‘Mandingo’
Te acuerdas, amigo (a) lector (a), de Mammy, la sirvienta de color de Lo que el viento se llevó (1939), la mítica peli de David O. Selznick (el productor y padre de la criatura)? ¿Te acuerdas de Hattie Mcdaniel, la actriz de color que interpretaba el personaje de Mammy y que se hizo con el Oscar a la actriz secundaria, la primera actriz secundaria de color, negra, que era galardonada con un Oscar cincuenta años antes que Whoopi Goldberg? ¡Claro que sí! Todos nos acordamos de la Mammy, de cómo regañaba a la “zeñorita Ezcarlata”, a Vivien Leigh, cuando esta se pasaba de rosca. Pues bien, parece ser que la peli (dirigida, firmada por Victor Fleming) tenía que inaugurar el pasado 23 de junio la reapertura del Grand Rex, en París, pero finalmente ha sido desprogramada a petición de la propia productora, la Warner, por estimarla “racista” o, para decirlo como el colega Jean-paul Brighelli (en Marianne), para “facilitar argumentos a los imbéciles e hincar la rodilla ante la intolerancia”.
Que Lo que el viento se llevó es una peli “racista” no es ninguna novedad. La buena de Hattie Mcdaniel ya tuvo que sufrir en vida que la acusasen de interpretar un papel de criada, vamos, el único papel que podía interpretar una actriz negra según pensaba, creía, aceptaba el público blanco. ¿Quién la acusaba? Pues la NAACP (National Association for the Advancement of Colored People). Para las gentes de la NAACP, Lo que el viento se llevó no era nada más que una variante de La cabaña del tío Tom. Así de sencillo. Y algo debían tener de razón, porque después que le entregaron el Oscar a Hattie Mcdaniel y ella dijese aquello de “Confío, sinceramente, en ser un buen ejemplo para mi raza y para la industria del cine”, no sólo se olvidaron de ella sino que le negaron, por negra, el acceso a un club en el que los blancos celebraban la fiesta de los Oscars.
Pobre Mammy, pobre Hattie Mcdaniel. Pero, ojo, porque además de ser una excelente actriz –actuó en cerca de trescientas pelis–, no tenía un pelo de tonta, y a los que la acusaban de interpretar el papel de criada les respondía: “Por qué voy a quejarme de hacer de criada por 700 dólares a la semana. De no ser por el cine, lo más probable es que fuese una criada de 7 dólares a la semana”. Fíjense si era lista la Mammy, que además de participar en cerca de trescientas pelis, se sacó de la manga el primer show televisivo presentado por una negra (The Beulah Show. CBS, 1947). Y encima cantaba –blues– muy bien por cierto. Total, que la carrera de Hattie Mcdaniel, la Mammy de Lo que el viento se llevó –qué bien que la imitaba Terenci Moix–, acabó soportando más críticas de los “suyos”, de los que la acusaban de venderse como criada, que no soportaban sus éxitos, que de los que le impedían tomarse una copa en un club con sus compañeros blancos de la peli.
¿Han oído hablar de Mandingo (1975), una peli de Richard Fleischer, interpretada por James Mason, Susan George, Perry King, Richard Ward, Brenda Sykes y Ken Norton? Recuerdo haberla visto en Barcelona –¿en el Tívoli?– y haber escrito algo sobre ella en el Noti o tal vez en El Correo Catalán, cuando lo dirigía el amigo Llorenç Gomis (no guardo nada de lo que escribo). ¿Por qué menciono Mandingo? Porque al lado de Lo que el viento se llevó se me antoja la peli más bestia, más “racista” que jamás he visto en mi vida. Mandingo es un esclavo negro, un negro espectacular, que en más de una ocasión es requerido por su ama, una joven blanca malcasada con un señorito, sureño como ella, para que se la folle y le dé gusto. Total, que la deja preñada y nace una criatura… ¡Negra! La criatura es eliminada no más nacer, y el marido, el señorito sureño del sur de los USA, va tras el negro espectacular y le ordena preparar una gran olla, y cuando la olla empieza a hervir le obliga, a punta de fusil, a arrojarse a ella… Por cierto, se me olvidaba: antes, a la calentorra de la ama, el marido la ha forzado a tragarse un veneno…
En 1976, Mandingo era la peli más “racista” que yo había visto en mi vida. Recuerdo que al salir del cine me preguntaba cómo diablos se le había ocurrido a alguien filmar aquella monstruosidad. Total, que después de lo ocurrido con Lo que el viento se llevó, quise volver a verla esta semana y, a decir verdad, no se me antojó tan “racista” como cuando la vi por primera vez. Porque, a fin de cuentas, el tal Mandingo podría ser un personaje destinado a destruir una familia de blancos sureños, y posats a fer, siempre es más agradecido interpretar el papel de semental que el de la pobre Mammy, y dejar preñada a la ama con una criatura negra… Total, que no me extrañaría que en tal pueblo del sur de los USA los de la NAACP le levantasen una estatua al tal Mandingo.
Por cierto, ¿saben quién interpretaba el papel de Mandingo en la peli de marras? Pues Ken Norton, un famoso boxeador que pasó a la historia del boxeo por haberle roto la mandíbula a Cassius Clay, perdón, a Muhammad Ali. Eso ocurrió dos años antes de filmarse Mandingo. Norton, un playboy, un antiguo marine que había hecho la guerra en Vietnam con los blancos, no le caía muy bien a Muhammad Ali. Total, que en la revancha de aquel puñetazo en la mandíbula, Muhammad se puso a bailar –¡y cómo bailaba aquel hombre!– y en media hora acabó con él. Pero eso ya es otra peli. Otro día.
Al lado de ‘Lo que el viento se llevó’, se me antoja la película más bestia, más “racista” que jamás he visto en mi vida