La Vanguardia

Xavi sigue siendo Pelopo

Iker Casillas-xavi Hernández || De Nigeria a Sudáfrica. El Santo fue decisivo con sus paradas, y el de Terrassa, el mejor de la Euro 2008, dirigió el tiqui-taca de la selección con Iniesta

- Cristina Cubero

Sólo guardo una camiseta. Sólo una. Enmarcada, firmada por todos y cada uno de aquellos campeones del mundo. El selecciona­dor le puso nombre a ese grupo firmando el primero: La quinta del Pelopo. Él fue el primero que adivinó que Xavi Hernández, Pelopo, sería el futbolista que cambiaría la historia del fútbol español porque además tenía un santo a su lado capaz de bromearle hasta dentro de una piscina. El selecciona­dor era Iñaki Sáez; la piscina, la del embajador de España en Nigeria, que puso a disposició­n de aquella selección sub-20 su casa en Lagos para que celebrasen el título; el tipo con estrella era Iker Casillas, el portero que había ilusionado a España en la tanda de penaltis parando el disparo de George Blay (8-7).

Xavi parecía el abuelo futbolísti­co de aquel equipo que el 24 de abril de 1999 conquistó el Mundial de la categoría derrotando en la final a Japón (4-0). Iker se pasaba el diciéndole “Pelopo, máquina, pareces patrasik, pasa un balón hacia delante en vez de girarte y caracolear tanto, anda”.

Y Xavi reía. Casi mejor no les explico de dónde viene eso de Pelopo que aún perdura, pregunten a Miguel Ángel, jugador de la cantera del Barça... Bueno, Pelopo hace referencia al pelo de determinad­a parte del cuerpo... Y para Xavi todo era un Pelopo, desde el lagarto que nos encontrába­mos en la habitación, hasta el botellín de agua que los niños en Kaduna corrían a recoger para venderlo, a los mosquitos, o esa especie de pollo que comían cada día a 40 grados.

Xavi se reía con Iker, “parece una mofeta”. Estar con ellos era como vivir un campamento de verano hasta que el balón se ponía en juego. Entonces, Xavi milimetrab­a el césped y los tiempos de juego, mimaba al balón y hacía que todos, absolutame­nte todos, parecieran mucho mejores futbolista­s. En La

gos el Balón de Oro del Mundial sub-20 se lo dieron a Seydou Keita por premiar a un africano, pero ahí todos, absolutame­nte todos, supimos que la quinta del Pelopo cambiaría la historia de nuestro fútbol.

16 de junio del 2010. Zona mixta del estadio Moses Mabhida de Durban. Iker Casillas nota el desanimo entre los enviados especiales de la prensa española, algunos ya dispuestos a desacredit­ar el modelo de la selección de Vicente del Bosque por un fatídico e injusto 0-1 ante Suiza. “Hemos venido aquí para ser campeones del mundo, ¿verdad? Lo hablo con el Pelopo, otra vez serás campeón del mundo”. Once años habían pasado de aquel Mundial y ahí estaba, igual que siempre, con la misma seguridad. Iker estaba blindado en lo futbolísti­co porque sabía que España tenía una selección preparada para someter con su fútbol, con el tiqui-taca, pero no estaba tan preparado para aguantar la presión derivada de su relación con la periodista de Tele 5 Sara Carbonero. Ella estaba allí, trabajando en la cobertura de la selección, sufriendo porque la culparon de distraer al Santo, de quitarle parte de su protección sobrenatur­al. Vicente del Bosque, marqués por título y maestro por conocimien­to, lidiaba con la situación poniendo ternura a cada una de sus conversaci­ones con Iker o con Sara.

Casillas no estaba solo. De esa generación que ganó en Nigeria sólo estaban él, Xavi y Marchena, pero había emergido un líder capaz de liarse a cabezazos con el que intentara apartarles del camino hacia el título que no era otro que Carles Puyol. Racial, impulsivo, tenaz, amigo, líder hasta en la siesta, entregado al escudo y a la camiseta y jurándose que ganarían ese título porque él no volvería a llorar como en Sydney 2000. Sí, la final olímpica de fútbol la perdió España ante la Camerún de Samu Eto’o porque algunos futbolista­s pensaron que se podía ganar sin concentrac­ión, esfuerzo y profesiona­lidad. Puyi tendría que haberles agarrado de la camiseta antes de la final... pero no lo hizo. Esta vez nada ni nadie les apartaría del camino.

El Pelopo había sido mejor futbolista en la Euro 2008 y nadie discutía que era el cerebro de la selección. Pero Busquets, ay Busquets, el capricho de Vicente del Bosque, sí parecía vulnerable hasta que el técnico se puso serio. “Si me reencarnas­e en un futbolista querría ser Busquets”. Y esa frase fue celebrada en el vestuario por Iker, Xavi y Puyol, los que siempre aparcaron rivalidade­s de equipo por un objetivo aún mayor: la selección.

El Pelopo acaba de renovar contrato con el Al Sadd hasta el 2021. Iker Casillas piensa que la RFEF necesita un cambio y no será ahora, pero llegará ese día en el que nadie que formó parte de la aventura de ser campeón del mundo se quede fuera de la foto. El sueño empezó en Nigeria: la quinta del Pelopo tenía un Santo.

Todo empezó con el título de campeones del mundo sub-20 en Nigeria en 1999

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 ?? MD ?? Xavi y Casillas fueron fomentando su amistad por encima de la eterna rivalidad entre el Barcelona y el Real Madrid
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MD Los jugadores de la selección española celebran alborozado­s su victoria en el Mundial tras batir al conjunto holandés en Johannesbu­rgo
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MD Una pareja de jugadores históricos: Carles Puyol y Xavi Hernández tras recibir la medalla que les acredita como campeones del mundo
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GETTY IMAGES EUROPE

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