La Vanguardia

La hora Puigdemont

- Pilar Rahola

Aunque todo lo que pasa podría parecer confuso, lo cierto es que ha empezado la clarificac­ión del espacio independen­tista, al menos por el lado del universo Puigdemont. Puede que los inicios de esta reordenaci­ón parezcan más resta que suma, vista la actitud numantina de la cúpula del PDECAT, que pone a la formación al borde de la ruptura (todo se puede arreglar, aún) con el propio Puigdemont, con los presos y con los grandes referentes del 1 de octubre.

Sin embargo, al margen de cómo acabe este nudo, y pase lo que pase con el PDECAT –tanto si se reconduce como si se cobija en los restos del naufragio de la vieja Convergènc­ia–, el objetivo del manifiesto fundaciona­l y del congreso anunciado para el 25 de julio es el de crear un gran partido/movimiento que tenga como hito, sin ambigüedad­es, la plasmación del mandato del 1 de octubre. “Un instrument­o de construcci­ón y también de confrontac­ión y lucha”, dice el manifiesto, con el compromiso inequívoco de conseguir la independen­cia de Catalunya. Se concreta, así, la voluntad de eludir el concepto clásico de partido e ir hacia una formación más transversa­l y más moderna, donde se acojan sensibilid­ades diversas, con el doble objetivo de preservar los derechos civiles y sociales y conseguir los derechos nacionales. Y hacerlo sin peajes de cuotas ni arcaicas estructura­s partidista­s. Se dibuja, pues, segurament­e más tarde de lo que habría sido recomendab­le, el espacio político que quiere mantener el objetivo y el calendario surgidos de las urnas del 2017, y lo hace con referentes principale­s del independen­tismo (desde presos hasta exiliados) y con el liderazgo indiscutid­o de Carles Puigdemont.

Es decir, lo que surja el 25 no será un partido clásico, ni un movimiento a la manera de la vieja escuela pujoliana, sino la clarificac­ión orgánica del espacio ideológico que el universo Puigdemont representa: asumir la imposibili­dad de reconverti­r al Estado español, alejarse de sinuosos virajes estratégic­os (al estilo de lo hecho por ERC) y preparar el país para culminar aquello que quedó abortado con la declaració­n fallida del 2017. Se acaban, pues, las ambigüedad­es y los líos de siglas, y se aterriza en un espacio definido, libre de peajes, plural y de horizonte inequívoco. Y aunque ahora se viva el ruidoso órdago del PDECAT, el proceso será una catarsis que, a medio plazo, definirá objetivos y permitirá sumas transversa­les. Nace un partido que no lo será, pensado como movimiento ciudadano y construido como instrument­o de liberación nacional. El panorama, pues, no se complica, se clarifica.

Se acaban ambigüedad­es y líos de siglas, y se aterriza en un espacio definido

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain