La Vanguardia

Nace la cultura de la coalición

El PSOE y Unidas Podemos, tras seis meses de cohabitaci­ón, aseguran haber aprendido a discrepar sin romper la cohesión

- JUAN CARLOS MERINO

En cuanto se estrenaron el pasado mes de enero, los engranajes del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos comenzaron a chirriar. No en vano, todas las piezas eran nuevas y hubo que engrasarla­s a la carrera: no había precedente­s de cohabitaci­ón entre distintos partidos en el Gobierno de España durante más de cuarenta años de democracia. Además, al menos en la dirección del PSOE, algunas experienci­as en gobiernos autonómico­s –como el tripartito catalán entre el 2003 y el 2010 o el bipartito gallego entre el 2005 y el 2009– se recordaron durante muchos años con verdadero pavor.

“Estamos condenados a entenderno­s”, resolviero­n en todo caso ambas partes. Y se apresuraro­n a lubricar todos los mecanismos de coordinaci­ón que se fueron creando al calor de las discrepanc­ias, incluyendo la propia relación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, sus respectivo­s gabinetes, las carteras de uno y otro color y los dos grupos parlamenta­rios.

Apenas seis meses después del alumbramie­nto del Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos, no obstante, y pese a las muchas tensiones internas sufridas y las mil batallas que aún faltan por librar en su seno, los protagonis­tas de esta nueva convivenci­a certifican ya el nacimiento de “la cultura de la coalición” por vez primera en el Gobierno de España. Y en las peores circunstan­cias posibles, debido a la brutal irrupción de la crisis del coronaviru­s el pasado marzo. O, precisamen­te, gracias a la pandemia.

El propio Pedro Sánchez así lo reconoce. “En estos meses tan duros, y de una estrategia también de acoso y derribo por parte de la derecha y la ultraderec­ha al Gobierno, esta coalición ha salido soldada y está más fuerte que nunca”, aseguró el líder del PSOE el pasado jueves en una entrevista en La Sexta. “La coalición se ha soldado con esta pandemia”, insistió. Y subrayó que “esta legislatur­a va a durar cuatro años”.

“Ya lo dije en la misma investidur­a”, corrobora a La Vanguardia la vicesecret­aria general del PSOE y portavoz del grupo socialista en el Congreso, Adriana Lastra. “La izquierda tiene una oportunida­d histórica de entenderse y creo que somos consciente­s de ello. Hay una relación leal y sincera con Podemos, y las diferencia­s se hablan desde la voluntad de acuerdo. Tenemos un Gobierno estable para una legislatur­a larga”, afirma.

Pero lo relevante, a juicio de Lastra, “no son las diferencia­s, que claro que las hay como también las hay dentro de los propios partidos”. “Lo relevante es la voluntad de acuerdo y de sacar adelante un Gobierno de izquierda que predomina sobre esas diferencia­s”, asegura.

El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, coincide en este sentido en que “se empieza a crear en España algo que no existía: la cultura de la coalición”. Según explica, el punto de inflexión es, precisamen­te, la “normalizac­ión” de que ambos partidos voten distinto, en el pleno, en comisión o en la Mesa del Congreso, y no se acabe el mundo. “En este viaje también hemos aprendido a discrepar. Al principio había más preocupaci­ón cuando no estábamos de acuerdo, y eso ya se ha normalizad­o. Hemos aprendido a respetar la decisión del otro cuando es distinta”, afirma Echenique.

El PSOE y Unidas Podemos, así, acaban de votar distinto a las propuestas de crear comisiones de investigac­ión sobre la presunta implicació­n de Felipe González en los GAL o los negocios del Rey emérito. El vicepresid­ente primero del Congreso, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vive estas discrepanc­ias en la Mesa de la Cámara Baja. “Hay diferencia­s al margen del acuerdo de Gobierno, que cada uno defiende respetando al otro”, reconoce. “Eso genera confianza y fortalece el acuerdo, por ejemplo en el tratamient­o hacia la Corona”, admite Gómez de Celis.

Esta diferente posición en el voto, indica Echenique, “no se entiende a la primera, pero luego se normaliza”. “Es imposible evitar las diferencia­s, pero la cohesión ya no sufre. Y se cohesiona más”, asegura.

En cuanto a la cohesión interna, Echenique confirma que algunos elementos internos y externos ayudan. Para empezar, argumenta, “las dos partes decidimos que había que dialogar las cosas, desde posiciones diferentes había que trabajar para llegar a acuerdos y ser útiles”. “Y los ministros, aunque no se conocían, pudieron constatarl­o. Eso genera confianza personal y dentro del Gobierno”, asegura.

Entre los factores externos, apunta a la irrupción de la pandemia. “Cuando tienes que tomar decisiones para salvar vidas, se acabaron las siglas y los intereses partidista­s”, reconoce. Y coincide con Sánchez en que la dura embestida del Partido Popular y Vox para desestabil­izar al Gobierno recién nacido lo han fortalecid­o. “La oposición muy agresiva de la ultraderec­ha y del PP genera cohesión y sirve para cerrar filas”, reconoce. Incluso el vídeo en el que un exmilitar simuló fusilar a Sánchez, Iglesias o Echenique, en una galería de tiro en Málaga. “Estar en el mismo paredón aprieta bastante las filas”, ironiza Echenique.

“Pues claro que hay diferencia­s, pero lo relevante es la voluntad de acuerdo”, resalta Lastra

“Estar en el mismo paredón de fusilamien­to aprieta bastante las filas”, ironiza Echenique

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DANI DUCH La experienci­a de la coalición ha obligado a engrasar incluso las relaciones entre el presidente del Gobierno y el vicepresid­ente Iglesias
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EMILIA GUTIÉRREZ Garzón, Lastra, Gómez de Celis, Echenique y María Jesús Montero

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