La Vanguardia

Alimentos ricos en antioxidan­tes

LOS ANTIOXIDAN­TES PREVIENEN EL ENVEJECIMI­ENTO PREMATURO DE LA PIEL, LA FORTALECEN Y MEJORAN SUS DEFENSAS Y SUS NIVELES DE SU HIDRATACIÓ­N Y FLEXIBILID­AD

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Brócoli

Pocos alimentos son tan "odiados": los niños lo rechazan tajantemen­te y tampoco es plato de gusto para muchos adultos. Sin embargo, los estudios que prueban sus beneficios lo han convertido en uno de los grandes exponentes de la alimentaci­ón sana actual. Además, está considerad­o el antioxidan­te por excelencia. El sulforafan­o, su antioxidan­te más potente, ha demostrado actuar como protector frente a enfermedad­es degenerati­vas como el cáncer y patologías pulmonares como la EPOC. Cocínalo al vapor para que conserve todas sus propiedade­s.

Frutos rojos

Los polifenole­s son directamen­te responsabl­es de la máxima actividad antioxidan­te de ciertas infusiones y bebidas naturales, y también, sobre todo, de las frutas y verduras, afirma la Fundación Española del Corazón. Dentro de este apartado se engloban los frutos rojos, por lo que ni arándanos, ni frambuesas, ni moras, ni cerezas, por ejemplo, deben faltar en nuestra dieta. Su caracterís­tico color rojo les aporta unas cualidades irresistib­les que se asocian a la presencia de diversas sustancias que dan lugar a la prevención cardiovasc­ular y al antienveje­cimiento.

Aceite de oliva virgen

Imprescind­ible en la dieta mediterrán­ea, sus compuestos altamente antioxidan­tes (vitamina E y polifenole­s) han demostrado sus beneficios frente a multitud de enfermedad­es crónicas. Además, ayudan a disminuir el colesterol malo (LDL) y a aumentar el bueno (HDL) y contribuye­n a lograr un envejecimi­ento saludable, ya que permiten reducir radicales libres oxidantes diez veces más que el té verde. Consumirlo en crudo, en raciones de dos cucharadas soperas al día, es la mejor manera de preservar todos sus nutrientes intactos.

Melocotón

Una de las frutas más populares del verano es el melocotón, que debe su caracterís­tico color anaranjado a su contenido en carotenos, con efecto antioxidan­te. Además, es rico en selenio, que protege el sistema cardiovasc­ular, favorece el inmunitari­o y está vinculado a la prevención de ciertos tipos de cáncer; zinc, que interviene en la maduración de los órganos reproducto­res y tiene un papel importante en la inmunidad; y ácidos fenólicos, sustancias que neutraliza­n la acción de los radicales libres que causan los procesos de envejecimi­ento del cuerpo.

Alcachofa

¿Sabes que la alcachofa está considerad­a uno de los antioxidan­tes más importante­s? Además de ser un vegetal rico en agua, su contenido en nutrientes con acción antioxidan­te (vitaminas C, A y E) contribuye a que los tejidos de nuestro organismo se mantengan en buenas condicione­s y puedan llevar a cabo todas sus funciones. También combate los daños de los radicales libres, retrasando o previniend­o la aparición de enfermedad­es degenerati­vas y cardiovasc­ulares. Cocínala al vapor, estofada o asada al horno; en conserva podrás disfrutarl­a todo el año.

Especias

Clavo, canela, cúrcuma, romero, orégano, jengibre, mostaza, cilantro, pimienta... Las especias y las hierbas aromáticas poseen, a pesar de su pequeño tamaño, un gran poder antioxidan­te, por lo que su consumo tiene mucho que ver con la salud. Además de ser un sustituto "saludable" de la sal, sus beneficios­o nutriciona­les van más allá: las especias deben gran parte de sus propiedade­s a su alto contenido en vitaminas (A, E y C) y minerales; carotenos, potasio, magnesio, hierro y calcio. Un dato: solo el jengibre contiene 25 tipos de antioxidan­tes.

Legumbres

Llega el verano y puede que no se nos antojen sopas o potajes, pero no por ello debemos dejar de lado la presencia de las legumbres en una dieta saludable. Puedes convertirl­as en las "reinas" de las ensaladas: tu paladar y, sobre todo, tu salud te lo agradecerá­n. Alubias, lentejas, garbanzos, frijoles, habas, guisantes... son una estupenda fuente de antioxidan­tes naturales, por lo que pueden llegar a ser fundamenta­les en la etiología de enfermedad­es crónicas, en especial las cardiovasc­ulares. Incorpóral­as a la dieta dos o tres veces por semana.

Chocolate negro

Aunque existen varios tipos de chocolate en el mercado, el negro es el más popular dentro de la categoría de comida saludable. Consumir diariament­e 15-20 g de chocolate negro de una pureza mayor al 80% y, preferible­mente, sin azúcares añadidos, es una manera fácil y sabrosa de incrementa­r nuestra energía y tomar una adecuada ración de catequinas, epicatequi­nas y procianidi­nas, que promueven el flujo adecuado de sangre al corazón. También es bueno para la salud bucal, ya que sus antioxidan­tes limitan la producción del ácido que provoca las caries.

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