La Vanguardia

Baleares, el coste del edén sin turistas

El archipiéla­go arranca poco a poco la temporada con el debate de fondo sobre la necesidad de un cambio de modelo

- NEKANE DOMBLÁS

El cierre total de las islas por el coronaviru­s ha hecho que Baleares se acerque más que nunca a la idea de paraíso terrenal, con aguas cristalina­s de un espectacul­ar azul turquesa y una línea fina de arena de un blanco cegador en las pequeñas calas recogidas entre pinares. Pero para el sector turístico, el 80% del PIB balear, ese paraíso es un infierno devastador, una pesadilla de la que intenta despertar cuanto antes.

Magaluf, en el municipio de Calvià, cerca de Palma, representa a esa Baleares que no sale en las fotografía­s de los folletos promociona­les sino en las de las páginas de sucesos de los diarios sensaciona­listas ingleses. También es un paraíso, pero muy diferente al de las calas: es la meca del turismo británico de excesos, del todo incluido, del pub crawling –excursione­s alcohólica­s por los pubs de la zona–, del alcohol y las drogas sin control ni mesura. Es la cuna del balconing.

La fotografía de Magaluf se acerca ahora más a la de un decorado de un ciudad olvidada, una de esas escenas de un pueblo del Oeste construido en pleno campo de Almería con calles vacías, comercios cerrados y pubs anunciando en su puerta ofertas alcohólica­s que este año no llegarán.

El conseller de Model Econòmic, Turisme i Ocupació del Govern balear, Iago Negueruela, cree que esta zona degradada, como otras que hay en Mallorca y en Eivissa, deberían aprovechar este año para reciclarse, comenzar a cambiar el modelo de turismo de borrachera y dejar a un lado el reclamo del alcohol para apostar por turismo familiar. La cadena Melià ya ha abierto uno de sus hoteles en la zona, el Melià Calvià Beach, de cinco estrellas. Pretende ser la avanzadill­a de ese cambio de modelo que empieza a ser una necesidad en las islas.

El Govern de Francina Armengol había calculado que la pandemia provocará una caída del 30% en el PIB de las islas, pero las previsione­s no son ahora tan negativas. El aeropuerto de Son Sant Joan ha pasado de recibir 200 pasajeros diarios en las primeros días de junio a 40.000 el pasado viernes. La previsión es que este verano pasen por Baleares 5 millones de turistas, menos de la mitad de los que llegaron el año pasado en esta misma época. En todo el año 2019 llegaron 16 millones de turistas. La temporada se inició con los primeros 400 turistas alemanes que llegaron en la prueba piloto, con las fronteras aún cerradas en pleno estado de alarma. Negueruela considera que la operación ha sido todo un éxito porque ha colocado a Balears como destino seguro en Alemania frente a destinos competidor­es como Turquía y Túnez.

Durante ese plan piloto, abrieron tres hoteles de los más de 100 que hay en la Platja de Palma, enclave de turismo alemán en las Islas. En pleno confinamie­nto, nadie apostaba por la apertura de los hoteles durante esta temporada, pero ya se calcula que en agosto puede estar abierta un 50% de las más de 600.000 plazas hoteleras que hay en Baleares. Las perspectiv­as no son tan buenas en Menorca y en Eivissa, más dependient­es del mercado inglés, aunque Negueruela cree que Menorca puede salvarse por el mercado catalán. María José Aguiló, vicepresid­enta ejecutiva de la Federación Hotelera de Mallorca, explica que ya han abierto 167 de sus 850 asociados y muchos más lo harán este mes de julio. “Hay cierto optimismo, pero con muchas cautelas”, señala.

Muchas reservas se cancelan a ultima hora por los vuelos suspendido­s de las compañías aéreas. Los precios de los billetes se han disparado durante el mes de junio motivado por la creciente demanda con tarifas punta que han llegado a los 1.000 euros para un vuelo de conexión entre Madrid y Eivissa o 700 para un vuelo entre Barcelona y Menorca, pero ya se aprecia un ligero descenso. Air Europa tiene programado­s 2.000 vuelos este verano. Un portavoz asegura que la intención es mantener precios competitiv­os para facilitar la movilidad.

La progresiva apertura de los hoteles, muy lenta todavía, no está tirando lo suficiente como para que el sector de la restauraci­ón supere la crisis. Alfonso Robredo, presidente de la sección de Restauraci­ón de la Confederac­ión de Asociacion­es Empresaria­les de Baleares (CAEB), asegura que la caída de facturació­n en la zonas turísticas ronda el 70% y calcula que, solo en Mallorca, hay más de 4.000 establecim­ientos que no abrirán sus puertas.

MAGALUF La meca del turismo británico de excesos es como un decorado de ciudad abandonada

MACRODISCO­TECAS El Govern balear prohíbe las grandes salas, por lo que Eivissa pierde clientela

Uno de los sectores que lo pasarán mal este verano es el del ocio nocturno y especialme­nte las macrodisco­tecas. El Govern balear no permitirá su apertura, por lo que Eivissa perderá una parte de su clientela habituada a las noches de Pachá o Ushuaïa. Jesús Sánchez, presidente de la Asociación Balear del Ocio Nocturno lamentó esta drástica decisión del Govern de Armengol y asegura que la medida afectará a un sector que genera 20.000 puestos de trabajo en todas las islas.

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NEKANE DOMBLÁS La playa de Palma presentaba ayer este aspecto, inusualmen­te vacía en el primer fin de semana del mes de julio

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