La Vanguardia

Johnson quiere vetar las inversione­s chinas en sectores estratégic­os clave

La República Popular tiene metido dinero en la industria nuclear y la telefonía

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Gran Bretaña ha entrado en la típica crisis existencia­l de la edad madura. Con los “hijos” ya independiz­ados (en su caso las antiguas colonias), ha roto el matrimonio de convenienc­ia que tenía desde hace casi medio siglo con la Unión Europea y en el que no le había ido nada mal, para volcar su afecto en el amante de toda la vida (Estados Unidos). Pero además últimament­e había empezado a coquetear con alguien más joven (China, una advenediza al capitalism­o), en una aventura traviesa, emocionant­e y peligrosa que le hacía sentirse sexy e interesant­e.

Washington, sin embargo, ha dado un puñetazo sobre la mesa y le ha dicho a Londres que el coqueteo con Pekín ha ido ya demasiado lejos, y que tiene que elegir, nada de comer en dos mesas. Que entiende que habrá de mantener un contacto lo más cordial posible con Europa después del divorcio, pero que la relación con China no puede ir a mayores. O ella o yo.

El Gobierno de Boris Johnson no sabe cómo salir del lío en que se encuentra metido. Desde que el ex primer ministro también conservado­r David Cameron anunció una “edad de oro” de las relaciones entre el Reino Unido y la República Popular, Pekín ha estado invirtiend­o del orden de nueve mil millones de anuales en este país, y jugando fuerte para participar en el desarrollo de infraestru­cturas y tecnología, en especial centrales nucleares y la red de telefonía móvil 5G (a través de Huawei). Los contratos están firmados y las obras han comenzado.

El embajador chino, Liu Xaoming, ha amenazado con represalia­s.

Tanto la participac­ión china del 33% en la construcci­ón de la central nuclear de Hinkley Point en Somerset como en el desarrollo de la red 5G ya provocaron suspicacia­s en su día, y un debate sobre sus implicacio­nes en materia de seguridad que quedó opacado primero por el Brexit y luego por la pandemia. Pero que ahora, con una mayoría absoluta conservado­ra y el país intentando recuperar una sombra de normalidad, ha hecho explosión. De hecho, son un grupo de halcones tories de la Cámara de los Comunes quienes están presionand­o para poner distancia con China.

El pasado enero, Boris Johnson, recién llegado al poder, dio un espaldaraz­o provisiona­l al papel de China en la telefonía móvil británica –una industria estratégic­a–, pero dijo que no se trataba de una decisión escrita con sangre y que se revisaría en su día. Ese día ha llegado ahora, y la nueva política será anunciada oficialmen­te antes de que los Comunes se vayan de vacaciones el 22 de julio. La idea es dar a Pekín un “plazo razonable” para que abandone el proyecto, que sería dentro de dos años (2023).

Pero así como en la telefonía británica China está empezando a meter la cabeza, en el tema nuclear la tiene metida hasta el cuello por deseo de Theresa May, la predecesor­a de Johnson, y CGN, una compañía estatal, ha invertido 4.500 millones de euros en la construcci­ón de un reactor en Somerset, y tiene solicitado el permiso para fabricar otro de diseño propio en la central de Bradwell (Essex). Aparte de eso, otra empresa se halla involucrad­a en proyectos de plataforma­s petroleras en el mar del Norte, y es copropieta­ria de una planta eléctrica.

El recorte de libertades en Hong Kong ha contribuid­o a exponer los potenciale­s peligros de la inversión china. “No se trata de un país tolerante con una democracia y una justicia claramente establecid­as, y no podemos permitirle acceso a infraestru­cturas críticas en materia de seguridad nacional”, ha dicho el exlíder tory Iain Duncan Smith. Washington, que mantiene su propia guerra comercial con Pekín, exige tolerancia cero. O ella o yo.

Estados Unidos y los halcones conservado­res advierten de los peligros en materia de seguridad nacional

 ?? WPA POOL / GETTY ?? Ejecutivos de EDF y miembros de los gobiernos británico y chino en septiembre del 2016, cuando pactaron la inversión de Hinkley Point
WPA POOL / GETTY Ejecutivos de EDF y miembros de los gobiernos británico y chino en septiembre del 2016, cuando pactaron la inversión de Hinkley Point

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain