“A mi generación le unirá la precariedad”
Dara Scully es un nombre ficticio que con el paso de los años se convirtió en real. Scully le pertenece en realidad a la agente Scully de Expediente X, de la que esta escritora y fotógrafa de treinta años es fan desde los catorce, “cuando decidí tomarlo prestado”. De Animal de nieve (Caballo de Troya), la novela que acaba de publicar, emana una atmósfera inquietante. En el universo férreo de un internado femenino aparece un profesor de música que lo distorsiona todo.
“Frédéric es un hombre que ha renunciado a la vida. Arrastra el peso brutal de su memoria, de una pérdida de niño. A las alumnas les fascina –puntualiza la autora– no porque sea un hombre sino porque es alguien que ha experimentado la vida, y ellas están hambrientas de esa vida que hasta ahora se les ha negado”. Solo una alumna, Angélica, reconocerá esa herida.
Por otro lado, Miss Bell, la directora, a pesar de las apariencias, quiere que sus alumnas “tengan herramientas para vivir sin depender de ningún hombre. Que sean libres, elijan su futuro y su género no determine su lugar en el mundo”.
“Soy feminista, y no concibo no serlo en esta época –añade–. Creo en un feminismo trasversal, que pone su foco en las diferentes opresiones que sufrimos las mujeres, ya seamos cis, trans, racializadas, pobres... No creo en un feminismo liberal que solo se preocupa de empoderar a la mujer cis, blanca y de clase media-alta”.
Es la segunda novela de alguien que siempre quiso ser escritora. “Lo que la mayoría de nosotros tendremos en común en los próximos años es un futuro precario”, admite. “Para mí, la escritura ha sido algo así como una apropiación de la vida de otros, de sus emociones, sus vértigos, las heridas que les persiguen. Escribo para vivir todas esas vidas que están fuera de la mía y, a la vez, dentro”.
Hace tiempo que su escritura y su fotografía se retroalimentan aunque disiente de que una imagen vale más que mil palabras. “Siempre he pensado que es una frase engañosa. La fotografía puede ser muy manipuladora, y muchas veces son las palabras las que la ponen en su lugar.”
A Scully, escritora de atmósferas, de silencios, de aquello que no se ve, mujer que ha logrado que algunos comparen su estilo al de Duras o Herta Müller, le atrae “lo sutil, lo subterráneo y que la escritura huya de lo explícito”.
Hay cierta estética de novela british o victoriana. Alguien le dijo hace poco que era una novela gótica “y yo pensé que en cierto modo sí, o que podía ser una obra victoriana. En mi escritura y en mi fotografía hay una influencia muy potente de la época victoriana. Me fascina, no solo a nivel estético, sino por los contrastes que generaron en la época, la represión de las emociones y el puritanismo sexual frente a la exaltación casi morbosa que sentían hacia la muerte y el más allá”.