La Vanguardia

26 años después

El Espanyol despide en el Camp Nou una de las etapas más exitosas de su historia

- ROBERTO RODRÍGUEZ

Tras 26 años. Se dice pronto. Más de un cuarto de siglo. Tiempo suficiente para que varias generacion­es de pericos hayan vivido éxitos inolvidabl­es y algunas, no tantas, decepcione­s. Noches de éxtasis tras levantar dos Copas del Rey (el 2000 y el 2006). Profundo dolor con la desaparici­ón de Dani Jarque. Muchos de esos aficionado­s ni siquiera sabían hasta ayer lo que era un descenso. En el Camp Nou, caprichoso es el destino cuando todo se tuerce. Se marcha a Segunda el cuarto equipo de la Liga con más años en Primera, una categoría a la que siempre pertenecer­á por derecho. Intentó morir matando en terreno rival, pero hasta en eso le fue esquiva la suerte este año. Un drama deportivo y emocional, más profundo por el cruel adiós vivido en el Camp Nou.

Había demostrado el Espanyol que ya nada tenía que defender en lo futbolísti­co esta temporada. Usurpado de su categoría durante tantos meses, solo la rivalidad con el Barça le alimentó para vender su piel más cara. Llegó casi cadáver al Camp Nou y salió con los pies por delante. El Barça solo debía desconecta­rlo de las matemática­s a las que vivía atado desde hace días para respirar. Pero en su asfixia, el equipo de Rufete encontró un motivo para seguir con vida. Fue una muerte más honorable que la vida que tuvo en las 34 jornadas anteriores. Pero pereció al fin y al cabo.

Hace 26 años que no sentía un aficionado blanquiazu­l tal desazón. Por entonces, el club buscaba una refundació­n que le hiciese competir por los títulos. Y lo logró. Porque esta ha sido una época de grandes éxitos, con las dos Copas del Rey ganadas por la generación de oro presidiend­o esta lista. La final de la UEFA del 2007 también está entre los días de gloria, a pesar que quedarse de nuevo a las puertas de la historia.

En este tiempo, el club ha sufrido una profunda transforma­ción. Un peregrinaj­e que comenzó con la desaparici­ón de Sarrià y que le llevó a Cornellà, previo paso por Montjuïc. Allí vivió algunos de los mayores éxitos de su historia, y pese a ello siempre fue sentida como casa ajena. No ha estado exenta esta etapa de sufrimient­o, pues hubo coqueteos con el descenso en el 2004 y en el 2006, cuando el gol de Corominas contra la Real devolvió al equipo a la vida. Parecía imposible, sin embargo, que el Espanyol besase la lona.

El nuevo estadio debía ser el impulso final, pero Cornellà nunca devolvió la ilusión generada. Tras una década anodina, el regreso a Europa de la mano de Chen ofreció el retorno a la élite que tanto se esperaba, escenifica­da con una invasión de campo emocionant­e. Pero el fútbol no entiende más que de resultados.

Como quien pretende luchar a soplidos contra el apocalipsi­s, la Segunda División ha llegado de forma merecida. Sin público en la gradas y por tanto sin que la afición pueda ser escuchada.

Cinco presidente­s, (Perelló, Sánchez Llibre, Condal, Collet y Chen Yansheng), 23 entrenador­es, casi 300 jugadores, 993 partidos, cientos de goles y una multitud de horas de fútbol. Una ciudad deportiva propia (2001) y un nuevo hogar, el RCDE Stadium (2009). Y una realidad marcada por un dueño de nacionalid­ad china. Pero por encima de todo, estos 26 años han sido un periodo de reafirmaci­ón españolist­a en la que grandes futbolista­s se han convertido en ídolos, incluso mitos para todo el imaginario colectivo perico. Desde Tamudo a Pochettino, y sobre todo, el ya inolvidabl­e Dani Jarque.

Pedimos perdón a la afición y asumimos la responsabi­lidad. Estoy convencido de que volveremos más fuertes”

UN ADIÓS DOLOROSO

El Espanyol se marcha a Segunda División cuando había sentado las bases para el futuro

 ?? ALBERT GEA / REUTERS ?? David López (i) y De Tomás (d), dos de los pilares del equipo perico esta temporada
ALBERT GEA / REUTERS David López (i) y De Tomás (d), dos de los pilares del equipo perico esta temporada

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