, en la última parte de su carrera como técnico. Seis meses después, ese sueño se ha convertido en una pesadilla de la que no consigue escapar. El equipo no muestra la prestancia que él reclama. Ni el juego ni los resultados convencen. Las críticas arrecian cada vez con más sonoridad mientras su rival capitalino se aleja en la clasificación. Por si todo esto fuera poco, en Vigo Luis Suárez y Messi evidenciaron su desencanto con ciertos aspectos de su planteamiento. Se rebelan los jugadores contra la falta de soluciones. Setién sabe de qué va esto, porque él, magnífico centrocampista en los ochenta y noventa, también ha sido de los que reclaman su porción de protagonismo. “Yo no era un jugador fácil”, reconoce justo antes de medirse al Atlético de Madrid, un Everest para este Barça que vive convulsiones diarias. A falta de seis partidos, Setién parece resignado a un destino que intuye cuál será, mientras vive atrapado en un laberinto en el que hay diseñadas muy pocas salidas.
“En absoluto me siento menos fuerte, me siento igual y lo haré hasta el último día”, aseguró inquirido sobre su estado de confianza dentro del club. En la mañana de ayer el cuerpo técnico reunió a la plantilla. Se trataba de acercar posturas y alejar recelos. Fue más tensa de lo habitual. “Reuniones tenemos a menudo, hablamos de muchos temas”, reconoció con su habitual prudencia, sin incidir en la materia tratada. El cántabro no se centra en su futuro como técnico, sino en aprovechar su ocasión mientras, por desgracia, observa como esta le rehúye y trata de escurrírsele entre los dedos. “Tengo que liberar mi conciencia. Hago todo lo que puedo para que esto vaya bien y ganemos los partidos, esto es lo que me alivia. A veces los resultados no dependen de mí. Sé que estamos haciendo un gran trabajo. Pero también sé que las victorias ocultan muchas cosas”, reflexionó el técnico.
Durante la pausa de hidratación y al final del partido contra el Celta, tanto Luis Suárez como Messi evidenciaron su desacuerdo con el cuerpo técnico. Los dos pesos más pesados en lo futbolístico enviaron señales claras de alarma. Prefiere Setién obviarlas, al menos en público. “Siempre hay controversias porque cada uno tiene su manera de ver la cosas, es normal que haya diferencias, esto ha pasado siempre, yo no era un jugador fácil. Lo entiendo como algo natural, pero hay una comunicación buena y esto son acciones puntuales a las que no le doy ninguna importancia”.
Sabe el técnico cuál es el recetario para salir de esta situación. Una reclamación verbalizada en rueda de prensa. “A lo mejor hay que sacrificar ciertas cosas personales en beneficio del equipo. La realidad es que esta situación que estoy viviendo es nueva para mí a este nivel. Estoy en un periodo en el que me entero de muchas cosas y tiendes a hacer lo que tú quieres. Son procesos, el tiempo coloca a cada uno en su lugar”, afirmó enigmático.
Y mientras tanto, urge cortar la sangría de puntos concedidos. “Ganar se ha convertido en una circunstancia decisiva para nosotros porque cada vez hay menos partidos y porque cada vez el margen es menor”, lamentó.
Hago todo lo que puedo para que esto vaya bien, esto es lo que me alivia. A veces los resultados no dependen de mí”
Es normal que haya diferencias, esto ha pasado siempre, yo no era un jugador fácil. Pero no le doy ninguna importancia”