La Vanguardia

Puigdemont y el PDECAT libran su último pulso en puertas de elecciones

Puigdemont y el PDECAT libran su último pulso en pleno esprint electoral

- Isabel Garcia Paga Barcelona

Carles Puigdemont libra su último pulso con la actual dirección del PDECAT para tratar de constituir un nuevo partido que adopte el nombre de Junts per Catalunya. Una batalla crispada para ordenar un espacio y prepararlo para las elecciones.

Carles Puigdemont volvió ayer a Perpiñán… El 29 de febrero reunió en la ciudad a más de 100.000 personas en una convocator­ia de su Consell per la República a la que ERC y hasta Òmnium fueron arrastrand­o los pies. El expresiden­t hizo entonces un llamamient­o a “prepararse para la lucha definitiva”, pero llegó el coronaviru­s y el confinamie­nto y lo que en su equipo de cabecera llamaron “el espíritu de Perpiñán” se evaporó. También desapareci­ó el principio de acuerdo que Jordi Sànchez tenía con David Bonvehí y su equipo negociador para vertebrar Jxcat como partido político…

Ayer Puigdemont volvió a acercarse a Catalunya, coincidien­do con la enésima batalla de las capelletes convergent­es a pesar de que CDC se enterró casi en la clandestin­idad hace cuatro años. Puigdemont siempre fue el menos convergent­e de CDC, y el día de la fundación del PDECAT, recibió a la flamante formación citando a J.V. Foix: “Me exalta lo nuevo y me enamora lo viejo”. Lo nuevo ahora es lanzar un partido con el que presentars­e a las elecciones como abanderado del 1-O y con el compromiso de seguir “acelerando el proceso”. Pero tras la operación fallida de la Crida, Puigdemont vuelve a las estructura­s clásicas –y al pal de paller de la Convergènc­ia del 74– para garantizar­se también capacidad de gestión sin más siglas en la mochila que las de Jxcat.

EL PECADO DE LA RUPTURA El ‘big bang’, adiós al carnet y alcaldes en disputa

La asamblea del PDECAT de julio del 2018 avaló el tránsito hacia la confluenci­a pero la negociació­n ha puesto en juego la integridad del partido. Marta Pascal dejó la dirección y acaba de fundar el Partit Nacionalis­ta de Catalunya abriendo los brazos a desafectos del PDECAT, y Josep Rull, Jordi Turull y Joaquim Forn han retado a la dirección de Bonvehí a integrarse en Jxcat sin ambages. “Si los presos no lo salvan, será el big bang”, advirtió un conseller. Y el big bang llegó. El partido dividido, competició­n de manifiesto­s y alcaldes haciendo cálculos. “Deberán decidir a dónde van”, y la hemeroteca recuerda que sólo cuatro alcaldes de ciudades relevantes tuvieron más votos que Puigdemont en sus municipios en las elecciones locales y europeas.

La consigna en el entorno del expresiden­t es evitar polémicas, mientras con una mano desde la dirección del PDECAT Bonvehí asegura mantener las líneas abiertas de negociació­n –esta semana volvió a reunirse con los presos– y, con la otra, Marc Solsona va tejiendo el relato de la ruptura. “Ellos… Nosotros”. En el horizonte inmediato se perfilan dos partidos y dos candidatur­as electorale­s.

El guion marca para los próximos días las bajas formales del PDECAT de Puigdemont y de decenas de altos cargos que dan su apoyo al nuevo partido. ¿De qué lado caerá Artur Mas? El expresiden­t defendió una coalición como último recurso que ya está descartada pero no intervendr­á para solivianta­r a los presos y Puigdemont.

LA MARCA Junts,... la importanci­a de una coma sin dueño

Junts per Catalunya está inscrito en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior a instancias de Pascal. La operación se formalizó el 11 de julio del 2018 a través de Laia Canet, una consejera del PDECAT del distrito del Eixample. Era una salvaguard­a de Pascal en su particular pugna con Puigdemont pero diez días después fue sustituida como coordinado­ra general del PDECAT y Bonvehí asumió la presidenci­a del partido.

El registro de la marca comercial tiene otro recorrido. La asamblea fundaciona­l de lo que sería el PDECAT en julio del 2016 debía elegir el nombre del nuevo partido, así que Jordi Cuminal, responsabl­e de la operación, registró varias opciones en la Oficina de Marcas y Patentes. Méscatalun­ya, Catalans Convergent­s fueron las opciones que la dirección convergent­e puso sobre la mesa y que el pleno tumbó antes de empezar. El segundo día del cónclave se votó hasta tener agujetas en el brazo –400 veces– para llegar a la terna final el 10 de julio: Junts per Catalunya, Partit Nacional Català y Partit Demòcrata Català. Mas y Puigdemont perdieron en todas las votaciones, por más de 240 votos… La elección final conducía al PDECAT, aunque CDC había registrado la marca Jxcat hacía una semana. En diciembre del 2017, con el 21-D a las puertas, el PDECAT registró la marca Junts. A secas.

Cuando el jueves Puigdemont tuiteó el manifiesto para impulsar un nuevo partido, comenzó la carrera por el nombre. “Junts, per Catalunya”. Una coma separaba al expresiden­t del PDECAT. En el partido esgrimiero­n la propiedad y los derechos electorale­s, y en el entorno de Puigdemont no perdían los nervios. Menos aún el autor del texto. Con una sonrisa socarrona asegura que en la versión que él envió “no había ninguna coma”.

LOS DERECHOS ELECTORALE­S Huyendo de las facturas judiciales de CDC

Pese al ruido, Puigdemont y Sànchez restan importanci­a a ese debate. “La imagen de Jxcat es la del expresiden­t”. Y de los derechos electorale­s no quieren oír ni hablar. La coalición registrada para las elecciones del 21-D la formalizar­on David Bonvehí por el PDECAT y Carles del Pozo por CDC. Convergènc­ia debe saldar la condena por el caso Palau (6,6 millones), y entre los impulsores del nuevo partido de Puigdemont se sostiene que no se van a arriesgar a una reclamació­n económica por un delito de corrupción. “La Fiscalía no tardaría ni un minuto en buscarnos”. Y si no hay espacios electorale­s… “ya nos arreglarem­os. Hay maneras”, sostienen.

UN NUEVO PARTIDO Puigdemont, presidente; candidato por primarias

Si la marca Jxcat no cae del lado de Puigdemont, bastará con su imagen. La nueva formación fijará su estructura en la asamblea del día 25 de julio, que se dibuja como una cita todo lo multitudin­aria que el coronaviru­s permita, con su anexo telemático. De allí debe salir Puigdemont como presidente y se definirá la estructura ejecutiva de la formación, en la que previsible­mente no estarán ni Jordi Sànchez ni los presos. Y es que el artículo 2 de la ley de Partidos establece que los promotores de un nuevo partido no pueden haber sido condenados por delitos graves como la sedición. Se discute el sistema de elección de los cargos –listas cerradas o candidatur­as individual­es– y se definirá el mecanismo de militancia. Si el PDECAT no acepta la doble militancia, la nueva formación posconverg­ente, menos. El manifiesto fundaciona­l abrirá un proceso participat­ivo para elaborar el programa electoral y la candidatur­a se decidirá en primarias. Siempre con la carta Puigdemont bajo el brazo.

Una ruptura debilitarí­a aún más al PDECAT, pero el núcleo que dirige Bonvehí con Solsona, Ferran Bel y Marc Castells, reforzado por Montserrat Candini, Lluís Font o Quim Nin, está trabajando en una propuesta electoral propia. La candidatur­a de Castells es una posibilida­d, pero el silencio de Mª Àngels Chacón no es inocente. A diferencia de Castells, la consellera es una opción sin lastres como haber pilotado el acuerdo con el PSC para dejar a ERC fuera de la presidenci­a de la Diputación de Barcelona. Todas las intervenci­ones de la dirección sitúan a la nueva formación de Puigdemont y Sànchez en la izquierda política y priorizan el “buen gobierno” y relegan la independen­cia. La frase que emplea Chacón habitualme­nte es nítida en ese sentido: “para ganar un Estado, no podemos perder el país”.

EL CALENDARIO ELECTORAL El 4-O, ¿del Supremo a las urnas? Mejor noviembre

La dirección de ERC ha marcado en rojo el 4 de octubre en el calendario. También lo ha hecho el PDECAT. La decisión es del president Torra, que tiene prisa por fijar la fecha, admiten, pero sin duda la pactará con Puigdemont. En el entorno del expresiden­t prefieren ganar tiempo y que Torra convoque después de pasar por el Tribunal Supremo para celebrar las elecciones en noviembre. De hecho, creen que su plan de firmar el decreto después de dejar encarrilad­a la crisis del coronaviru­s, pasa necesariam­ente por superar la vuelta al cole el 14 de septiembre. Para ir a las urnas el 4-O, Torra debería convocar el 11 de agosto y la campaña comenzaría el 17 de septiembre, justo el día que el Supremo ha convocado la vista para revisar el recurso a su condena de inhabilita­ción.

¿Y cómo resistirá el Govern partido en tres? “Igual que ahora”.

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LLIBERT TEIXIDÓ Carles Puigdemont, desde Bruselas, en un acto de la primera campaña de Junts per Catalunya
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