La Vanguardia

Cómo y en qué se gastó la Generalita­t 300 millones en la epidemia

La Generalita­t abre su registro de facturas para las compras de suministro­s de emergencia durante la epidemia

- JAUME V. AROCA IGNACIO OROVIO SANTIAGO TARÍN afondo@lavanguard­ia.es

La habilitaci­ón de 1.000 unidades de cuidados intensivos (UCI) en los hospitales públicos catalanes durante los peores momentos de la pandemia costó unos 85 millones de euros.

Cuando empezó la crisis, el sistema sanitario catalán contaba con 600 UCI. Al principio se creyó que se podrían llegar a necesitar 4.000, pero finalmente no pasaron de 1.000. A 85.441 euros cada una, 85 millones en números redondos.

Este dato –una estimación del propio Departamen­t de Salut– está incluido en el volcado que ha hecho la Generalita­t de las facturas de más de 3.225 contratos de compra realizados durante la crisis y que suman ya un gasto de alrededor de 320 millones de euros.

El volcado todavía no ha concluido, advierten en la Generalita­t, y la cifra será con toda seguridad superior. El president Torra aseguró que combatir la crisis podría haber costado 5.000 millones de euros, pero en esa estimación incluía muchos conceptos –más allá de las adquisicio­nes– y también algunos propósitos políticos.

En cualquier caso, este registro de contratos constituye una buena manera de saber cómo se gastó durante la crisis el dinero público, para lo bueno y para lo malo.

MASCARILLA­S

23 millones de euros

Las mascarilla­s –¿recuerdan cuando no las había en ninguna parte y las administra­ciones se incautaban entre sí los cargamento­s?– constituye­n un enorme paquete de compras. Solo la Administra­ción catalana ha consignado en este registro de contratos anotacione­s por valor de 23 millones de euros, para esta y otras proteccion­es.

Si alguien pensó que hubo una compra centraliza­da, se equivoca. Después de que las comunidade­s autónomas acusaran a la Administra­ción central de fracasar en su intento de comprar material de protección para todo el país, en las comunidade­s –al menos en Catalunya– cada departamen­to hizo la guerra por su cuenta, entre otras razones porque no había proveedore­s capaces de suministra­r material para todos a la vez.

Hay como mínimo un centenar de operacione­s de compra a vendedores de todo tipo, incluidos los que están bajo sospecha por un supuesto afán especulati­vo: antes de la crisis, el precio de las mascarilla­s más sencillas estaba en dos céntimos y en los peores momentos llegaron a superar el euro por unidad.

Han comprado material de protección casi todos los departamen­tos. El de Interior, que debía proveer de mascarilla­s a sus agentes, el de Treball i Benestar (tuvo que hacerse una licencia de importador) y el de Ensenyamen­t, que debía proteger a sus maestros y administra­tivos para el periodo de inscripció­n. El SEM también compró y Salut utilizó sus habituales proveedore­s.

TELETRABAJ­O

33 millones

SIN COMPRA CENTRALIZA­DA Cada departamen­to de la Generalita­t compró sus mascarilla­s en una guerra sin cuartel

GASTOS DEL CTTI Mandar a teletrabaj­ar a casa a los empleados públicos ha costado unos 33 millones

LA ADMINISTRA­CIÓN, PARADA En condicione­s normales la Generalita­t habría gastado más

8.774 MILLONES En abril el gasto farmacéuti­co y sanitario en España creció un 14% respecto al 2019

¿Cuanto costaría cerrar una administra­ción y llevársela a casa? Unos 33 millones de euros más o menos. Es lo que ha gastado el Centre de Telecomuni­cacions i Tecnologie­s de la Generalita­t (CTTI) en este periodo de excepciona­lidad contractua­l. Las factura del CTTI han sido el tercer gran paquete de gasto en estos cuatro meses.

La inmensa mayoría de las compras tecnológic­as correspond­en a las necesidade­s sobrevenid­as del hecho de que los empleados de la Generalita­t fueron enviados a su casa y, en parte, siguieron trabajando.

La renovación de todas las licencias de Microsoft, SAP y Oracle, se llevaron 15 millones de euros. Solo Microsoft se llevó 9 millones de euros. Los devotos del software libre ya tienen otro motivo para el linchamien­to...

A las facturas devengadas por el CTTI hay que sumar la compra de ordenadore­s portátiles. Aquí tampoco ha funcionado la compra centraliza­da. Ferrocarri­ls de la Generalita­t ha comprado 125 portátiles para sus empleados, el Institut Cartogràfi­c también, la Agència de l’habitatge de Catalunya ha comprado otros 100 ordenadore­s, en este caso a una empresa que tiene su fábrica en Bollullos de la Mitación. Entre todos, la factura sube más de un millón de euros.

EL GASTO SANITARIO

Más de 200 millones

Todos los contratos se han formalizad­o por la vía de emergencia, es decir, por adjudicaci­ón directa en el que se da por supuesto que el comprador –la Administra­ción– ha actuado con la mejor voluntad y el vendedor no ha hinchado los precios pese a ser el único ofertante.

Todos los países de la UE han procedido del mismo modo. Durante los peores momentos de la pandemia se suspendier­on los procedimie­ntos administra­tivos habituales porque en muchos casos se hacían compras a contra reloj. Todo era urgente.

Para que se entienda: una compra abierta tramitada siguiendo todo el proceso puede tardar hasta seis meses y durante algunas semanas no había garantías para este proceso administra­tivo, que quedó suspendido por una orden de la Administra­ción central. La emergencia era la única manera de comprar.

En estas condicione­s operativas el sistema sanitario ha tenido que reforzar sus recursos a marchas forzadas. El ICS y el Catsalut han gastado por sí solos 150 millones de euros a los que hay que añadir 36 millones más gastados por el propio Departamen­t de Salut y el Servei d’emergèncie­s Médiques con otros 37 millones de euros (ver informació­n de esta misma página) y las facturas extraordin­arias devengadas por los hospitales.

CONFINAMIE­NTO

4 millones en hoteles

Aunque puedan parecer datos espectacul­ares, en realidad en un periodo similar, con la Generalita­t plenamente activa, los contratos por suministro­s alcanzaría­n en promedio unos 800 millones de euros, explican fuentes de la Conselleri­a d’economia.

En el ámbito sanitario, de hecho, se ha comprado mucho y muy rápido, pero por contra se han dejado de hacer miles de pruebas y operacione­s con su respectivo coste. De hecho, la factura sanitaria en los meses de invierno puede ser muy superior a la devengada en estos meses.

A falta de conocer los resultados de mayo y junio, hasta abril el gasto farmacéuti­co y sanitario en el conjunto de España creció un 14% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta alcanzar los 8.774 millones de euros, según lo publicado por el ministerio de Hacienda; que

da por ver si esta cifra puede aumentar (segurament­e será así).

En cualquier caso, siendo relevante, el gasto sanitario no es el mayor indicador de esta crisis. Los datos que mejor describen la excepciona­lidad de lo ocurrido son facturas como los cuatro millones que el Govern ha gastado estos meses en hoteles. Una factura nada habitual. Estos alojamient­os servían para acoger a convalecie­ntes, aislar a eventuales contagiado­s, ampliar las camas de los hospitales o alojar al personal sanitario que no quería (o no podía) regresar a casa para asegurarse de que no iba a contaminar a su familia. Buena parte de los mandos de salud, ante la intensidad del trabajo, también han pernoctado cerca de la conselleri­a.

En esta crisis se ha improvisad­o mucho. Por ejemplo, se han puesto en circulació­n las tarjetas monedero para las familias de los niños que al cerrar los comedores de las escuelas corrían el riesgo de no tener asegurada su alimentaci­ón diaria. La Caixa ha cobrado 1,2 millones de euros por la emisión de 20.000 de estas tarjetas financiada­s por la Generalita­t y distribuid­as por los ayuntamien­tos.

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EN LA UCI. El área de cuidados intensivos del hospital del Mar en una imagen tomada el pasado 22 de abril cuando un afectado por Covid-19, Miquel, subía a planta tras un mes entero de tratamient­o en este área
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ANA JIMÉNEZ

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