Maxwell, la custodia de los secretos de Epstein
Las teorías conspirativas se disparan por la sospecha de cómo murió el financiero
Incluso escondida en el bosque de Bradford (New Hampshire). Ghislaine Maxwell mantuvo su estatus.
William Sweeney, encargado de la investigación en el FBI, describió la casa en la que la detuvieron este jueves, por la que pagó algo más de un millón de dólares, como “una hermosa propiedad” durante la rueda de prensa celebrada en Nueva York. “Ella continuó con su vida de privilegios”, prosiguió, hasta que se produjo el arresto.
Según la fiscal Audrey Strauss, Maxwell se encargaba “de tender la trampa” a las víctimas de su amigo, el multimillonario Jeffrey Epstein.
La autoridades federales se enfrentan a un reto añadido. Este viernes ya se han propagado voces que se plantean si serán capaces de proteger la vida de Maxwell y permitir que tenga la oportunidad de explicar su versión. Se supone que sabe muchos secretos, de su amigo, pero también de los poderosos e influyentes amigos de su amigo.
“La única cuestión, ¿mantendrán con vida a Maxwell para que vaya a juicio?”, se planteó Maureen Callahan en The New York Post.
Comentarios como este no son más que la prueba en la desconfianza conspirativa que provoca este caso. Jeffrey Epstein, detenido en julio del 2019 acusado de abusar sexualmente y traficar con mujeres, algunas de 14 años, se ahorcó el pasado agosto en su celda del Metropolitan Correctional Center, en el bajo Manhattan, la misma cárcel en la que estuvo encerrado hasta la vista oral el célebre narco el Chapo.
La detención de Maxwell, la conseguidora de Epstein, no ha hecho más que reverdecer las dudas sobre cómo murió el multimillonario, sin que sus custodios ejercieran su trabajo, pese a que el acusado había estado en un pabellón de control las 24 horas por tendencias suicidas.
Si alguien sabe los secretos que Epstein se llevó a la tumba, esa es Maxwell, de 58 años. Su arresto ha propiciado, según dicen, nuevos temblores entre personalidades como el príncipe Andrés, de la corona británica, el expresidente Bill Clinton, quien ha confrimado que viajó en el Lolita Express, como se conocía al avión de Epstein, o el presidente Donald Trump.
A principios de este siglo, Trump proclamó que Epstein era un crack, un tipo fantástico. Cuando le detuvieron, hizo lo habitual, que es negar que jamás tuviera una relación estrecha con él.
“La única cuestión, ¿mantendrán con vida a Maxwell las autoridades federales?”, plantean en ‘The New York Post’