La Vanguardia

El sur protector

Los países europeos del Mediterrán­eo protegen a los del norte en un vecindario muy complejo

- XAVIER MAS DE XAXÀS

El pasado 10 de junio un buque de guerra turco escoltaba a un mercante con bandera de Tanzania que navegaba por el Mediterrán­eo rumbo a Libia. La OTAN sabía que llevaba armas para las milicias proturcas que defienden al Gobierno de Trípoli. Sobre Libia pesa un embargo de armas desde el pasado enero. El país está roto. Arrastra una guerra civil desde hace nueve años. La fragata francesa Le Courbet propuso intercepta­r el buque tanzano pero la armada turca se lo impidió con una maniobra intimidato­ria. Francia presentó una queja a la OTAN, que se puso de perfil, como si nada hubiera pasado.

Este incidente demuestra que la UE tiene serias dificultad­es para controlar la seguridad en el Mediterrán­eo, un entorno violento y muy complejo del que se ocupan, por encima de todo, los países europeos del sur liderados por Francia .

Thierry Breton, comisario del mercado interior europeo y antiguo ministro de Economía de Francia, calcula que los siete países mediterrán­eos de la UE se han gastado unos 2.000 millones de euros, el doble que los países del norte, en la protección del Mediterrán­eo. “Esto también es solidarida­d europea”, ha declarado.

Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Chipre y Malta trabajan por una seguridad que el norte no siempre entiende. Está mucho más preocupado por el flanco oriental, la frontera rusa, que por el Mediterrán­eo y su peso es decisivo en la UE. De otra manera es difícil entender que Frontex, la agencia europea de fronteras y guardacost­as, creada en octubre del 2016, tenga su sede en Varsovia y que el acto inaugural se celebrara en la frontera entre Bulgaria y Turquía.

Veinticinc­o años después del proceso Barcelona que abrió una puerta a la esperanza en el Mediterrán­eo, los ciudadanos de los países del sur de Europa piden fronteras más seguras que les protejan de la inmigració­n, el terrorismo y la pandemia, como indica la última encuesta del Centro Europeo de Relaciones Exteriores. Los países del norte también quieren fronteras más seguras pero no solo en el Mediterrán­eo, sino especialme­nte con Rusia, y es allí donde se concentran los esfuerzos. La OTAN despliega sus unidades de intervenci­ón rápida en Polonia y las repúblicas bálticas, pero no puede hacer nada para imponer el bloqueo de armas a Libia o para dirimir conflictos entre aliados tan relevantes como Francia y Turquía.

El pasado 4 de mayo la UE puso en marcha la misión Irini para impedir la llegada de armas a las milicias libias. Buques de las armadas de Francia, Grecia, Italia y Malta, con apoyo aéreo de Alemania, Polonia y Luxemburgo, vigilan las rutas del contraband­o de armas. Malta, sin embargo, se retiró poco después con el argumento de la falta de solidarida­d de los países del norte europeo con los migrantes que salen de Libia. Ahora ha sido Francia la que se ha retirado de Sea Guardian, la misión de la OTAN para impedir este mismo contraband­o.

Turquía controlar el flujo migratorio hacia la UE desde Anatolia y Libia. Utiliza a los refugiados para presionar a Bruselas. La situación es tan insostenib­le que Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, no cree que haya otro problema más grave y más urgente encima de su mesa. Especialme­nte, también, por la tensión entorno a las costas chipriotas, donde Turquía aspira a controlar los yacimiento­s de gas.

El sur de Europa gasta 2.000 millones de euros, el doble que el norte, en defender el Mediterrán­eo

Francia, Grecia y Chipre forman una alianza antiturca y abren un nuevo frente geopolític­o

Un nuevo frente geopolític­o se abre, por tanto, en el Mediterrán­eo oriental. Francia, Grecia y Chipre forman una alianza para frenar las aspiracion­es turcas. Pero lo hacen sin el pleno respaldo de una UE. La mayoría de países del norte, como ha comprobado el propio Borrell, no ven una verdadera amenaza en esta periferia meridional, aunque la crisis migratoria del 2015 fue una consecuenc­ia directa de los conflictos que estallan más allá de su zona de confort.

En el Mediterrán­eo oriental y en el estrecho de Sicilia, que separa Italia de Libia, siguen creciendo amenazas para una Europa que no sabe cómo resolverla­s.

 ?? MARIO GOLDMAN / AFP ?? Un Rafale despega en febrero de la cubierta del portaavion­es francés Charles de Gaulle, cerca de las costas chipriotas, ahora foco de un pulso con Turquía por el gas
MARIO GOLDMAN / AFP Un Rafale despega en febrero de la cubierta del portaavion­es francés Charles de Gaulle, cerca de las costas chipriotas, ahora foco de un pulso con Turquía por el gas

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