El éxito de público desborda todas las previsiones
serva el corazón de la casa, la planta noble, con sus vistas al paseo de Gràcia, al mismo tiempo puede comprobar desde una pantalla el nivel de purificación del aire. “Hemos querido garantizar que el aire que se respira en la casa Batlló sea más sano que el del exterior e incluso de cualquier punto de Barcelona. Se podría comparar con el aire de un quirófano”, afirma Gautier. Las audioguías se desinfectan con un sistema de luz ultravioleta y antes de entrar se toma la temperatura. Asimismo, es obligatorio el uso de la mascarilla, que también las ofrecen gratis con un diseño de trencadís. Otra medida es la reducción del aforo a menos de un tercio. De hecho, unas pantallas en la entrada muestran el número de personas que hay en ese momento en la casa. Gaudí fue visionario pero quizás nunca hubiera imaginado una visita a una de sus obras más emblemáticas con estas medidas.
A escasos metros y sin abandonar el paseo de Gràcia, la casa Milà, la Pedrera, ultima los prepa- rativos para rea- brir a partir del 15 de julio. Se han puesto mamparas de separación en las taquillas y en otros puntos, incrementado la limpieza y colocado dispensadores de gel. Al igual que en otros lugares, se tomará la temperatura y la ocupación se disminuirá lo que permitirá descubrir “espacios que habitualmente están cerrados al público”, destacan fuentes de la casa Milà. Para seducir al visitante local habrá un 50% de descuento para los residentes. Son algunos de los atractivos para ganarse a los barceloneses, ya que de los 1.322.030 visitantes a la Pedrera en el 2019, incluidos los asistentes a actividades culturales, solo un 4% era de Catalunya.
Los vecinos no solo han reconquistado espacios culturales sino que han vuelto a disfrutar de la montaña y del puerto de una forma más sosegada y sin multitudes. El teleférico de Montjuïc volvió a funcionar hace unos días con las entradas agotadas gratuitas para los barceloneses. Un público sobre todo familiar no ha querido desaprovechar la oportunidad. “No sabíamos muy bien dónde estaba la entrada. Era la primera vez que subíamos. Las vistas son espectaculares”, asegura Jordi, acompañado de su hermana y su hijo de unos meses.
Las golondrinas también han atraído a las familias locales. Las entrañables embarcaciones vuelven a navegar desde hace unas semanas por el puerto de Barcelona con sus modelos antiguos de madera. “Entre semana sobre todo vienen abuelos con sus nietos que se acuerdan de las golondrinas. Un 90% actualmente son personas de Barcelona y otros puntos de Catalunya mientras que en junio del año pasado un 70% eran turistas frente al 30% de público local”, detalla Óscar Arribas, responsable de la flota en Las Golondrinas. Este transporte de ocio, que con el estado de alarma fue la primera vez que paró en sus más de 130 años de historia, ha regresado con itinerariosdiferentes,nuevoshorarios y precios más populares. Los fines de semanas sale un viaje guiado en el que se explica la historia del puerto. Planes y variedad de propuestas para que el barcelonés haga este verano de turista en su propia ciudad.