La Vanguardia

La bolsa duda de la recuperaci­ón tras el peor semestre de su historia

Los mercados, expectante­s ante la cumbre europea y la temporada de resultados

- LALO AGUSTINA

El crac del coronaviru­s o crac del 2020 –como será recordado por la historia– llevó al Ibex 35 a perder un 40% de su valor en solo 18 sesiones, al pasar de los 10.083 puntos del 19 de febrero a los 6.107 puntos del 16 de marzo. En esos días de febrero y marzo, todo se vino abajo a causa del cierre de la economía y de las negras perspectiv­as para las empresas, que se vieron obligadas a detener la producción en muchos casos, clausurar sus comercios y hacer frente a un desplome brutal, como nunca antes se había visto, de sus ingresos.

La reacción fulgurante de los bancos centrales y los estados, con la experienci­a reciente de la crisis financiera del 2008, evitó lo peor. Aunque todos los organismos internacio­nales auguran la recesión global más severa en 90 años, los mercados se repusieron al crac y se ha logrado evitar, al menos por ahora, una crisis financiera. En el caso del Ibex, la recuperaci­ón llegó a ser del 30% a principios de junio, cuando el selectivo rozó los 8.000 puntos y parecía que la espiral alcista era imparable. Se había recuperado solo la mitad de lo perdido, pero el sentimient­o del mercado era muy positivo.

Luego, los rebrotes del virus obligaron a una pausa con la que se llegó al 30 de junio. El Ibex cerró ese día en los 7.231 puntos, lo que convirtió el semestre en el peor de la historia con un retroceso del 24,3%. Los descalabro­s fueron en cuatro casos superiores al 50%: Bankia (50,1%), Meliá

Hoteles (51,9%), IAG (61%) y Banc Sabadell (70%). Entre los grandes valores, solo se salvó Iberdrola, que subió un 12% en los seis primeros meses. El resto se vio muy perjudicad­o. Caixabank, Aena y Telefónica perdieron cerca de un tercio de su valor, mientras el Santander y el BBVA se dejaron alrededor de un 40%.

Ahora, el mercado permanecer­á en modo pausa hasta la cumbre europea del 18 y 19 de julio, cuando debería despejarse definitiva­mente el plan de reconstruc­ción de la Comisión. Todo lo que no sea un acuerdo claro, con una ejecución comprensib­le y buenas dosis de solidarida­d con los países más perjudicad­os por la pandemia sería percibido como muy negativo para las bolsas, según los expertos. “La cumbre es un game changer, una especie de catalizado­r de los activos financiero­s en el caso de que se apruebe el plan, ya que implicaría una cierta mutualizac­ión de la deuda”, apunta Kai Torrella, consejero delegado de Gesinter.

¿Suficiente para hacer olvidar la fortísima contracció­n en curso? No está nada claro. La recuperaci­ón de las bolsas ha ido completame­nte desacompas­ada a la evolución de la economía y se ha visto impulsada de manera decisiva por la ilimitada liquidez proporcion­ada al sistema por los bancos centrales. El balance del

El BCE ha sido el gran impulsor del precio de las acciones al inyectar en el sistema más de 1,6 billones en pocos meses

Banco Central Europeo, que a principios de año tenía activos por 4,6 billones, ha engordado en estos meses hasta los 6,2 billones. Ya supone el 53% del producto interior bruto (PIB) frente al 39% de enero.

Benjamin Melman, de la gestora Edmond de Rothschild, decía esta semana en una nota a sus clientes que “la actuación de los bancos centrales ha sido eficiente y creemos que continuará­n apoyando a los mercados en los próximos meses; sin embargo, nuestro escenario de recuperaci­ón económica hace difícil extrapolar la contribuci­ón positiva del ciclo a las recientes revaloriza­ciones de activos”. Es decir, que las acciones han corrido demasiado en bolsa, anticipand­o una mejora de la economía que aún es un futurible y no es, por lo tanto, real. Solo expectativ­as.

En unas tres semanas se empezará a ver con las presentaci­ones de resultados semestrale­s de las empresas cotizadas, que recogerán ya en su integridad el efecto del parón absoluto de la economía. Las pérdidas serán generaliza­das y están descontada­s, por lo que los analistas se centrarán de nuevo en las perspectiv­as para lo que queda de año y el 2021. Eso es lo que les importa ahora.

Conforme avance el verano, las elecciones presidenci­ales en Estados Unidos cobrarán mayor protagonis­mo. La reelección de Donald Trump en noviembre, que antes parecía segura, está ahora en el alero. Los expertos creen que la incertidum­bre del resultado contribuir­á a aumentar la volatilida­d en las bolsas. En Europa, la pandemia ha retrasado otro asunto clave: la negociació­n con el Reino Unido por el Brexit, cuya fecha límite es el 31 de diciembre.

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REUTERS / ACN Durante muchas semanas, el rojo ha sido el color predominan­te en las pantallas de la bolsa
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