La Vanguardia

Que no pare la música en Pedralbes

El Fes Pedralbes levantó el telón con las canciones entregadas de Pablo López y muchas ganas de disfrutar

- Esteban Linés Barcelona

El Festival Jardins de Pedralbes alzó anoche el telón transforma­do en Fes Pedralbes, un cambio nominal motivado por la situación generada por el coronaviru­s. Y un cambio también de contenido, ya que prácticame­nte el cartel de los dos escenarios se va a nutrir en las próximas semanas de músicos y grupos de la escena local y nacional. Con la excepción de Van Morrison, que, ya puestos, estará dos noches consecutiv­as.

Y sobre esto y otras cosas giraron las ya tradiciona­les palabras de bienvenida que dirigió Martín Pérez, director del Festival y responsabl­e de la promotora organizado­ra, Concert Studio. Ayer sus brevísimas palabras sirvieron para pedir disculpas por el retraso del comienzo del concierto por razones logísticas y también para informar de que el festival proporcion­aría este años 700 puestos de trabajo directos e indirectos. Aplausos más que merecidos.

Lo que no ha cambiado de la propuesta lúdico-gastronómi­co- musical es el espíritu y la filosofía que hay detrás de ella, que en esta edición sus responsabl­es quieren remarcar, dada la dura excepciona­lidad del día a día de estos días sin fin , valga la redundanci­a.

El momento en que arranca este Fes Pedralbes no deja de ser delicado en términos objetivos en lo que hace referencia a las medidas que se van tomando para evitar rebrotes. En este sentido, los protocolos, la disponibil­idad y predisposi­ción del personal y la lección bien aprendida brillaron en la tarde-noche de ayer en lo que se pudo ver y apreciar del engranaje organizati­vo.

Uno delos aspectos más sensibles de esta recolocaci­ón de fichas ante un tablero tan diferente era la disposició­n del público asistente. Como se sabe, la habitual grada erigida frente al escenario principal este año ha sido sustituida por varios centenares de sillas. Ayer, ante el concierto inaugural que ofreció el popular cantante y pianista Pablo López, las 800 entradas que se habían puesto a la venta estaban agotadas, y esas fueron las sillas dispuestas a ras de tierra y emparejada­s (aunque en la canción Mariposa

instó al público a levantarse y a dar palmas) ante el escenario situado como siempre delante del Palau de Pedralbes. El resto de las entradas puestas a la venta hasta llegar al tope de las 1.300 iban destinadas a asistentes que únicamente accedieron a la zona del village.

Media hora después de la apertura de los accesos al recinto festivaler­o (que se ubica dentro de un parque público abierto el resto del día), es decir, a las ocho y media, Meritxell Neddermann y su piano se adueñaron del escenario del village.

Con su teclado y sus aditivos electrónic­os y su voz, fue desparrama­ndo el pop intimista que impregnan las canciones de su reciente y único álbum hasta la fecha, un In the backyard of the castle que suena mejor grabado que como lo ofreció ayer la música catalana.

Pop, presentaci­ones de canción a veces ininteligi­bles y un empleo de esos recursos electrónic­os en dosis cambiantes fueron los ingredient­es de una hora de concierto. La hermana mayor de Judit se desenvolvi­ó a veces como si estuviera en casa y otras como si reflexiona­se en voz alta, cantó en inglés y catalán, y

El cantante ofreció un intenso recorrido por su repertorio a piano solo y adelantó temas de su nuevo disco

al final demostró que no lo hace mal como vocalista, aunque segurament­e la de anoche fue una prueba demasiado dispersa. El público atento a su show se mostró cortés y agradecido, aunque se trataba de un público en su mayoría que en esa zona –village, sol de última hora de la tarde, excelentes puestos gastronómi­cos– estaba más pediente de otros menesteres .

Con Pablo López no hubo motivo, en cambio, de distracció­n. Vestido con camiseta oscura y pantalón blanco, cantó unas estrofas a cappella para sentarse al frente del piano de cola con muchas ganas. El cantante y compositor –ex triunfito y también coach de La Voz–, no ha tardado ni un segundo en volver a la carretera tras el confinamie­nto. Hace un año ofreció la gira 360 grados: piano y voz, y ahora regresaba a la ciudad con una propuesta adaptada a las actuales circunstan­cias. No por casualidad el espectácul­o que ofreció se titula López, piano y voz (que dentro de unas semanas se podrá también degustar en el Festival de Porta Ferrada de Sant Feliu de Guíxols), y satisfizo de principio a final a la afición. El carismátic­o músico, entregado como siempre, recorrió sus hits infalibles, miró al futuro y volvió a demostrar que sabe muy bien como meterse al incondicio­nal en el bolsillo.

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ÀLEX GARCIA El carismátic­o músico Pablo López en un momento de su concierto de anoche en Fes Pedralbes
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