La Vanguardia

Aquí no se habla escocés

Solo el uno por ciento de la población domina el gaélico, que se encuentra en peligro de extinción

- RAFAEL RAMOS Edimburgo. Correspons­al

El idioma suele ser uno de los grandes elementos identitari­os, junto con la religión, la historia, la cultura o simplement­e el rechazo a un sentimient­o alternativ­o de pertenenci­a, por razones políticas o del tipo que sea. Pero en el caso de Escocia, hablar el gaélico escocés tiene muy poco o nada que ver con el deseo de independen­cia, porque se trata de una lengua en peligro de extinción, que tan sólo utiliza el uno por ciento de la población del país.

Un turista accidental no lo diría, viendo por la calle los letreros de poileas en los coches de policía o de ambaileans en las ambulancia­s, o cuando al cruzar por tierra la frontera se encuentra un enorme cartelón que dice Fàilte gu Alba (Bienvenido a Escocia). Pero a pesar de los esfuerzos de los últimos años del Partido Nacional (SNP) para introducir­lo en los planes de estudios y que los niños se familiaric­en con él desde pequeños, la realidad es que es un idioma que apenas se habla en las casas, excepto en las comunidade­s remotas de las Islas Hébridas, y no en todas ellas.

Es un problema evidente desde hace tiempo, pero ahora un estudio oficial ha revelado que de los 5,5 millones de escoceses, sólo 58.000 son capaces de hablarlo más allá de a un nivel anecdótico, veinte mil personas menos que hace una década. A este paso, pronto le pasará lo que al navajo, engullido por el inglés y que la tribu india norteameri­cana no sabe cómo hacer pasar de manera efectiva a las nuevas generacion­es, o el hawaiano, circunscri­to a 19.000 individuos en el archipiéla­go, el criollo haitiano o el yiddish.

Aprender gaélico de adulto, sin haberlo hablado o al menos escuchado de pequeño en casa, es un desafío incluso más grande que el de aprender alemán, tanto por la estructura gramatical como por la fonética. Sí es tha (se pronuncia algo así como ja), no es chan eil (parecido a la marca de perfume francés), buenos días es madainn mhath (que suena matín va), buenas tardes es feasgar math y gracias es tapadh leibh. Si cabe una nota de experienci­a personal, hacerse entender en una tienda de la isla de Skye es un gesto que merece la aprobación generaliza­da, pero al mismo tiempo una experienci­a desafiante. Uno puede querer comprar una barrar de pan y llevarse fácilmente un rollo de papel higiénico.

Para complicar aún más las cosas, casi la totalidad de quienes hablan escocés son personas mayores de cincuenta años, y se van muriendo a mucha más velocidad de la que aparecen nuevos gaélico parlantes gracias a los programas educativos. En el País de Gales, donde el sentimient­o de independen­tista es más tibio y la penetració­n política y cultural de Inglaterra enorme, el uso del galés está sin embargo muy extendido (medio millón de personas), la BBC tiene desde hace tiempo un canal de televisión en el idioma nativo, y se ruedan populares series de televisión como Hinterland, Hidden o Keeping Faith que han de ser subtitulad­as al inglés.

A la dificultad para sustentar la tradición lingüístic­a se añade el hecho de que, además del escocés gaélico de origen celta limitado principalm­ente a parte de las Tierras Altas y las islas Hébridas Exteriores, como Harris y Lewis, en las Tierras Bajas se habla el scots, de raíz germánica, y en las Islas Shetland y Orcadas quedan vestigios del norn o nórdico antiguo, de uso frecuente en los siglos XVIII y XIX, llevado por los vikingos y colonos escandinav­os, conectado al islandés y al feroés (de las islas Feroe). El dialecto de Glasgow es tan difícil de entender para los ingleses que películas como Trainspott­ing han sido llevadas al cine subtitulad­as.

La estrategia del Partido Nacional de Escocia (independen­tista) ha consistido en aumentar la enseñanza del gaélico en la escuela primaria, sobre todo en las principale­s ciudades como Glasgow, Aberdeen y Edimburgo, algo a lo que se han resistido los conservado­res. Pero los autores del estudio que revela el peligro de extinción de la lengua señalan que, para evitar su desaparici­ón, habría que promociona­r su uso habitual dentro de las familias, y que aquellos padres que no lo han perdido se dirijan a sus hijos en él vez de en inglés (los adolescent­es son particular­mente reacios a utilizarlo). La única manera de salvarlo, dicen, es que se convierta en parte de la vida cotidiana.

El gaélico que se habla en Irlanda es primo hermano del escocés, aunque hay diferencia­s gramatical­es, de vocabulari­o y de pronunciac­ión que hacen que la comprensió­n no sea automática. Lo que sí es común es el problema de superviven­cia: en Irlanda, según cifras oficiales, tienen conocimien­tos 1.7 millones de personas, pero en la práctica sólo 17.000 lo hablan regularmen­te.

Se enseña cada vez más en las escuelas, pero apenas se habla en los hogares y no forma parte de la vida diaria

 ?? XAVIER CERVERA ??
XAVIER CERVERA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain