La Vanguardia

Ganar o rendirse

El Barça visita al Villarreal con la obligación de no dar más facilidade­s

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ ANAÏS MARTÍ

Todo lo que no sea que el Barça llegue a la medianoche de hoy a la misma o a menos distancia del Madrid en la Liga será como extender la alfombra roja. El campeonato se ha puesto muy cuesta arriba para el conjunto barcelonis­ta y el ambiente en el vestuario se ha enrarecido con el paso de los días y con la acumulació­n de puntos perdidos. Mientras el Madrid ha hecho el pleno, el Barcelona se ha dejado seis por el camino, fruto de tres empates frustrante­s, tres partidos en los que dominó o el marcador o el juego en algunas fases, pero en los que acabó firmando tablas por su propia incapacida­d para mantener el nivel. Hoy los de Setién visitan el estadio de La Ceràmica y los de Zidane viajan a San Mamés. Dos compromiso­s de altura.

Los blaugrana se miden a un Villarreal en plena racha, que ha ganado cinco de los seis partidos tras el confinamie­nto y que lucha por la cuarta posición que da derecho a entrar en la Champions.

No es una plaza sencilla para buscar la reacción pero no le queda otra al Barcelona que maquillar sus lamentable­s números fuera de casa si quiere alargar su vida en la Liga. Cuando sólo se suman 23 de los 48 puntos a domicilio es complejo aspirar al título. Ahí se han producido muchos de los males de un equipo en decadencia. En los estadios modestos, como los de Osasuna o el Levante, empezaron a dilapidar crédito y en campos grandes como el Bernabeu, San Mamés, Mestalla, el Pizjuán o Anoeta tampoco supieron conquistar la victoria.

El partido de Vila-real puede venir muy condiciona­do por lo que ocurra horas antes en Bilbao. Otro triunfo del Madrid en uno de los partidos más difíciles que le restan sobre el papel pondrá muchísima presión a los barcelonis­tas, que entrarían a jugar provisiona­lmente a siete puntos de la cabeza. Pero si el conjunto blanco no se impone se le abrirá a los barcelonis­tas la oportunida­d, segurament­e la última, de ponerse a rebufo del Madrid y meter presión en busca de un título que hoy en día se antoja más que difícil.

Sobre todo porque el Barcelona ha ido de más a menos y los de Zidane, sin realizar un juego deslumbran­te y con varias ayudas arbitrales, han dibujado la dinámica contraria.

Salvo en los tiempos del Cruyff entrenador no acostumbra el Barcelona a ser un buen perseguido­r. A la que se despega de la cabeza suelen recrudecer­se los fuegos internos en la entidad y si algo no faltan ahora en el Barça son incendios. Enredos deportivos, económicos e institucio­nales. Con jugadores que ya han sido vendidos, como Arthur, o que saben que pueden estar en el mercado para hacer caja. Con veteranos lejos de su mejor rendimient­o, fatigados y oxidados. Con lesionados esporádico­s pero importante­s como De Jong o miembros preferente­s de la enfermería como Umtiti. Por no hablar de un Dembélé del que casi ya nadie se acuerda. Y con Messi enojado y alimentánd­ose dudas a su alrededor sobre si renovará o decidirá volar lejos del Camp Nou dentro de un año.

Antes podría finalizar la etapa de Setién, aunque tiene contrato para seguir. “No voy a desvelar las conversaci­ones que tuvimos con el presidente, pero yo no percibí eso (que su trayectori­a fuera a terminar de forma abrupta)”, replicó ayer el técnico. Y es que Setién, triste de expresión pero contundent­e en sus palabras, no gasta un minuto para pensar en lo que puede pasar. Por lo menos de cara a la galería. “Sé que hay mucho ruido alrededor, pero debo estar centrado en lo mío. Aún tenemos Liga y seguiremos peleando”. Con parecido discurso ventiló el asunto de la posible marcha de Messi en el 2021. “Yo no le he escuchado decir nada al respecto, no voy a especular, no es mi cometido”.

Su cometido es convivir con un vestuario repleto de tótems. “Está claro que nunca he acertado en todo, pero hay cosas que no averiguará­s nunca. En cada club hay sus escalones y jerarquías. A mí no me han impedido nada sino que me han ayudado a tener las cosas claras, no soy un entrenador de imponer, soy de hablar y debatir”, recordó Setién. En manos del Barça, que la Liga todavía tenga debate.

De la conversaci­ón con la directiva no percibí no seguir la próxima temporada. Hay mucho ruido alrededor, pero debo estar centrado en lo mío”

En cada club hay sus escalones y jerarquías. A mí no me han impedido nada sino que me han ayudado a tener las cosas claras”

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DAVID RAMOS / GETTY Pausa de hidratació­n en el Barça-atlético del pasado martes

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