Macron nombra primer ministro a Jean Castex, alcalde de Prada
Macron nombra a Jean Castex, alcalde de Prada, nuevo primer ministro
Emmanuel Macron estaba impaciente por dejar atrás las elecciones municipales del domingo pasado, desastrosas para su partido, y mostrar que aún tiene energía para los apenas dos años que le quedan en el Elíseo. Por eso decidió nombrar ayer mismo al alcalde de Prada de Conflent, en la Catalunya francesa, el conservador Jean Castex, como nuevo primer ministro en sustitución de Édouard Philippe, que había presentado la dimisión horas antes.
Castex, de 55 años, se ha había ocupado durante las últimas semanas, desde un puesto gubernamental, de la delicada tarea de organizar el desconfinamiento tras las restricciones impuestas por la pandemia de la Covid-19. Macron se fijó en este hombre, apodado Monsieur Déconfinement por la prensa, durante las reuniones del consejo de defensa que periódicamente analizaba la situación.
Como alto funcionario, Castex, hombre metódico y eficaz, posee un largo currículum en París que ha compaginado con la alcaldía de Prada, localidad de 6.000 habitantes, en la falda del Canigó, refugio del violoncelista Pau Casals durante el exilio y sede la Universitat
Catalana d’estiu. Ese doble perfil, local y nacional, interesó a Macron. Alumno de la Escuela Nacional de Administración (ENA) –vivero de la elite francesa– Castex fue una figura próxima a Nicolas Sarkozy, pues ejerció como su secretario general adjunto en el Elíseo, un cargo clave en la cocina del poder, el mismo que ocupó Macron durante la presidencia de François Hollande. Luego fue secretario de gabinete en el Ministerio de Sanidad y tuvo otro alto cargo en este departamento. Más recientemente, Castex ha coordinado los ministerios de cara a la preparación de los Juegos Olímpicos de París del 2024.
Su elección muestra que Macron confía mucho, en esta nueva etapa, en los cargos locales, en la complicidad de los municipios. Nacido en el departamento de Gers, al oeste de Toulouse, Castex habla catalán, ya que su esposa, Sandra Ribelaygue, con la que tiene cuatro hijas, es de Prada.
La renuncia de Philippe es consecuencia directa de los resultados de la segunda vuelta de las elecciones municipales del pasado domingo, que fueron una debacle para el partido fundado en torno al presidente, La República en Marcha (LREM), y vieron un gran avance de los ecologistas, en coalición con otras fuerzas de izquierda, en varias de las principales ciudades, entre ellas Lyon, Burdeos, Estrasburgo y Marsella.
La paradoja de la situación es que Philippe sí resultó elegido alcalde de su ciudad, El Havre, en Normandía, urbe que ya dirigía antes de ser primer ministro.estaba claro, de todos modos, que el Philippe iba a continuar al frente del Gobierno si así lo decidía Macron y que un sustituto lo reemplazaría en El Havre.
El presidente ha creído oportuno mostrar un rostro nuevo y ajustar su política en los dos años que le quedan en el Elíseo hasta las elecciones del 2022. Philippe, procedente de la derecha, goza de mayor popularidad que el propio Macron. Pero su continuidad no visualizaría el deseo de cambio que se ha expresado en las municipales y las nuevas exigencias derivadas de la crisis económica causada por la pandemia. De todos modos, Castex también es un político procedente de la derecha, que milita en Los Republicanos (LR), aunque es probable que deba darse de baja para no crear la contradicción de militar en una fuerza opositora a su propio Gobierno. Está por ver cuáles serán sus ministros para verificar al alcance de los cambios. Se da por hecho que habrá relevo en varias carteras de peso como la del Interior, de Justicia y Transportes, y que se procederá a una reorganización.
Philippe se va, en cierto modo, por la puerta grande, popularidad al alza y dejando abiertas futuras ambiciones para el futuro. Según informaban ayer ciertos medios, Macron, que le agradeció su trabajo y su lealtad, podría encargarle una nueva misión, la de fortalecer la mayoría parlamentaria sobre la que se apoya el presidente y que se ha mostrado dividida y dubitativa durante los últimos meses.
Los más de tres años de Philippe en el palacio de Matignon no han sido un camino de rosas. El primer ministro saliente tuvo que afrontar la interminable revuelta de los chalecos amarillos, la larga huelga de los ferroviarios y las protestas contra la reforma de las pensiones. La gestión de la pandemia de la Covid-19 ha sido el último reto de un cargo que, en el sistema francés, es muy sacrificado porque implica dar la cara casi a diario ante el Parlamento y ante la opinión pública y servir siempre de parachoques del presidente.
ALTO FUNCIONARIO CURTIDO El flamante premier ha sido el coordinador del desconfinamiento a escala nacional
ARRAIGO LOCAL
El futuro inquilino de Matignon habla catalán por su esposa, con quien tiene cuatro hijas